Un análisis de Elena Requeni / Imágenes: RFEF
Con un fútbol brillante y una presencia imponente como equipo, España reafirmó su candidatura a la Eurocopa 2024 al superar a Italia, la campeona vigente, con un resultado que no reflejó su aplastante superioridad (1-0). El gol en propia puerta de Calafiori permitió a España avanzar a octavos como líder de grupo. La firmeza de Donnarumma evitó una goleada, pero España dominó en todas las facetas del juego, mostrando un talento desbordante, intensidad y una imagen formidable.
España recuperó su esencia de posesión, combinando el control del balón con un fútbol directo y rico, lleno de vigor y talento. Nico Williams convirtió el partido en una pesadilla para Di Lorenzo, superándolo en cada enfrentamiento. Por la derecha, Lamine Yamal hizo retroceder al rival con su habilidad. Pedri volvió a brillar, mientras Rodri dominaba en el centro del campo con pases precisos y Fabián se mostraba omnipresente y eficaz tanto en defensa como en ataque. Italia sobrevivió gracias a Donnarumma y a la falta de precisión de España en el remate.
Desde el primer minuto, España mostró su dominio. Donnarumma tuvo que intervenir para detener un cabezazo de Pedri tras un pase preciso de Nico. La entrada de Laporte por un lesionado Nacho no cambió el empuje de España, que minimizó a una Italia que intentaba sin éxito desplegar su fútbol bajo la dirección de Spalleti. La dependencia de Barella, que desapareció bajo el asedio español, dejó a Italia con la única opción del contragolpe, neutralizado por la defensa española, con Le Normand y Cucurella destacando por su contundencia.
En la primera mitad, España no logró convertir su dominio en goles, perdonando varias oportunidades claras, como un cabezazo de Morata tras un centro perfecto de Nico. A pesar de esto, mantuvieron un control abrumador del partido, sin dar respiro a Italia. Los intentos de Yamal, Morata y Fabián no lograron superar a Donnarumma, y aunque el marcador seguía 0-0 al descanso, la superioridad española era evidente.
La reanudación trajo más de lo mismo: una Italia acorralada por el vendaval español. La suerte sonrió a España cuando, tras un pase de la muerte de Nico que Pedri no pudo convertir, un centro peinado por Morata descolocó a Donnarumma, provocando el gol en propia puerta de Calafiori.
Con el merecido gol, España no se conformó y siguió buscando más, a pesar de saber que ya estaba en octavos como líder de grupo. Donnarumma realizó hasta nueve paradas, evitando un gol de Morata con un potente disparo, mientras su defensa salvaba un cabezazo de Le Normand y el travesaño repelía un disparo de Nico. El resultado final fue corto para los méritos de España, que debería haber rematado a Italia. Los de Spalletti, aunque intentaron reaccionar con orgullo, nunca generarona verdadero peligro. Al final, España defendió con coraje un triunfo que no debió haberse visto empañado por la tensión del resultado ajustado. Con la mejor imagen posible, España cumplió su objetivo y avanzó a octavos sin especular, preparándose para enfrentar a la anfitriona Alemania en el camino.