Una exposición del Museo de Bellas Artes de València narra la relación entre la pintura de flores y los tejidos de seda

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Redacción ROTATIVO / Imágenes: Museo de Bellas Artes Valencia

Bodegones, flores, naturalezas muertas, sedas, espolines y piezas de indumentaria histórica ocupan la sala de exposiciones Ribalta del Museo de Bellas Artes de València en la exposición ‘Diseño, seda y flores’ que, comisariada por Pablo González Tornel, estará abierta hasta el 11 de septiembre.

Con esta muestra se propone un viaje al diseño preindustrial e industrial a través de la pintura y el dibujo de las flores aplicado a los tejidos, que adquirieron en Valencia una enorme calidad y forman parte de la historia del arte valenciano. Así, la seda valenciana conquistó el mundo en los siglos XVIII y XIX gracias a la existencia de magníficos artesanos del textil y exquisitos diseñadores de flores.

Esta exposición muestra cómo pintura, dibujo y tejidos formaron parte de un mismo universo que estuvo siempre impregnado de la más alta calidad artística. Así, las cerca de setenta piezas que componen la exposición incluyen cuadros de Daniel Seghers, Gaspar Pieter Verbruggen, Juan van der Hamen, José de Angulo, Benito Espinós, Miguel Parra, Ignacio Pinazo Camarlench, Salvador Pla, Joaquín Sorollao José Pinazo, entre otros, que forman parte de la colección del Museo de Bellas Artes. Los trajes han sido prestados por la colección de María Victoria Liceras y los modelos de espolines de seda pertenecen al catálogo de la fábrica de tejidos Garín de Moncada.

Diseño textil valenciano

Los bodegones y la pintura de flores aparecieron como género independiente en Europa a finales del siglo XVI, y alcanzaron su época de máximo esplendor en los siglos XVII y XVIII. Los bodegones y floreros valencianos del Barroco alcanzaron una calidad muy alta. La pintura de flores, en concreto, fue muy elogiada, y pronto se descubrió su importancia para el desarrollo de la pujante industria sedera en el reino. La seda valenciana debía competir con los principales centros europeos como Lyon y, para ello, entre 1750 y 1756 se estableció en València la Real Fábrica de seda, oro y plata de los Cinco Gremios Mayores de Madrid. Además, en 1753 Pierre Sauvan firmó un contrato por el que asumía la dirección de una Escuela Academia para la enseñanza del diseño de tejidos de seda adjunta a la Real Fábrica.

El definitivo espaldarazo al diseño floral en València fue la creación en 1778, en el seno de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, de la Sala de Flores y Ornatos, que se convirtió en 1784 en la Escuela de Flores y Ornatos. En esta escuela brillaron artistas de la talla de Benito Espinós, José Antonio Zapata o Miguel Parra hasta su disolución en 1855, y aún después pintores como Genaro Palau o José Mongrell siguieron enriqueciendo la tradición de pintura de flores. Aquí no solo se produjo seda, sino que se formó a los profesionales del sector en el diseño textil, haciendo que València se convirtiera en el mayor emporio sedero del país.