‘El sol tiene muchos efectos beneficiosos, como el incremento de la síntesis de vitamina D o la mejora del estado anímico, pero la exposición excesiva puede ser perjudicial’

Encarna Castillo García. Licenciada en Farmacia y Dra. en Ciencias Químicas. Profesora del Grado en Medicina de la CEU UCH en Castellón

Y es que la radiación UVB puede producir quemaduras solares; y los rayos UVA, fotoenvejecimiento prematuro. Los fotoprotectores permiten exponerse al sol más tiempo sin sufrir estos efectos perjudiciales.  

El método más extendido para medir la eficacia de un fotoprotector es el Factor de Protección Solar (SPF), que indica el tiempo que podemos permanecer al sol sin quemarnos. Si la piel tiene un margen de 20 minutos sin protección y a partir de aquí empieza a quemarse, un SPF 50 le protegerá 50 veces más (50 x 20= 1000 minutos, unas 16 horas), pero siempre que se aplique 20 minutos antes de exponerse al sol, se reaplique cada 2 horas y después de cada baño y en cada aplicación se extienda 2 mg de producto por cm2 de piel (una cucharada grande de producto para todo el cuerpo para una complexión media). 

En la Unión Europea la evaluación del SPF se realiza mediante el método COLIPA, que determina cómo deben etiquetarse los fotoprotectores según el SPF y las categorías que se recomiendan: 6-8-10 (baja), 15-20-25 (media), 30-50 (alta), 50+ (muy alta). 

La protección SPF50+ incluye a los que aportan una amplia cobertura por encima de 50. La mayoría de laboratorios siguen esta nomenclatura, pero otros no, por lo que hay fabricantes que incluyen números más altos que el 50 y hay cremas que incluso llegan al 136, que se indica en el envase como 100+.  

Además, debemos diferenciar entre fotoprotectores Waterresistant: mantienen el factor de protección en la piel tras dos inmersiones de 20 minutos y Waterproof: mantienen el factor de protección en la piel tras dos inmersiones de 40 minutos. 

Según el fototipo

La elección de un fotoprotector va a depender de la edad y del fototipo de la piel. La infancia es, sin lugar a dudas, la etapa en la que la piel es más vulnerable a los rayos del sol.  

El fototipo indica la sensibilidad de la piel a la radiación ultravioleta. Para saber cuál es, basta con rellenar el cuestionario de la figura y sumar los puntos obtenidos. Cuanto menor sea nuestro fototipo, más importante es la fotoprotección.  

Se ha comprobado que más del 90% de los cánceres de piel se producen en los fototipos I y II, pero las personas de piel oscura también son sensibles a los efectos nocivos de la radiación, especialmente los que afectan a los ojos y al sistema inmunológico.

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