Informa Raquel Granell / Imagen: Jaume Gascó
La 35ª Edición del Festival Internacional Cinema Jove de Valencia acogió en su última edición la proyección de ‘Esclats de llum’ el último trabajo del director Nacho Ruipérez. Una mockumentary o falso documental que relata la vida de Iris, una joven que sueña con ser artista fallera. Ella entrevista a las distintas mujeres artistas falleras, foguereras y gaiateras para un trabajo de clase. Aun con una reorganización del guión como consecuencia de la pandemia de COVID-19 y con el tiempo en contra, ‘Esclats de Llum’ triunfó en su estreno en el Teatro Principal de Valencia. El Rotativo tuvo la oportunidad de entrevistar a Ruipérez charlando con el director sobre el desarrollo de este proyecto, su trayectoria profesional y los próximos trabajos en los que se encuentra inmerso.
¿Cómo surge la idea de realizar ‘Esclats de Llum’?
Surge por un encargo, igual que el corto ‘La ropavejera’, siendo un filme más afín a lo que me gusta hacer que es el cine de género, terror, ciencia-ficción…; sin embargo, en ‘Esclats de Llum’ el tema me pilló un poco de lejos. Dije: ¿Fallas? No sé nada de ellas, de hecho, no soy valenciano de origen, pero un amigo tiene una productora pequeña y me dijo que quería que el proyecto hablara de las mujeres artistas falleras, un sector que ha sido siempre muy masculino. Mi amigo me propuso hacer esta “película pequeña” y a cambio de ello le dije: “déjame ser muy libre, experimentar, probar con un nuevo formato…que no sea un documental al uso”. Al final es un falso documental, o mockumentary, en el que se trata de mezclar todos los géneros que puedas, sobre todo jugar con la ficción y no-ficción. Incluso en los documentales puros, los de naturaleza, también se cuestiona qué es verdad y qué no. La línea es tan sensible que podríamos haber dicho que era un documental. Hay partes que claramente están ficcionadas con puestas en escena, pero hay otras que, incluso pareciendo un documental, está falseado. También hicimos un camino de documentación muy grande, junto a la guionista Raquel Antón, que ni ella ni yo sabíamos mucho sobre las fallas, pero mucho menos sobre las gaiatas.
¿Cómo se grabó?
La realidad es que está montado a contra pandemia y su cuenta atrás para el confinamiento, pero rodamos todo lo que pudimos antes de que nos encerraran, sin saber muy bien hacia dónde iba a parar ese material. Los últimos días grabamos incluso doce horas seguidas, lo que supuso mucha tensión y estrés. Nadie pensaba que iba a haber una pandemia, por lo tanto, todo lo que se ve en el mockumentary es también la incertidumbre que vivíamos nosotros. Lo demás está falseado en verano con vestuario de invierno, y eso con toda la complicación del calor que hacía.
¿Qué le inspiró a la productora a introducirse de lleno en los talleres de estas artistas valencianas?
Wasalia Dreams suele realizar documentos de pequeño formato. Siempre suelen buscar temas sociales y al ser de Valencia, les interesan temas locales, sobre todo aquellos relacionados con el arte y la conexión con la cultura valenciana. Lo que hacen también es explorar la posibilidad de hacerlos, ya que generalmente los documentales que han hecho han sido didácticos. Supongo que en ‘Esclats de Llum’ querían dar un paso adelante como empresa y hacer algo distinto, por eso me llamaron con todas las complicaciones que supuso. Tengo que decir que no se lo puse fácil, con una productora pequeña de dos socios, la cantidad de volumen, rodar configuración, cortar calles, pedir permisos… fueron una serie de cosas que antes no habían hecho. Se atrevieron y eso lo valoro mucho.
Empezáis a grabar antes de la pandemia… ¿cómo se vio interrumpido el rodaje?
Muy de repente. No fue fácil, vivimos el contrarreloj. Los distintos gobiernos tenían la información, pero después del 8M, la Mobile de Barcelona… creo que nadie se la jugaba a tomar decisiones rápidas, ya que estaba siendo un impacto fuerte. Toda la gente que sabía que estábamos metidos en este proyecto, nos enviaban enlaces de prensa con titulares que decían “se cancelan las Fallas”. Fue de un día para otro, y la crisis vino en el estudio de Wasalia Dreams. Raúl González, miembro de la productora, y yo no sabíamos que hacer, si parar, cancelar…estuvimos a punto. Él me dijo: “Cuando pase todo esto ya veremos”, a lo que le respondí que no, que esto no se iba a volver a repetir a este nivel. Este año, aunque se cancelen estas festividades ya tenemos nuestra vida hecha con mascarilla y todo lo que conlleva la nueva normalidad.
¿Qué se modificó del guion inicial?
Muchas cosas. La historia de Iris, la protagonista, tenía muchas más secuencias de su vida. Todo lo planteado en un primer momento se nos quedaba corto, pero como ocurrió la pandemia, nos dio para mucho. Además, Iris es verdad que trabaja con su padre en el bar, y unos días que no pudo grabar, aprovechamos para grabar la parte del amigo que sale en el filme. Fluye natural.
¿El resultado es tal y como lo habíais imaginado?
No, porque no sabíamos hacia donde nos llevaba el documental. Vivimos mucha incertidumbre, ya que no queríamos que el tema tratado perdiera fuerza. Queríamos que de alguna forma pudiera haber dos líneas, pero que ambas se dirigieran hacia el mismo punto. Creo que al final se ha conseguido. Nos hemos enfrentado a muchas horas de montaje, descartando mucho material, y no sabíamos cómo iba a quedar todo. Es más, hay partes en ‘Esclats de Llum’ grabadas con móvil que tampoco sabíamos si iban a funcionar. Era un recurso ‘pensat i fet’ y a mi gusto queda entre bien y mal. Hay que reconocer que técnicamente aborrece un poco. Me hubiera gustado dominar más la técnica de los móviles, es decir, no distribuir tanto los puntos de vista y que los móviles estuvieran siempre desde el eje donde ella era grabada, pero, al fin y al cabo, hay dos propuestas: una película bien filmada con cámara de cine; y la otra grabada con los dispositivos móviles (el filme dentro del filme). Realmente nos saltamos un poco nuestras normas por ir rápido, pero por lo general estoy contento. Teníamos todas las papeletas para fracasar y el haber encontrado la salida y el formato adecuado para contarla es un reto conseguido.
¿Dirías que el COVID-19 ha beneficiado a ‘Esclats de Llum’ o todo lo contrario?
Es extraño. La palabra beneficiar es heavy para una situación tan dura como esta, pero efectivamente lo hace más interesante. Beneficiar como tal, en sentido lucrativo, la verdad es que no nos va a beneficiar, pero sí que es verdad que se vuelve más original la propuesta y te da la sensación que estás viendo algo que te importa. Si uno de los temas principales era la dificultad de las mujeres para acceder a este mundo, desgraciadamente faltaba el COVID-19.
¿Cómo ha sido grabar con estas mujeres?
Muy guay, son estupendas, porque aparte jugaron e hicieron el pacto de ficción con nosotros y se adaptaron al “rollo” al tener que actuar. En el caso de Reyes Martí, la pirotécnica, ya había pasado el COVID-19 y lo que contamos al final en la leyenda del documental es cierto. He de decir que jugaron muy bien con la ficción. También decidí que ellas fueran completamente libres de decir lo que quisieran. Está bien que se pactaran ciertos temas, pero desde el principio quise que no se manipulara el discurso. Se lo curraron, cada una con su personalidad genuina, y la verdad que han quedado como diálogos naturales.
¿Te ha gustado salir de la zona de confort?
Si. Te pone a prueba explotar algo muy distinto a lo que haces habitualmente. Tiene una parte excitante y de adrenalina. Si lo volviera a hacer o no eso ya es un misterio, no me atrevo a confirmarlo, porque creo que no es lo que a mí realmente me gusta. Por eso ‘Esclats de llum’ ha acabado siendo un híbrido de ficción y realidad. Soy profesor de guion y me encanta escribir…por lo que tiendo a dejar todo bastante claro, lo planifico mucho. En este mockumentary, sin embargo, hemos ido un poco a lo que tiraba a la realidad por lo que me daba bastante inseguridad. Como experiencia ha estado bien, pero tampoco cierro puertas a proyectos similares que me puedan ofrecer, aunque si surgiera de mí, en cuanto a obra personal no creo que hiciera algo parecido. Aprovechar estas cosas también es importante porque la parte de experimentar es muy bonita y la libertad que me dejó la productora me gusta.
¿Qué mensaje dirías que se transmite con este documental?
Se abordan diversos temas, el de las mujeres en el mundo fallero es uno, pero el principal diría que es aquello que nos une culturalmente y la importancia cuando nos lo quitan. Está visto a través de los ojos de la mujer, Iris, como alguien que empieza y que admira a otras mujeres que han roto ese techo de cristal en su profesión. Cuando te quitan algo que siempre sucede, y que une a los pueblos…nos gusten o no las fallas, es una cohesión cultural existente, nos identifica. De eso trata, del vacío cuando algo deja de estar ahí, ese miedo, ausencia… pero también el de resurgir como el Ave fénix es el viaje que hace el documental. Es bonita la metáfora de ‘Esclats de llum’: Al apagarse el fuego externo, se enciende el fuego interno, como viaje experiencial. Si no hubiera pasado eso, Iris hubiera seguido bloqueada y no hubiera encontrado su voz, pero al haber una crisis externa y al apagarse el fuego de las fallas, surge una necesidad de contar algo, de hacer algo, moverse…. no estaba demasiado pensado, pero ha ido surgiendo poco a poco en el discurso.
¿Está pensado que se pueda ver en la gran pantalla?
No, es difícil con este formato. Seguro que estará en pequeños festivales y habrá proyecciones en los pueblos, obviamente de la Comunidad Valenciana. Yo creo que, en pantallas de cine, como tal, es complicado. Sinceramente, con el presupuesto con el que contábamos y según cómo hemos hecho las cosas, lo pensé siempre para Youtube con una versión más corta. Me gustaría coger y quitarle unos diez o quince minutos para que se quedase con una versión de media hora. Youtube creo que es el destino ideal para este tipo de proyectos. Ahora mismo los derechos los compró À punt y seguro recibirá más difusión. Cuando nos liberen los derechos me gustaría subirlo a YouTube lo antes que pueda.
¿Cómo relatarías tu experiencia dirigiendo ‘Esclats de llum’?
Agotadora, porque no controlábamos los elementos y además rodamos muchísimas horas, pero por otra parte muy divertida la dirección a no actores. Sabes que las personas son reales, Iris es Iris y su padre también, e invades su privacidad que al principio da un poco de pudor, pero posteriormente todo fluye y te dejas llevar. Para ella ha sido un viaje emocional muy especial. De hecho, el día que se dan el abrazo final, Iris me decía: “Me dona un poc de vergonya pero mai li he donat un abraç a mon pare”, i le dije: “Mira Iris, puede que sea la primera y última, pero aprovéchalo”. Estas cosas permiten romper ciertas barreras de nuestra vida, fue muy bonito.
Las proyecciones audiovisuales se han visto afectadas por la pandemia, ¿qué le espera al mundo del cine?
Ojalá poder adelantarme a eso y poder hacer una película que nadie haría. No lo sé, pero se ve un panorama difícil, como el de mantener las salas. Las ayudas no llegan y no da para todo, es complicado. Hasta que cambie el mundo no nos podemos encerrar, hemos de superar ese miedo. El cine este hecho para verlo en comunidad o en grupo, es lo que pienso. El destino es este y sentirlo con los demás, necesito ver cómo respira la gente, cómo lo vive… Espero que la gente tenga ese deseo de ir al cine y podamos romper la barrera, aunque va a ser un proceso largo.
Finalmente, ¿en qué proyectos estás trabajando más? ¿Nos puedes adelantar algo?
Estoy trabajando como director junto a Claudia Pinto y Jaume Bayarri en el retorno de ‘L’Alquería Blanca’. À punt ha hecho esa apuesta y la hemos recuperado con los guionistas iniciales. Han pasado ya seis años, con lo cual los actores también están más mayores, pero estamos intentando solventarlo. También tengo entre manos una serie propia, aunque de momento estoy creando los guiones y todo el universo poco a poco. No obstante, empecé este año una película que ahora está parada, y otra de animación. De esta última aún estoy buscando productor. Además, te adelanto que tengo en mente una idea muy buena, pero aún no he empezado a crear nada. Estoy deseando tener tiempo para empezar a escribir terror, el género que más me gusta.