Hacked: Vivir la vida a través del móvil

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Opinión de Gonzalo Escrig / Imágenes: Cinema Jove

Nunca hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Esta es la gran verdad que Nilou, Malick y Adanne descubren cuando deciden publicar el video sexual de una compañera de clase en Instagram. En Hacked, la directora alemana Laura Van Haecke analiza los peligros de las redes sociales a través de unos personajes que quieren crecer demasiado rápido, cuando aún van en pañales. Una historia en la que Haecke analiza la precaria situación en la que se encuentran los adolescentes en la red, dibujando un mundo en el que mientras ellos creen que lo dominan, la realidad demuestra que son esclavos, bajo la tiranía de los likes y los clicks.

La web serie, presentada en la 37.ª edición del Festival Cinema Jove, mete de lleno al espectador mediante el uso de planos grabados directamente desde un teléfono móvil haciendo que la pantalla se vuelva una extensión de lo que los personajes están viendo. De esta forma, Haecke explora como los jóvenes de hoy, la generación Z, viven la vida a través del móvil donde todos sus actos son conservados en un dispositivo que, gracias a la nube, tiene una capacidad infinita de almacenamiento. Sus vidas se retransmiten en directo a un público prácticamente ilimitado.

Estos adolescentes, interpretados por Alicia Andries, Misha van der Werf y Helena Tengan, confían sus vidas a un dispositivo que se acaba convirtiendo en una caja de Pandora. Aunque no muestran respeto alguno hacia los adultos, los cuales intentan explicarles las consecuencias de sus actos, todos ellos acaban averiguando los daños que han causado cuando un hacker consigue acceder a sus más oscuros secretos para extorsionarles. Desesperados por mantener su privacidad, tendrán que llevar retos cada vez más difíciles planteados por su anónimo pirata informático.

Haecke nos muestra uno de los problemas más comunes a los que se enfrentan los padres de hoy en día: la comunicación con sus hijos y en el mundo virtual. Lo más alarmante de toda esta historia de venganza es la ineficacia de los padres. Sus reacciones al daño causado por sus hijos solo muestra que no quieren saber lo que hacen en las redes sociales, o peor, ni siquiera son conscientes de ello. El lenguaje de los adolescentes, más complejo de lo que la sociedad cree, hace que los padres no sean capaces de comprender lo que dicen y, con ello, jamás consiguen entender lo que piensan. Una vida, la de nuestros jóvenes, medida en likes e incomprensible para los adultos que no saben qué es lo que pueden llegar a hacer sus hijos en las redes sociales.