Ángela Cremonte: «Si alguien me quiere conocer más que abra la novela»

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Angela Cremonte -Álvaro Serrano Sierra

Informa Adriana Palao / Imágenes: Editorial Planeta

La popular actriz Ángela Cremonte, conocida por encarnar a Elisa en la serie de Netflix ‘Las chicas del cable’, nos presenta una faceta de su vida que había permanecido en la sombra hasta el día de hoy: su pasión por escribir En su debut literario, con Todos mienten a la noche, Cremonte nos presenta la historia de Eufrosine, su tatarabuela, una historia que dice “está dedicada a todos los inmigrantes”.

¿Qué le motivó a escribir ‘Todos mienten a la noche’? ¿Cómo fue ese proceso?

Comencé a escribir desde que tengo uso de bolígrafo, pero nunca me había atrevido con una novela, con algo que fuera entre tapa y tapa. A finales de 2018, junto con mi editor de Editorial Planeta, al que bautice como “señor planeta”, comenzamos a elaborar esta novela. Él me planteó la posibilidad de escribir una novela, yo le envié 15.000 palabras, luego 50.000 y hasta aquí hemos llegado.

La mayoría le conocemos por sus actuaciones en teatro y series tan famosas como ‘Las chicas del cable’ o ‘Amar es para siempre’. ¿Cómo ha sido el salto de ser una estrella en las pantallas a estar ahora en la parte creativa, entre bastidores?

El salto ya lo había hecho en la intimidad, no surgió de la nada porque he escrito siempre. Las personas que me conocen no se sienten en absoluto sorprendidas con el hecho de que haya escrito una novela. Además, escribir está muy ligado a la interpretación, mis herramientas como actriz las he utilizado también en el momento de escribir esta novela. La actuación y la literatura son vasos comunicantes, los actores vivimos creando emoción a través de la palabra y los escritores creamos palabras, también, a través de la emoción. O sea que es como distintas caras de un mismo calcetín.

¿Cómo ha sido la acogida de su novela?

Me siento muy feliz. Si bien es difícil que la gente se haya leído el libro en dos días, aunque hay personas que sí, lo que me dicen es que les ha gustado mucho y que les ha llegado. La consideran una novela emocionante y con eso me doy por satisfecha.

Adentrándonos en la historia que nos presenta, bajo la figura de Eufrosine retrata a su tatarabuela. ¿Cómo surge el interés por su genealogía? ¿Cómo es que llega a estas historias tan antiguas?

Como hija de inmigrantes siempre he estado obsesionada con los árboles genealógicos. La acumulación de células que llevamos cada uno en el cuerpo, no es gratuita, forma parte de una cadena genética de miles de años, de muchos que vinieron antes que nosotras y que superaron un montón de obstáculos para que nosotras, tu y yo, estuviésemos hoy aquí en España, de pie. Yo dedico la novela a mi familia, a todos los inmigrantes. Y mis abuelas y mi tatarabuela lo fueron, y me fijo en ella porque es el último eslabón al que he podido llegar. Preguntando a mi familia llegamos a conocer hasta Eufrosine, que nació en un pueblo muy pobre del Piamonte, al norte de Italia, y que los tuvo tan ortogonales, como casi todos los inmigrantes, siendo prácticamente una niña, y hacer ese viaje interior y a través del Océano Atlántico que creo que sería el único viaje de su vida hacia un país y un continente nuevo, con un lenguaje totalmente desconocido. Todo esto con el fin de sobrevivir a la miseria. Y, todo parte de ahí, de comprender de dónde vengo, es como un viaje hacia mi identidad y que creo que ese viaje es algo importante para todos.

Ha comentado que “siempre vuelves a Argentina”. ¿Qué significa Argentina para usted?

Argentina para mi es mi ‘matria’, es parte de mi corazón, es la mitad de mi corazón. Siempre digo en la novela que “cuando salía del colegio en Madrid no volvía a mi casa, volvía argentina, porque mi casa era un pedazo de Buenos Aires”. Comía en Argentina, hacia los deberes en Argentina, escuchaba música y hablaba con acento argentino dentro de casa… Es todo lo emocional y todo lo que me forjó como niña los primeros años de vida. Todo tiene que ver con Argentina. Como hija de inmigrantes me siento medio española, medio argentina, medio de ningún lado.

¿Entonces hoy sigue sintiéndose como una extranjera en España?

Ya no tanto. Ya estoy más en paz con mi entorno. También me siento muy española en muchas cosas. De hecho, luego voy a Argentina y me siento extranjera allí. Al final uno es de donde tiene el corazón… Somos una mezcla de tantas cosas que me he ido apropiando de las cosas que más me gustan de cada lugar e intento construirme con eso.

Preguntar por la familia no sale gratis, preguntar por la familia es algo que remueve. ¿Para usted ha sido duro abordar en este libro de manera tan íntima su circulo familia?

No lo ha sido porque una vez que me senté a escribir, ya estaba en disposición de hacerlo. Las catarsis de mi familia, las ‘gordas gordas’, ya las había hecho. Además, que, aunque parta de historias reales, he inflado mucho todo con ficción, y ahí está el juego servido con el lector, de que él tiene que intentar averiguar si le apetece saber qué es lo que pasó de verdad, y lo que no.

¿Por qué ‘Todos mienten a la noche’? ¿Quiénes mienten a la noche?

Creo que todos hemos mentido a la noche alguna vez, en el sentido de que justamente en la noche, en la oscuridad, nos metemos en la cama y nos encontramos con nosotros mismos en ese espacio silencioso en donde solo suenan los muebles. Donde no podemos evitar encontramos a nosotros y a nuestras heridas de infancia o a nuestros traumas de adulto. Y aquí tenemos dos opciones: sincerarnos con nosotros mismos y tomar determinadas decisiones que nos hagan avanzar y trascender y sanar; o no, o seguir mintiéndonos y seguir mintiendo a la noche porque a lo mejor no estamos todavía listos. Pero esto último también es en ocasiones necesario, porque la mentira a veces nos protege y no siempre somos capaces de afrontar la verdad, hay que ir con cuidado.

En el relato vemos un mundo muy cargado de simbolismos y muy etéreo ¿diría que este es el mundo interior de Ángela Cremonte?

Sí. Si alguien me quiere conocer más que abra la novela. Igual que soy una actriz muy emocional y que siempre me dan personajes muy emocionales y bastante extremos, también soy una escritora que en ese sentido barre para casa, hay un mundo con un sentido de la imaginación muy rico. Le he dado mucha importancia a la plasticidad del lenguaje. Es una novela bastante poética donde la forma lingüística está bastante pensada y los símbolos insertos adrede, sobre todo para crear emoción, para crear belleza que es algo que a mí me divierte mucho y que me encanta que hagan conmigo, abrir terrenos emocionales, que me conmuevan y enciendan y donde te encuentres una y otra vez con lo hermoso de estar vivo.

¿Este primer libro será el inicio de una posible antología literaria?

La verdad es que no lo sé. Voy a seguir escribiendo, seguro, pero una novela lleva mucho trabajo. Primero voy a disfrutar de la estela que deje ‘Todos mienten a la noche’ y, posiblemente, en un tiempo empezaré una nueva aventura literaria. Paso a paso.

¿Qué consejo le daría a la gente que se está planteando debutar con la publicación de un libro?

Lo que os puedo decir es que he puesto el corazón y que he intentado ser todo lo autentica que he podido. No sé muy bien que decirle a los demás, creo que cada uno tiene que encontrar su propia voz.