Rubén Galiano, Ana Belén Riera e Inés González, profesores de Enfermería del CEU en Elche, diseñan una llave que evita infecciones en las manipulaciones intravenosas
Son profesionales de la Enfermería con más de 20 años de experiencia, tanto en hospitales y centros de Salud como en diferentes servicios sanitarios, desde Urgencias a Medicina Interna, quirófano o el SAMU. A partir de los casos a los que se han enfrentado en su día a día han detectado una deficiencia en el actual sistema a la hora de administrar y controlar distintos fluidos intravenosos. Por ello han diseñado la llave de tres pasos con bioconectores integrados, un mecanismo que reduce la manipulación por los sanitarios, al tiempo que disminuyen los riesgos de infección en los pacientes. Un prototipo que se encuentra en proceso de elaboración y que ya han patentado.
¿Por qué os habéis decidido a diseñar y patentar este sistema?
En nuestra práctica clínica habitual observamos multitud de dispositivos, Vamos comparando en la práctica diaria cuáles son los que mejor funcionan, los más cómodos, los más prácticos, los que generan menos infecciones… Por otra parte, al compartir experiencias con compañeros que trabajan en lugares diferentes, observamos y llegamos a conclusiones que pueden mejorar nuestra experiencia diaria en base a experiencias vividas por los demás. De esta manera, mejoramos la calidad asistencial a nivel micro.
¿Hasta qué punto ha pesado vuestra experiencia profesional en esta decisión?
Al poder comparar y tener experiencia en el ámbito clínico y en la investigación, podemos realizar comparativas y exponer de manera fidedigna qué mecanismos pueden mejorar nuestro día a día, y, sobre todo, la calidad asistencial.
Un sistema novedoso y pionero
¿Por qué no se ha inventado antes?
Esa duda siempre existe, ¿realmente hemos sido nosotros a los únicos que se les ha ocurrido esto? Pero, sí hemos sido los únicos que lo hemos patentado.
¿Qué hace diferente realmente este dispositivo frente a los actuales?
Actualmente existe la llave de tres pasos tradicional, que todos tenemos en mente, seamos sanitarios o no, cuando nos han cogido una vía por algún proceso patológico. Esta llave tiene 2 orificios a los que se conecta la infusión de medicación o jeringuilla. En el diseño patentado, estos orificios estarían cubiertos por una membrana antirreflujo.
¿Quién recomienda, y por qué, que se debe usar tapones antirreflujo o los también llamados, bioconectores?
Sociedades científicas actualmente recomiendan el uso de bioconectores. Dado que existe una barrera para impedir la entrada de microrganismos. Si esto no existe el orificio puede quedar abierto y en consecuencia ocurrir la contaminación. De esta superficie ser arrastrado por algún fármaco que conectamos al torrente sanguíneo.
Reducción de infecciones
¿Qué tipo de infecciones se adquieren con el sistema actual?
La manipulación que se produce al tener que insertar los tapones en la llave de tres pasos, puede llevar inevitablemente a la contaminación de la superficie interna que es la que necesariamente tiene que mantener la esterilidad.
¿Qué consecuencias tienen estas infecciones en un paciente ingresado?
Las infecciones pueden empeorar el estado basal del paciente, o generar una nueva infección que puede poner en riesgo, en última instancia, la vida del paciente. Lo más común en relación con el catéter periférico es la flebitis que es una inflamación de la vena, bien por un exceso de fármacos, bien por una infección. Los agentes que generan las infecciones más frecuentes son Staphylococcus coagulasa-negativo y Staphylococcus aureus.
¿Qué ocurre cuando quedan restos de sangre en los dispositivos actuales?
En los dispositivos actuales, al ser el tapón bioconector una pieza enroscada, esto hace que inevitablemente entre restos de medicación o hemáticos en la conexión. Este hecho en nuestra “Biollave” no puede ocurrir ya que estarían totalmente integrados como una sola pieza.