Tres estudiantes del CEU en Elche comparten cómo ha cambiado su forma de aprender y de mirar al futuro gracias al Plan de Excelencia de la Universidad

¿Qué ocurre cuando una universidad no solo premia los logros académicos, sino que apuesta por acompañar a sus estudiantes más comprometidos a crecer de forma integral? ¿Cómo se vive esa experiencia desde dentro? Andrea, José y Alfredo estudian en el campus de Elche de la Universidad CEU Cardenal Herrera y participan en el Plan de Excelencia 2024/25, una iniciativa que reconoce el esfuerzo y potencia el talento con formación especializada, investigación avanzada y actividades culturales. En este reportaje, relatan en primera persona cómo esta oportunidad les ha cambiado la manera de entender la excelencia, el aprendizaje y su propio futuro.

Con más de 200 estudiantes seleccionados por su rendimiento académico, el Plan de Excelencia de la Universidad CEU Cardenal Herrera se ha consolidado como una propuesta institucional que trasciende el reconocimiento de las buenas notas. Nacido en 2023 por impulso del Vicerrectorado de Calidad y Estudiantes y del Vicerrectorado de Internacionalización y Vida Universitaria, este programa ofrece a los universitarios con mejor expediente de los campus de Alfara (Valencia), Castellón y Elche una experiencia formativa única.

Durante el curso 2024/25, son 247 los alumnos de alto rendimiento que participan en esta iniciativa. A todos ellos se les brinda una oferta exclusiva que incluye talleres especializados, jornadas externas, cursos de empleabilidad, formación digital, actividades culturales, aprendizaje de idiomas, contacto con expertos en distintos campos y participación en procesos de investigación avanzada. Además, la comunidad universitaria celebra este compromiso en un evento emblemático: la Gala del Rector, que reunió este año en el Paraninfo de la Universidad a más de 450 personas. Pero más allá de los datos, el valor real del Plan de Excelencia se mide en quienes lo viven. Y en el campus de Elche, tres voces lo explican con claridad.

Andrea: “La excelencia es esfuerzo, constancia y formación para ser mejor docente”

Andrea Aix García es estudiante del Doble Grado en Educación Infantil y Educación Primaria. En septiembre comenzará su cuarto curso y ya tiene muy claro cuál es su objetivo profesional: convertirse en docente y conseguir una plaza a través de oposición. “Para mí, la excelencia significa lograr los objetivos que nos proponemos con éxito. En el ámbito educativo, eso se traduce en obtener buenas calificaciones, pero también en esforzarse al máximo en todas las asignaturas, con dedicación y trabajo”, explica con convicción.

Andrea valora especialmente que la Universidad CEU UCH haya puesto en marcha un programa que reconoce el mérito de sus estudiantes. “Me parece una muy buena iniciativa. El Plan de Excelencia premia el esfuerzo que hacemos y, además, nos motiva a querer alcanzar nuevos retos. Es un impulso para seguir creciendo”.

El programa, en su caso, ha servido también como complemento a su formación pedagógica: “Gracias a las charlas, las reuniones y los talleres a los que asistimos, adquirimos conocimientos que se aplican en distintos ámbitos de nuestra vida. No solo en lo profesional, sino también en lo personal. Me han interesado especialmente temas como la tecnología educativa, el emprendimiento y la marca personal, que ahora considero imprescindibles para cualquier docente del siglo XXI”.

Esa visión práctica y comprometida también se refleja en sus planes de futuro. “Me gustaría opositar para poder tener una plaza cerca de mi lugar de residencia. Soy una persona muy familiar y me encantaría estar cerca de mi gente. A la vez, quiero seguir formándome con cursos que me hagan más competente y me preparen mejor para la profesión. La educación es un campo donde nunca dejas de aprender”.

José: “La excelencia es virtud al servicio del bien común”

José Sánchez Orts es estudiante de primer curso de Derecho y su reflexión sobre la excelencia va más allá de los resultados académicos. Para él, se trata de una forma de estar en el mundo. “La excelencia es poner todas nuestras potencias, esfuerzos y dones al servicio de lo bueno, tanto para la comunidad como para uno mismo. Como decía Santo Tomás de Aquino, la virtud implica una perfección de la potencia. Y la excelencia, en este sentido, es el desarrollo de la virtud como hábito que da fruto”, expone con un discurso que denota profundidad filosófica.

Desde esa perspectiva, valora que el CEU haya creado un espacio que premie no solo la nota, sino también la actitud ante el conocimiento. “Creo que el Plan de Excelencia es una opción brillante. Es una apuesta por la meritocracia que mejora la universidad y, a largo plazo, mejora la sociedad. Al CEU le interesa formar alumnos excelentes, con valores y con compromiso. Eso hace que la institución gane prestigio y esté cada vez más cerca de convertirse en una de las mejores universidades del país”.

El propio José reconoce que formar parte del Plan le exige un alto nivel de rendimiento, pero también le abre horizontes. “Yo estoy becado, y mantener esa beca depende de mi expediente. Así que el Plan de Excelencia no es un premio aislado, sino parte de mi día a día. Los conocimientos que adquirimos aquí son semillas que darán fruto en el futuro”. Lejos de una visión individualista, José pone el acento en el contacto con otros estudiantes y en el aprendizaje conjunto: “Los seminarios, especialmente aquellos con un enfoque práctico bien fundamentado, son experiencias muy enriquecedoras. Recuerdo con especial interés el seminario de oratoria con el profesor Luis Illueca, por su claridad y profundidad”.

En cuanto a sus aspiraciones profesionales, prefiere no hacer afirmaciones cerradas: “No soy adivino. Sé que quiero seguir formándome y hacer las cosas bien, pero todavía no sé si opositaré, si haré investigación o si tomaré otro camino. Lo que tengo claro es que quiero seguir aprendiendo y poner lo que aprenda al servicio de los demás”.

Alfredo: “Me motiva rodearme de personas que también quieren superarse”

Alfredo Asín Arnau acaba de terminar su tercer curso del Doble Grado en Derecho y Dirección de Empresas. Su visión de la excelencia es directa, práctica y realista: “Para mí, la excelencia es hacer las cosas con implicación y perseverancia. Los resultados, y la suerte, ya vendrán después”. Ese enfoque, centrado en el esfuerzo continuo, es el que traslada a su participación en el Plan de Excelencia: “Lo vivo como una experiencia muy gratificante. Es una forma de reconocer a quienes se esfuerzan de verdad por aprender y ser su mejor versión. Que la universidad dedique tiempo y recursos extra a quienes damos el máximo, sin estar obligada a hacerlo, me parece admirable”.

Más allá del reconocimiento, Alfredo destaca la dimensión formativa del programa: “Todos los cursos, seminarios y formaciones que ofrece el Plan nos permiten complementar lo que aprendemos en clase. No es solo una recompensa: es una oportunidad real de avanzar más rápido y de una forma más completa”.

Uno de los aspectos que más valora es el ambiente que se genera entre los participantes: “Conoces a gente que está igual de comprometida que tú con su formación. Personas con metas similares, que están dispuestas a hacer lo necesario para conseguirlas. Eso te motiva, te empuja a mejorar y te ayuda a mantener el foco”.

En cuanto al futuro, mantiene abiertas varias opciones: “No lo tengo del todo claro. Lo más probable es que oposite a inspector o técnico de la Agencia Tributaria. Pero tampoco es una decisión firme. Estoy en un momento de exploración, y el Plan me ayuda también en eso: a descubrir caminos posibles”.

Un entorno que potencia el desarrollo integral

Lo que une a Andrea, José y Alfredo es una convicción compartida: la excelencia no es solo un reconocimiento, sino un camino. Un proceso que exige implicación, pero que también ofrece recompensa. En el CEU, ese camino se articula con una estrategia concreta.

El Plan de Excelencia no busca únicamente premiar a los mejores expedientes. Su intención es acompañar a esos estudiantes en su evolución, ofreciéndoles una experiencia universitaria más rica, más exigente y también más humana. La inclusión de formación en habilidades digitales, inteligencia artificial, marca personal, emprendimiento o soft skills refleja una visión actualizada de lo que significa ser excelente en el siglo XXI.

“Me ha permitido salir de mi zona de confort”, reconoce Andrea. “Te obliga a ir más allá de lo que te piden, y eso te cambia como estudiante”. Algo en lo que coincide José: “Te da herramientas que no encuentras en otros programas. Y te pone en contacto con personas sabias, con las que aprendes más allá del contenido académico”. A lo que Alfredo, concluye: “Es una red de apoyo y motivación. Cuando ves que otros se exigen tanto como tú, entiendes que estás en el lugar adecuado”.

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