¿Y si en vez de tenerles miedo, las presentáramos como una gran aventura? Los niños, con su curiosidad insaciable, están hechos para explorar, y esta disciplina puede ser su mejor aliada si se les muestra de la manera correcta. Así lo asegura Margarita Fernández Romero, profesora de Matemáticas en los Grados de Educación de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón.

Cada 14 de marzo celebramos el Día Internacional de las Matemáticas, y no es coincidencia que comparta fecha con el número Pi (3,14…). Este número no solo es una joya matemática, sino también una excusa perfecta para recordar que las matemáticas están por todas partes, aunque a veces no seamos conscientes de ello.
Para algunos, hablar de matemáticas es revivir esos interminables ejercicios del colegio que parecían diseñados para poner a prueba nuestra paciencia. Pero la realidad es que las matemáticas son como ese amigo fiel que siempre está presente, aunque en ocasiones no le prestemos la atención que merece. Desde el momento en que suena la alarma para despertarnos, hasta cuando dividimos la cuenta en un restaurante, pasando por los algoritmos que deciden qué memes aparecerán en nuestras redes sociales, las matemáticas están ahí, trabajando en la sombra.

‘Si enseñamos matemáticas como un juego lleno de retos y descubrimientos en lugar de una serie de reglas rígidas, los niños aprenderán no solo a manejarlas, sino a disfrutarlas’
De hecho, sin ellas, el mundo moderno sería un caos total. Sin matemáticas, no tendríamos aviones en el cielo, nuestros móviles serían inútiles y los supermercados estarían desordenados como la habitación de un adolescente. Y sin embargo, a menudo tratamos a las matemáticas como el primo “serio, aburrido y difícil” de la familia del conocimiento.
Aliadas de los niños
Pero ¿y si en vez de verlas como un temido monstruo de tres cabezas, las presentáramos como una gran aventura? Los niños, con su curiosidad insaciable, están hechos para explorar, y las matemáticas pueden ser su mejor aliada si se les muestran de la manera correcta. ¿Construir con bloques de Lego? Eso es geometría y resolución de problemas. ¿Medir los ingredientes para hacer un pastel? ¡Fracciones en acción! Incluso los videojuegos están llenos de matemáticas disfrazadas de diversión. ¿Y cuando intentan ganar en un juego de mesa contando los movimientos óptimos? Eso es estrategia matemática sin que se den cuenta. Hasta elegir la mejor fila en la caja del supermercado es un problema de probabilidad que todos resolvemos a diario, o al menos lo intentamos.

Si enseñamos matemáticas como un juego lleno de retos y descubrimientos en lugar de una serie de reglas rígidas, los niños aprenderán no solo a manejarlas, sino a disfrutarlas. Porque, más allá de los números, las matemáticas desarrollan el pensamiento lógico, la creatividad y la perseverancia. ¿Y qué mejor lección de vida que saber que hay múltiples formas de resolver un problema?
El Día Internacional de las Matemáticas es una oportunidad para cambiar la narrativa. En lugar de hablar de “ser buenos o malos” en matemáticas, podemos enfocarnos en descubrirlas, experimentarlas y disfrutarlas. Si logramos que dejen de verse como la materia difícil y pasen a ser una herramienta poderosa, estaremos dando a los niños un regalo que los acompañará para siempre.
Porque las matemáticas no solo están en las ecuaciones. Están en la música, el arte, la naturaleza y en cada rincón de nuestro mundo. Y entenderlas no solo es útil; es una forma de ver la belleza en todo lo que nos rodea.