Mario Kempes: “Nunca me creí el mejor”

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Texto / Fotografía: Jaime Roch

Mario Alberto Kempes ha contado su historia en «Matador. Mi autobiografía», publicado por Editorial Sargantana. Su vida, labrada a base de esfuerzo, talento, suerte y valentía, está narrada por él mismo en una especie de memorias escritas de un tirón sin pretensiones y al grano: palabras de un futbolista a golpe de corazón que recuerdan, sin más estridencias que las del eco de sus goles, un fragmento de la memoria de un equipo centenario como el Valencia Club de Fútbol.

Kempes, exjugador argentino que militó durante siete temporadas en el Valencia, afirmó ayer, después del acto de presentación de su libro en el palco VIP del campo de Mestalla, que los goles siempre fueron su carta de presentación, pero que una vez acaba la etapa de futbolista, queda la persona: «Es importante estar tranquilo y orgulloso cuando paseo por las ciudades en las que he jugado. Para digerir el éxito, nunca me creí el mejor y siempre tenía en la mente trabajar y mejorar como futbolista para hacer más goles. Las alabanzas son muy buenas pero el día que uno se equivoca, lo critican duramente, así que pensé que era mejor equivocarse en el fútbol y no en la vida».

El Matador expresa que en el libro están los mejores y los peores momentos de su trayectoria pero también aclara que “cuando el aficionado lo lea se quedará con la imagen de que Kempes fue un profesional. Cuando uno es joven comete errores y locuras porque las tentaciones son muy fuertes pero creo que he sido profesional y me he tomado el fútbol en serio”.

La leyenda de Kempes se empezó a labrar cuando, a los 14 años, su vecino Osvaldo Mantelli, al que todos conocían como Cataca, llamó el timbre de su casa para invitarlo a formar parte de la cuarta división del Club Talleres. Su padre, iniciador de la dinastía Mario Kempes, accedió a firmar el contrato y la historia empezó a escribirse. Antes, en la casa donde nació, situada en la calle san Juan 122 de Bell Ville, provincia de la Córdoba argentina, jugó los primeros partidos de niño contra el repartidor de la carnicería y verdulería de su barrio. El amor por el fútbol ya corría por la sangre de El Matador desde su nacimiento en el 15 de julio de 1954, porque su progenitor ya fue futbolista en varios clubes que formaban la Liga Bellvillense.

A la pregunta de cómo se definiría él mismo como jugador, el futbolista explica que fue un luchador con fortuna: “Tenía mucha fuerza, arrancaba de medio campo, buscaba el espacio para tener la pelota y goleaba por suerte porque siempre estaba en el sitio oportuno para rematar cuando me acercaba al área”. Sobre la cuestión de a qué jugador actual se acercaría al estilo de Kempes, el mito argentino contesta que es raro porque “yo era un goleador mentiroso. No jugaba como 9, no era delantero puro; era medio campista y tenía que tener espacio por delante y, en el fútbol actual, eso no lo veo”.

Sobre la inminente final de la Copa del Rey contra el Barcelona el próximo 25 de mayo en el Benito Villamarín, el histórico jugador, campeón de la Copa del Rey del 79, Recopa y Supercopa de Europa, manifiesta que “el Valencia siempre ha hecho muy buenos partidos en una final. El Barcelona es un equipo grande pero esta temporada no nos ha ganado en ninguno de los dos encuentros de liga y el hecho de que sea a un único partido nos beneficia. Estamos en el año del centenario y es el momento justo de que el equipo dé un golpe en la mesa y gane la final” .

El campeón del mundo en 1978 con Argentina, época en la que se encumbró, aclara que no hay diferencia entre el Kempes jugador y el Kempes persona porque “el hecho de luchar y sufrir dentro del campo me hizo ser consciente de que tenía que ser una persona normal, con los pies sobre la tierra. Uno es futbolista profesional 10 o 15 años de su vida y lo que debe de cuidar es su imagen fuera del terreno de juego”.

Kempes se encuentra en Valencia para participar en los actos del centenario de la fundación del club, en el que militó en dos etapas entre 1976 y 1984. Ayer, en el evento de presentación, El Matador estuvo arropado de sus compañeros Claudio López, El Piojo; Fabio Aurelio, Ricardo Arias, Juan Cruz Sol, Fernando Giner o Miguel Tendillo. En el acto, moderado por el periodista Paco Lloret, confesó su admiración por el River Plate, equipo donde jugó en 1981, a pesar de que su abuelo materno,  Camilo, de niño, le regalara la equipación de Boca Juniors y la enviara a la revista Así es Boca argumentando que sería jugador del equipo de la ribera. Kempes es un tipo generoso tanto dentro del campo para dar la asistencia del gol como fuera para atender a todo aquel que se lo pidió y su melena sigue en la retina de aquellos que le vieron jugar.