En el ecuador de este espacio radiofónico, el CEU de Castellón pone el foco en la metodología Aprendizaje Servicio. Y lo hace de la mano de Mabel Marí y Hugo Villar, profesora y estudiante de último curso del doble Grado de Magisterio de este campus universitario.
La profesora Marí lleva cerca de diez años impulsando un proyecto que combina el aprendizaje de los futuros maestros con la mejora de la sociedad. «Se trata de una iniciativa enmarcada en la metodología educativa del Aprendizaje Servicio que aporta mucho valor a nuestros alumnos de Magisterio, porque combina el aprendizaje académico con un servicio significativo en diversas asociaciones de la comunidad en la que viven. Es un proyecto que contribuye al desarrollo personal, académico y social de nuestros futuros maestros y, por supuesto, beneficia a las asociaciones con las que colaboramos», explica.
‘Es un proyecto que contribuye al desarrollo personal, académico y social de nuestros futuros maestros y, por supuesto, beneficia a las asociaciones’
«A todos los alumnos que cursan la asignatura de Trastornos del Desarrollo, les propongo a principio de curso que realicen 30 horas de prácticas en los centros o asociaciones que elijan en función de la proximidad o de sus intereses personales. Todos estos centros y asociaciones deben tener en común la atención a alumnos con trastornos del neurodesarrollo, como TEA, niños en riesgo de exclusión social y también otro tipo de alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, como es el alumnado con altas capacidades», prosigue la docente.

Mabel Marí se muestra muy satisfecha con el resultado de esta iniciativa. «La experiencia de estos alumnos demuestra que esta metodología no solo proporciona un marco idóneo para fortalecer la formación de los futuros docentes en términos de inclusión y atención a la diversidad, sino que promueve la conciencia social y el voluntariado entre los estudiantes de Educación».
Este es el caso de Hugo Villar, que realizó sus prácticas en ACAST y decidió continuar colaborando con la asociación a través de un voluntariado. «Decidí dar este paso por la conexión que creas con los niños y la satisfacción de sentir que estas siendo útil, ya no solo para la sociedad como algo abstracto, sino en la vida de personas concretas. Fue algo que me enganchó», señala.
‘Di este paso por la conexión que creas con los niños y la satisfacción de sentir que estas siendo útil en la vida de personas concretas’
El estudiante, cuya función consiste en apoyar a los psicólogos y profesores en los talleres e involucrarse, cuando es posible, en el proceso de diseño de las sesiones, asegura que se trata «de una vivencia increíble» y anima a los ciudadanos a que conozcan esta asociación o, en cualquier caso, «que prueben, si no lo han hecho, un voluntariado. Comprobarán lo mucho que pueden mejorar la vida de las personas y lo bien que les hace sentir».
