Redacción Rotativo / Agencias
El Papa Francisco descansa en la Basílica de Santa María la Mayor donde ha sido inhumado en una ceremonia íntima y privada. El pontífice reposa en una tumba ubicada en la nave lateral del templo, entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la basílica liberiana, cerca del Altar de San Francisco bajo una lápida de mármol traída de la región italiana de Liguria en la que figura la inscripción ‘Franciscus’ y una reproducción de su cruz pectoral.
A la llegada al templo mariano el féretro del Santo Padre ha sido recibido por un grupo de unas 40 personas pobres, presos, transexuales, sin techo y migrantes que lo han acompañado instantes antes del entierro. El ataúd de Francisco ha sido trasladado en el Papa móvil desde Ciudad del Vaticano y tras la misa funeral acompañado -a su paso- por miles de fieles que no han querido dejar de dar su último adiós al Papa.
El funeral ha sido celebrado este sábado en la plaza de San Pedro en el que es el primer día de los Novendiales y dónde han participado decenas de miles de personas, 400.000 según fuentes vaticanas entre la celebración litúrgica y el seguimiento del cortejo fúnebre por las calles romanas.
La misa por el alma de Francisco ha reunido unos 50 jefes de Estado encabezados en la primera fila por el presidente de Argentina, Javier Milei, como jefe de Estado del país de nacimiento del Papa y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, como jefa del Gobierno del país cuya nacionalidad también ostentaba el Papa. Tras de ellos han estado los monarcas de las casas reales europeas, católicas y no católicas, entre los que se han encontrado al Rey Felipe VI y la Reina Letizia, seguidos del resto de jefes de Estado y de Gobierno, ordenados alfabéticamente por país según el idioma francés.
Junto a las autoridades, familiares del pontífice, cardenales, obispos, sacerdotes y jefes de otras iglesias y religiones presentes en el sepelio también han sido invitadas diversas ONG como Mediterranea Saving Humans, una organización italiana que trabaja para proteger a los refugiados que cruzan el Mediterráneo, y de Refugees in Libya, una ONG que trabaja en favor de los migrantes y refugiados recluidos en campos de detención en el país norteafricano.
Como precisó, en su momento, el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, Diego Ravelli, a los cardenales reunidos en la congregación general, el funeral ha sido el “de un pastor, no de un soberano» cuyo féretro ha descansado en el suelo y sobre el cual yacía el Evangelio.
La misa exequial del Pontífice ha sido presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. Un funeral que ha concluido con la ‘Ultima commendatio’ y la ‘Valedictio’ tras la cual el féretro ha sido nuevamente introducido en la Basílica de San Pedro desde donde ha partido el cortejo fúnebre por las calles de Roma camino de la Basílica Santa María la Mayor.