Vicent Montagud: «La guerra te cambia, te ayuda a valorar lo que tienes, lo fácil que lo puedes perder y lo que es importante en la vida»

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Informa Óscar Llorens / Imágenes: Archivo

Vicent Montagud, jefe de Internacional de À Punt Media, ha sido enviado especial en los conflictos de Kosovo, Egipto, Afganistán, Iraq, Israel-Palestina, Kurdistán, Líbano y, actualmente, Ucrania. Galardonado con el premio Ortega y Gasset de Periodismo en el año 2003 junto con otros reporteros españoles por su trabajo en Bagdad durante la guerra, Montagud es ex alumno de la UCH-CEU, en la que ha estado recientemente con motivo de la celebración de una jornada sobre periodismo internacional y migraciones. Con él habló EL ROTATIVO en una entrevista en la que reflexionó sobre el oficio del reportero de guerra y su experiencia personal.

Vicent, ¿cómo ves tú actualmente el mundo del periodismo tanto nacional como internacionalmente?

El periodismo atraviesa varias crisis al mismo tiempo, en primer lugar una crisis empresarial, derivada de la incapacidad de muchas empresas para monetizar el trabajo periodístico. Antes, se vendían periódicos, se cobraban y ya está, ahora no se ha encontrado una fórmula que llegue a funcionar para que la transición que se está produciendo del papel a lo digital sea rentable. En Estados Unidos ya hay avances y las principales cabeceras están empezando a ser rentables con las suscripciones, además la gente ya se ha acostumbrado a que se tiene que pagar para escuchar música en ‘Spotify’ o ver películas en ‘Netflix’ o ‘HBO’ por lo que también tienen que dedicarle un poco de dinero a consumir información de calidad. Pero ese pensamiento no se ha llegado a conseguir del todo y la gran mayoría de nuestros medios no han conseguido aún esa transición a la rentabilidad, por lo que, si las empresas no son rentables, las condiciones de los empleados no son óptimas, ya que hay mucho trabajo precario y mal pagado. Además, atravesamos una crisis de credibilidad. Se ha politizado en exceso el periodismo y esto ha llevado a la profesión a un “periodismo de trincheras”. Esto serían las sombras del periodismo, pero también veo luces. Veo a muchos jóvenes que están haciendo muchas cosas interesantes, por ejemplo, hay unos jóvenes que están haciendo un proyecto de periodismo internacional que se llama “5W” que lo llevan unos amigos y han conseguido hacer un nicho de mercado de gente interesada en asuntos de periodismo internacional y, además, hay gente joven haciendo muy buen periodismo por todo el mundo. Creo que el periodismo tiene futuro.

Usted ha cubierto los conflictos de Kosovo, Egipto, Afganistán, Irán, Irak , Israel-Palestina, Kurdistán, Líbano y, actualmente, Ucrania. ¿Cómo es la vida de un periodista en medio de un conflicto?

El periodismo en zonas de conflicto es igual que el resto de reporterismo, solo que allí se dan unas condiciones más hostiles. La principal dificultad es que hay que tomar decisiones muy rápidas y de algunas de ellas puede depender tu seguridad, por esto resulta tan atractivo para algunas personas, entre las que me encuentro. Es todo un reto porque en todas las guerras todos los bandos mienten y supone un reto encontrar algo de verdad entre tanta mentira, cuando la verdad aparece es muy reconfortante.

«La historia se puede estudiar en los libros o vivirla en el presente, pero yo cubro los acontecimientos que después van a estar en los libros de historia»

¿Cómo se puede disfrutar de la profesión estando en la primera línea de un conflicto armado?

Mi profesión es apasionante, es el mejor trabajo del mundo. La historia se puede estudiar en los libros o vivirla en el presente, pero yo cubro los acontecimientos que después van a estar en los libros de historia. Dicho esto, se pasa muy mal. Tenemos miedo y quien diga que no tiene miedo, miente. El miedo es bueno, te ayuda a estar alerta, se sufre mucho. Yo he llorado muchas veces en los conflictos, pero fijate, voy a resumirlo en un ejemplo. En la guerra de Irak, después de uno de los bombardeos, fuimos a un hospital. Habían bombardeado por la noche y, a primera hora, salimos corriendo a ver las consecuencias. En el hospital había una mujer que le habían amputado las dos piernas y a su lado había una niña malherida que había sido la única superviviente de su familia. Su familia era humilde y habían muerto tras que que les cayera una bomba en su casa de campo, por error, como muchos otros “daños colaterales”. Detesto el uso de este eufemismo pues las vidas humanas no son algo colateral. Al principio entré en la sala pidiendo permiso al director y este me dijo que quería atenderme, se llamaba Faribah. Entré con un poco de vergüenza por la situación en la que estaba y recuerdo que aquella mujer se incorporó sobre sus muñones y cuando le acerqué el micro quería contar lo que le había pasado, estaba dándole la oportunidad de contarlo.

Apunta lo complicado que puede ser conseguir la verdad entre tanta mentira, ¿cuantas facilidades se le da a un periodista en un conflicto?

Depende mucho del conflicto. En general, se nos dan cada vez menos facilidades. Cada vez se respeta menos nuestro trabajo. En esta cuestión hubo un punto de inflexión que fue cuando Estados Unidos se permitió el lujo de bombardear el hotel en el que estábamos dos periodistas. Estos bombardeos mataron a dos periodistas, José Couso y Taras Protsyuk, fue en el 2003 en el Hotel Palestina. Cuando la principal potencia del mundo se permite el lujo de cometer estos crimines de guerra, todas los demás partes implicadas en un conflicto ven vía libre para hacer lo mismo, por eso cada vez es más difícil y tenemos que tomar más medidas de seguridad.

Al hilo de la seguridad de los periodistas, compañeros de oficio como David Giménez han denunciado que los medios explotan a los freelancers, pagándoles salarios precarios que les impiden cubrir los gastos para asegurar su seguridad en los conflictos, ¿Es esto cierto?, ¿Qué opina al respecto?

No puede ser que en España hayan medios de comunicación rentables que estén pagando 40-50€ por una crónica desde Siria cuando en esos mismos medios de comunicación a un tertuliano que se dedica a comentar lo que ha dicho ese mismo periodista desde Siria, le pagan 10 veces más. Esto es un ejemplo que algo no funciona bien en nuestro país. Es una vergüenza y se debe regularizar el trabajo de los periodistas freelance porque son los que están haciendo, mayoritariamente, el periodismo internacional. Estos periodistas deben ir en unas condiciones mínimas. No recomiendo a ningún freelance cubrir un conflicto sin tener un contacto asegurado por un medio de comunicación de forma que sepa que puede cubrir los gastos. No se puede cubrir una zona de conflicto y a la vez jugarte los ahorros. Tienes que haberte asegurado, en la medida de lo posible, la compra algunas colaboraciones y así asegurar que no vas a perder tus ahorros. Allí vas a estar el 90% del tiempo pendiente de tu seguridad, por lo que, no puedes estar pendiente también de tus ahorros y, por descontado, que nadie vaya sin las medidas de protección: Chaleco antibalas, casco de protección y botiquín medico de emergencia, estos se pueden conseguir a través de asociaciones como reporteros sin fronteras, que los alquilan a un precio módico y esto es imprescindible, no solo para hacer bien tu trabajo, si no también para volver con vida, que es lo más importante.

¿Cree que los reporteros de guerra están lo suficientemente valorados?

En general, creo que si. Hay un romanticismo alrededor de los reporteros de guerra y este romanticismo no existe sobre reporteros de otras secciones. En primer lugar, no me considero un reportero de guerra porque, además de conflictos he cubierto muchas otras cosas, yo y la inmensa mayoría de los que nos hemos dedicado a cubrir la guerra en estos tiempos.

«Cuando dispararon al Hotel Palestina estaba unos metros más abajo de la habitación donde estaba José Couso, Igual que lo mataron a él, me podrían haber matado a mi»

No muchos periodistas cubren solo guerras, ¿no?

Muy poca gente. Guerras mediáticas no hay todo el tiempo y excepto cuatro, la inmensa mayoría de los periodistas cubren elecciones, revoluciones, terremotos, tsunamis, de hecho, en ocasiones pienso que estamos sobrevalorados porque somos periodistas como cualquier otro. ¿Que nos jugamos nuestra seguridad? Sí, pero también la arriesgan muchos compañeros en otras situaciones complicadas.

¿Usted ha vivido algún momento en el que ha pensado “voy a morir”?

Cuando dispararon al Hotel Palestina estaba unos metros más abajo de la habitación donde estaba José Couso. Igual que lo mataron a él, me podrían haber matado a mi. Fue una cuestión de metros y eso te hace pensar que estuvimos cerca de la muerte, aunque tendemos a no pensar en esas cosas porque si no, no volveríamos.

Vivirsituaciones de riesgo en la guerra, ¿le han cambiado?

Si, la guerra te cambia, te ayuda a valorar lo que tienes, lo fácil que lo puedes perder y lo que es importante en la vida. Quiero pensar que no nos embrutece porque, al final, el contacto diario con situaciones de violencia extrema te hace correr el peligro de hacerte perder la sensibilidad. En mi caso, antes de que eso ocurra, lo dejaré.

¿La guerra le puede hacer más humano?

Más humano en el sentido de apreciar lo que tienes y lo que no tienes, de valorar y ser consciente de lo rápido que lo puedes perder todo. Y también tiene impactos muy negativos. Cuando llegamos aquí, tras un conflicto, tiendes a distanciarte de la gente que te rodea porque los problemas cotidianos te parecen una tontería al lado de lo que acabas de ver, pero luego te das cuenta de que si para tu amigo o tu amiga perder a su pareja o su trabajo es un problema y lo viven como un problema, si eres insensible a eso, puedes acabar muy solo.

Sus compañeros destacan que existe una “fuerza” que lleva a la gente a ayudar en pleno conflicto.En una situación de guerra, ¿el periodista debe informar o también debe ayudar?

Todos lo hemos hecho. Yo lo he hecho. Hay veces que es imposible seguir aguantando el micro cuando ves que una persona necesita ayuda urgente en una situación concreta, pero también es verdad que, cuando estás en países muy desestructurados y muy traumatizados por la guerra, no puedes ayudar a todo el mundo y tu misión es contar lo que está ocurriendo. Por ejemplo, en esta última cobertura me encontré con una mujer que arrastraba con 3 o 4 hijos, uno de ellos era un bebé, otro iba en carrito, nos pidió ayuda y tuve que dejar de trabajar y ayudarle a coger a su bebe en brazos y ayudar a llevarlo a una tienda de campaña porque ¿como no lo vas a hacer? O cuando ves a una persona que se ha caído, la ayudas a levantarse o una persona que está en peligro, le ayudas a ponerse a cubierto, claro que sí.

«A mi pobre madre la hice sufrir demasiado con esto, aunque ella me decía que si me pasaba algo me pasaría haciendo lo que me gustaba»

De todos los destinos donde ha estado, ¿cual le ha supuesto un mayor desafío?

Cada destino ha sido diferente y ha tenido sus complicaciones. La invasión de Bagdad fue muy complicada. Nosotros estuvimos en Bagdad antes de la invasión, y todo el país se convirtió en un enorme campo de batalla. Hubo cientos y cientos de líneas de frente en muchos lugares lo que hizo imposible salir de Bagdad y desplazarse a otros lugares. Fue complicado porque estábamos allí dentro, no había escapatoria y podíamos convertirnos en objetivos y, al final, nos convertimos en objetivos, lo que nadie pensaba es que nos atacaran los norteamericanos.

A pesar de su experiencia, ¿se prepara, de algún modo a la hora de ir a cubrir un conflicto?

Si, cada uno tenemos nuestras manías. Con el tiempo me doy cuenta que tienes que ir con una buena forma física porque vas a trabajar durante muchísimas horas, en situaciones de estrés y eso puede afectar a tu salud. Es mejor ir en unas buenas condiciones físicas y mentales. Tienes que ir con una buena estabilidad emocional, porque hay que estar listo para no entrar en pánico.

Para finalizar, ¿cómo lleva la familia su trabajo?

La familia sufre muchísimo. A mi pobre madre la hice sufrir demasiado con esto, aunque ella me decía que si me pasaba algo me pasaría haciendo lo que me gustaba, por lo que fue un gran apoyo, pero es verdad que hacemos sufrir mucho a la familia, a la gente que nos rodea.