El envejecimiento es un fenómeno natural que toda persona experimenta desde el mismo momento en que nace. Y, pese a que no está en la mano del ser humano detener este proceso, sí que tiene la posibilidad de retrasar la aparición de sus efectos más perjudiciales.

Según avanzan los años, nuestras células envejecen y, con ellas, nuestros órganos, músculos e incluso huesos y articulaciones. Así pues, resulta muy frecuente la aparición de patologías como la artritis o la artrosis, el avance de la sarcopenia (pérdida de masa muscular asociada a la edad) y la dinapenia (pérdida de fuerza asociada a la edad) u otros inconvenientes propios de la vejez que restan la capacidad funcional que toda persona debería poder conservar. Por eso, pensando en nuestro futuro, las personas debemos cuidarnos, no solo por vivir más años, sino por disfrutarlos con calidad de vida. Y aquí es donde entra en juego la actividad física.

‘El primer paso para comenzar a practicar ejercicio es valorar la condición física inicial con la ayuda de un profesional’

Álvaro Juesas Torres. Doctor en CC de la Actividad Física y del Deporte. Profesor de este Grado en la CEU UCH de Castellón

Practicar ejercicio con regularidad es excelente para la salud física y mental, así como para mantener la independencia según se va envejeciendo. No obstante, para garantizar la obtención de beneficios para la salud, es necesario que esta práctica no resulte insuficiente o excesiva, y por eso su programación debe atender a la frecuencia, la intensidad, la duración y el tipo de ejercicio.

Pese a que la tradicional idea de que las personas mayores han de realizar actividad física de manera suave y centrada en el ejercicio aeróbico ya está superada, y que en general ya se acepta que el entrenamiento de la fuerza es uno de los métodos más eficaces para combatir diferentes efectos del envejecimiento, no hay que olvidar que, para las personas desentrenadas, el inicio requiere de un especial cuidado.

El primer paso que cualquier persona (independientemente de su edad) necesita dar para comenzar a practicar ejercicio es valorar su condición física inicial, y para ello necesita la ayuda de un profesional, quien además le puede asesorar definiendo unos objetivos concretos a conseguir con el ejercicio.

‘LA CLAVE RESIDE EN CONSEGUIR UN ESTILO DE VIDA QUE INCLUYA LA PRÁCTICA DE ACTIVIDAD FÍSICA COMO ALGO NECESARIO’

Como comer o dormir

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sería recomendable que las personas mayores realizaran, al menos, 150 minutos de ejercicio a la semana, que se pueden repartir en unos 22 minutos de ejercicio al día, a una intensidad moderada (aunque también podría reducirse ese tiempo a 75 minutos semanales si la intensidad es vigorosa).

De cualquier manera, resulta especialmente eficaz combinar ejercicio aeróbico, como caminar (4 o 5 días a la semana), alternándolo con ejercicio que permita fortalecer la musculatura (2 días a la semana).

Igualmente, conviene programar, con la ayuda de un profesional, una rutina que incluya, además de los ya citados, ejercicios de equilibrio (necesarios para evitar caídas accidentales) y de flexibilidad (claves, entre otras cosas, para conservar la movilidad).

Al final, la clave reside en la mentalidad, en conseguir un estilo de vida que incluya la práctica de actividad física como algo necesario, igual que comer o dormir. Pasear por el parque en lugar de quedarse en casa o subir escaleras en lugar de utilizar siempre el ascensor. Cualquier oportunidad es buena para moverse y mantenerse activo, pues, aunque parezca que se está dando la vida, en realidad se está ganando.

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