Una inundación de noticias falsas: cuando los bulos superan a la información

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Una opinión de Andreina Pietri / Imágenes: Paula Hernández

A raíz de la catástrofe generada por la Dana que arrasó con pueblos enteros de la Comunidad Valenciana y alrededores, se ha visto como una oleada de desinformación ha bañado las redes sociales de contenidos manipulados con la intención de nublar la realidad. Esta circunstancia recuerda a sociedades distópicas como la de novela Fahrenheit 451, en la que podemos encontrar diversos paralelismos con la actualidad relacionados con la sobrecarga informativa.

Tal y como en la distopía, los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la movilización de masas. Todo lo que por el canal nueve se difunde en la película, es lo que la población recibe como información veraz, pero en muchos casos, está cargada de intereses políticos. Esta cascada informativa que hemos visto desbordar las televisiones, radios y periódicos es tan similar a lo que está pasando en Valencia, tanto que hasta el número del canal es el mismo que se emplea en la adaptación al cine (la televisora autonómica À Punt se corresponde con esa frecuencia por la que se informa a la ciudadanía en la película, la 9).

A lo largo de la semana hemos visto como los medios oficiales han perdido credibilidad frente a las redes sociales que han sido la vía preferida por la ciudadanía para informarse. Esta circunstancia deja mucho que plantearse para una profesión comprometida a dar un servicio público que trabaja por el derecho a la información de las personas. Sin embargo, cada vez es más palpable como las redes sociales desplazan la labor de los periodistas. Si bien es cierto que estas plataformas abren un abanico inmenso de posibilidades, también es cierto que conllevan riesgos para la información real y objetiva.

Como cualquiera puede volcar allí todo tipo de contenidos sin necesidad de pasar por ningún filtro, se genera la situación de ruido y desinformación que es cada vez más habitual en tiempos de catástrofes como la Dana. Lo que diferencia a un bloguero de un profesional es la información imparcial y contrastada, pero los bulos corren mucho más rápido que las noticias contratadas. Estos rumores alimentados por el morbo que se difunden de persona a persona con la facilidad de un simple click consiguen opacar a los textos que verdaderamente informan porque cuestan unos segundos más de leer, y como hoy en día la gente no tiene tiempo, en un par de palabras la realidad se distorsiona.

La debilidad que tienen las redes sociales en cuanto a la contaminación informativa es la fortaleza que han de explotar los medios periodísticos. Pero, si se permite a los políticos intervenir en la información oficial que llega al público, ya se ha visto que genera una aversión hacia los medios de comunicación, lo que es contraproducente para el futuro de la labor informativa. Ya lo advierte Fahrenheit 451 en su retrato del futuro dominado por la información manipulada por magnates con intereses propios.