María Pascual Segarra y Mónica Belda Torrijos, profesoras del CEU UCH de Elche, participan en un proyecto internacional para desarrollar competencias multiculturales a través del COIL


La incorporación del metaverso en la educación superior no solo representa un avance tecnológico, sino también una herramienta clave para formar a los estudiantes en habilidades globales. Así lo demuestra la investigación realizada por las profesoras María Pascual Segarra y Mónica Belda Torrijos, de la Universidad CEU Cardenal Herrera, en colaboración con el TEC de Monterrey en México.
El estudio, que combina el modelo de Aprendizaje Colaborativo Internacional en Línea (COIL) con entornos virtuales inmersivos, busca desarrollar competencias lingüísticas y multiculturales en los estudiantes. A través de esta metodología innovadora, los alumnos participaron en actividades diseñadas para fomentar la colaboración y el pensamiento crítico en un entorno digital que simula espacios educativos reales.
“Conectar a estudiantes de diferentes culturas en un espacio inmersivo como el metaverso no solo amplía su perspectiva académica, sino que también los prepara para afrontar los retos de un mercado globalizado”, afirma María Pascual Segarra.
Un modelo pedagógico que integra innovación y tecnología
El proyecto contó con la participación de 116 estudiantes, de los cuales 16 eran mexicanos y 100 españoles, y estuvo coordinado por tres profesores. Durante la investigación, los estudiantes trabajaron en equipos multiculturales dentro del TEC VirtualCampus, un entorno digital interactivo que les permitió simular escenarios educativos reales como aulas y auditorios.
El modelo COIL, introducido en 2017, sirvió como base para estructurar las actividades del proyecto, que se desarrollaron en tres fases principales. En una primera etapa, los estudiantes participaron en actividades de integración y familiarización con las herramientas tecnológicas, incluyendo plataformas como TEAMS y Google Drive. Posteriormente, los equipos trabajaron en investigaciones sobre temas educativos clave, cuyos resultados presentaron en el metaverso. La última fase se centró en la reflexión individual y grupal sobre el aprendizaje adquirido y las dinámicas de colaboración.
“El uso del metaverso nos permitió superar las barreras físicas y culturales, creando un espacio donde los estudiantes podían interactuar y resolver problemas de manera conjunta”, explica Mónica Belda Torrijos.
Fomento de habilidades
El análisis de los resultados revela que el uso del metaverso combinado con el modelo COIL no solo mejora las competencias lingüísticas, sino que también fomenta habilidades esenciales como el pensamiento crítico, la creatividad y el trabajo en equipo. Además, los participantes destacaron que esta experiencia les permitió desarrollar una mayor sensibilidad hacia las diferencias culturales y comprender mejor los retos de trabajar en contextos multiculturales.
Entre los hallazgos más destacados, las autoras subrayan la importancia del entorno inmersivo para fortalecer el aprendizaje activo y colaborativo. “El metaverso transforma la enseñanza tradicional en una experiencia práctica y significativa que prepara a los estudiantes para enfrentarse a los desafíos del mundo laboral y académico”, señala Pascual Segarra.
El estudio también identificó áreas de mejora, como la necesidad de optimizar la integración tecnológica y explorar nuevas dinámicas de interacción que amplíen las posibilidades del aprendizaje en entornos virtuales.
Implicaciones para la educación del futuro
El éxito de este proyecto ha sentado las bases para futuras investigaciones y colaboraciones entre el CEU Cardenal Herrera y el TEC de Monterrey. Según las autoras, entre las que también se encuentran las profesoras Ruzana Galstyan Sargsyan, del CEU UCH en Valencia, y Gabriela María, del TEC de Monterrey, el potencial del metaverso en la educación superior es inmenso, especialmente en la formación de competencias globales.
“El futuro de la educación pasa por integrar tecnologías inmersivas que permitan a los estudiantes experimentar y aprender de manera más significativa. Este proyecto es un ejemplo de cómo podemos superar las barreras físicas y culturales para crear un aprendizaje verdaderamente global”, concluye Belda Torrijos.