David Grau, profesor de la CEU UCH, analiza en su tesis doctoral la toma de decisiones empresariales y sus consecuencias

La financiación empresarial y cómo responde el mercado a la forma en que obtienen sus recursos económicos es el objeto de la investigación realizada por el profesor de la Universidad CEU UCH, David Grau. En su tesis doctoral, ha analizado la política de financiación tanto de aquellas que pertenece a un grupo empresarial y usan los recursos de éste, como de las empresas que optan por una línea más conservadora, caracterizada por un nulo o muy bajo nivel de endeudamiento. A partir de este comportamiento, el trabajo ha estudiado cómo incide la aversión al riesgo a la toma de decisiones sobre financiación de las empresas, tanto desde el punto de vista micro como macroeconómico.

La tesis, dirigida por el catedrático de Economía Gonzalo Rubio y el también profesor y experto en finanzas Francisco Sogorb, se ha centrado en comprender cómo se toman las decisiones en las empresas españolas y analizar las consecuencias o la respuesta que da el mercado a determinadas decisiones empresariales o ciertas políticas de financiación.

“La obtención de los recursos por parte de las empresas es uno de los grandes misterios de las finanzas corporativas. La cuestión sobre cuál es la estructura de capital optima de las empresas, no deja de ser un debate que parece tener una duración indefinida. Son muchas las diferentes teorías y enfoques para intentar ofrecer algo de luz sobre la existencia de un patrón determinado en la toma de sus decisiones de financiación por parte de las personas responsables de ello. Esta tarea no resulta nada fácil y consecuencia de ello, dar una única respuesta estaría posiblemente acompañado de cierta controversia”, advierte Grau.

Principales resultados

A partir de una triple investigación, los resultados muestran la existencia de una relación negativa entre la financiación intragrupo y diferentes variables de estructura de capital de las empresas españolas como son la rentabilidad, la edad y el crecimiento. “Por el contrario, cuando hablamos de la relación existente con las variables como el tamaño e inmovilizado material, se observa una relación positiva, indicándonos que las empresas que recurren a este tipo de financiación suelen ser más grandes y suelen tener una mayor proporción de activos materiales”, señala Grau. Y recalca: “A su vez, para aquellos que tienen la posibilidad de hacerlo, la opción de la financiación intragrupo está ganando terreno a la financiación externa, así como la existencia de cierta jerarquía de preferencias en la toma de decisiones sobre estructura de capital”.

Por lo que respecta a las políticas de financiación más conservadoras, los resultados de la investigación “sugieren que el hecho de ser una empresa con una política financiera conservadora no es garantía, per se, de obtener un mayor rendimiento en el mercado. Es decir, el mercado no refleja que los inversores están dispuestos a pagar un mayor precio por estas empresas de forma sistemática simplemente por el hecho de ser conservadoras”. No obstante, según Grau, los diferentes modelos clásicos de valoración utilizados para predecir sus rendimientos esperados tampoco son capaces de explicar de forma clara sus comportamientos.

“Por otro lado, nuestros resultados sí que parecen confirmar que las alfas obtenidas por estas empresas durante momentos económicos malos o cuando existen expectativas de incremento de la incertidumbre, son positivas y estadísticamente significativas. Es decir, el mercado reconoce esta circunstancia y así lo refleja la cotización de las acciones de estas empresas”, apunta el investigador.

La conexión entre la economía real y la economía de los mercados

Por último, en el trabajo se ha realizado una estimación de la aversión al riesgo de la economía española basada en datos de consumo. Se ha analizado tanto el impacto que tiene la aversión al riesgo en la prima de riesgo esperada del mercado español como el impacto en la velocidad de ajuste hacia el endeudamiento objetivo de las empresas cotizadas españolas. “Los resultados confirman la aversión al riesgo como un factor de impacto, tanto en decisiones de estructura de capital como en la prima de riesgo esperada de mercado. Este hecho nos lleva a sugerir una conexión clara entre la economía real y los mercados. Dada su aparente influencia y relevancia, no incluir esta variable en los análisis económicos puede llevarnos a no tener una visión completa sobre las decisiones corporativas de las empresas”, concluye Grau.

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