• Dos profesores del CEU han participado en un debate organizado por Encuentro Castellón en colaboración con la Fundación Ángel Herrera Oria y celebrado en el Real Casino Antiguo
  • Tras el evento, se ha inaugurado la exposición «¿Hay alguien que escuche mi grito? Job y la pregunta sobre el sufrimiento inocente», que ha sido visitada por más de 200 personas

Los profesores de la Universidad CEU Cardenal Herrera Jaime Vilarroig y Gonzalo Haro han participado en el coloquio «¿Hay alguien que escuche mi grito? Job y la pregunta sobre el sufrimiento inocente», organizada por Encuentro Castellón en colaboración con la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria en el Real Casino Antiguo de Castellón. Completaba la mesa de diálogo el sacerdote Ignacio Carbajosa, comisario de la exposición y Catedrático de Antiguo Testamento en la Universidad de San Dámaso. Tras este debate, se ha inaugurado la exposición del mismo título.

Durante el encuentro, los expertos han planteado numerosas cuestiones sobre el sentido del sufrimiento, el papel de la medicina y los medicamentos, la percepción del dolor por parte del cerebro, cómo consolar al que sufre, o la necesidad de permitir a las personas que sufren puedan plantearse preguntas religiosas más allá de la psicología.

El coloquio ha girado en torno a la necesidad racional del hombre de entender el significado de la realidad y el sufrimiento presente en ella. Jaime Vilarroig ha apuntado que “el dolor lo experimentamos como algo que no debería ser”. Gonzalo Haro ha añadido que, aunque se puede tratar de paliar el dolor físico, “el alivio del dolor no responde a la exigencia de significado”. Por su parte, Ignacio Carbajosa ha explicado que la rebeldía ante el dolor nace de la incoherencia ante la percepción de nuestra cultura de que “la realidad es positiva porque es voluntad de Dios”.

La exposición, que contemplaba distintas posturas en la dialéctica entre el sufrimiento y la existencia de Dios, profundizaba en la figura bíblica de Job e incluía paneles de acontecimientos trágicos, como el terremoto de Lisboa del siglo XVIII o el campo de concentración de Auschwitz, para concluir que, a pesar de todo, el sufrimiento no tiene la última palabra ni elimina las otras experiencias que hacen que la vida merezca la pena.

La actividad ha sido un éxito: el aforo del salón de actos del Casino se ha completado y, durante el fin de semana, cerca de 200 personas han visitado la exposición.

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