Informa Daniela Matallin / Imágenes: @PremiosGoya
El pasado sábado 11 de febrero se celebró en Sevilla la gran noche del cine español, la 37 edición de los premios Goya. Por su alfombra, esta vez de color azul y no roja, desfiló lo más granado del mundo del cine y de la cultura española destacando algunos looks que, sin duda, sorprendieron a la mayoría de los asistentes a la entrega. Estilismos donde predominaron el blanco y el negro, fue una gala en la que la mayoría de los invitados no dudaron en usar esta gama de tonalidades para la ocasión. No obstante, son muchos los que comentan que con el uso de esta paleta pretendían homenajear el fallecimiento del cineasta Carlos Saura.
La actriz Belén Rueda se salió totalmente de esta tendencia, ya que lucía un vestido dorado y blanco, en el cual combinaba una capa llena plumas y lentejuelas sobre su falda, acompañado de un recogido y pendientes dorados en sintonía con su vestido. Creó un estilismo totalmente favorecedor y muy acertado para la celebración. Además, cabe destacar que se trató de un vestido bastante abrigado, algo muy positivo en estas fechas tan frías.
Siguiendo con looks rompedores se sitúa el vestido de Aitana Sánchez Gijón, un Carolina Herrera totalmente bonito y original. Este constaba de un corte al estilo “princesa”, palabra de honor con forma de pétalos junto al estampado floral que sobre este predominaba. Sin duda, lo que destacó de este traje fue el juego de colores, grises, negros, blancos y dorados.
El diseñador Stéphane Rolland también dió que hablar con el majestuoso vestido que ostentó Nieves Álvarez. Un vestido marrón que sin duda, supo jugar con distintos volúmenes predominantes en la parte del cuello que aportaron mucha elegancia. La caída de la falda era ajustada al cuerpo y estaba formada en su parte delantera por múltiples formas irregulares de color blanco. Los complementos acababan de redondear el conjunto al máximo, pues fueron dos pendientes colgantes y un majestuoso collar de piedra esmeralda.
Macarena Gómez utilizó un color bastante arriesgado, un rosado que conformó todo su vestido de tul. La actriz no llevó ningún complemento pero sí destacaron sus mangas abiertas, así como el acabado de este en una ligera capucha. La caída del vestido no era recta, sino que al estilo ochentero, mostraba un vuelo desenfadado.
En sintonía con sus compañeras de oficio lució Amaia Salamanca una increíble confección repleta de pedrería metalizada. Un vestido con inspiración directa en los signos del zodiaco, pues son lentejuelas que dibujan motivos astrológicos las que modelaron el traje azulón de la actriz. Dicha creación constó de un escote en forma de corazón con una sublime capa que se desplegó a uno y otro lazo de la falda.
En general podría decirse que los actores más representativos de nuestro país dejaron el listón alto con sus maravillosos ‘outfits’. Sin duda, una gala llena de glamour aunque con una pequeña falta de color que la mayoría de espectadores echamos de menos.
