Elaboran la mejor tesis española en farmacia asistencial

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Lucía Gómez / 4º Periodismo

Investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera han desarrollado con el doctor en Farmacia, Otón Bellver, un método para detectar las prescripciones potencialmente inapropiadas (PPI) en mayores polimedicados. Esta tesis de investigación ha sido dirigida por la vicedecana del Grado en Farmacia de la CEU-UCH, Lucrecia Moreno, junto al profesor Luis Salar, y consiste en una serie de entrevistas clínicas con los pacientes con el objetivo de detectar qué medicamentos deberían tomar y cuáles no son apropiados.
A partir de las entrevistas, se introducen los datos del paciente y de su medicación en un ordenador, el cual realiza un cruce de información que permite detectar las prescripciones inapropiadas. De este modo, una vez realizado el examen, el farmacéutico puede intervenir de forma directa o bien derivar al paciente a su médico de cabecera.
Además, el estudio posibilita averiguar no solo qué medicación deberían tomar o cuál no, sino también los estilos de vida de los pacientes. En este sentido, el método es innovador, ya que hasta ahora, los trabajos que estudiaban prescripciones inapropiadas lo hacían a través del historial terapéutico, sin tener en cuenta factores como la adherencia o la forma de utilización de los medicamentos. Del mismo modo, también es novedoso que esta investigación se haya desarrollado en una farmacia comunitaria, ya que Bellver asegura que existía “un vacío en este campo” y las investigaciones se realizaban desde el ámbito de la atención socio-sanitaria y hospitalaria.

La tesis, defendida en la CEU-UCH se desarrolló con una muestra de 88 pacientes crónicos polimedicados mayores de 65 años mediante su seguimiento en una farmacia de Valencia. Según informan los investigadores, “debido a la detección de estas prescripciones potencialmente inapropiadas ha sido posible intervenir en sobre un 37,6 por ciento de los casos”, con una aceptación del 14%.
Esta investigación, que ha abarcado dos años de estudio, ha sido premiada como la mejor tesis española en farmacia asistencial de 2017 por la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC). El reconocimiento lleva el nombre de Francisco Martínez Romero, que fue su fundador y profesor de la CEU-UCH, donde impulsó la creación del Aula de Práctica Farmacéutica, hasta su fallecimiento en 2016. “Que te den un premio que se llame Francisco Martínez Romero es como que te den el premio del que ha sido el padre de todos”, se enorgullece Bellver.
Para él se trata de un reconocimiento que alberga una gran responsabilidad, ya que asegura que la investigación debe continuar con su puesta en marcha: “Queremos incorporarlo a la práctica profesional diaria, que es lo que hacemos en la farmacia”, destaca. Asimismo, el doctor se muestra agradecido al CEU, y en especial a la doctora Moreno, por la colaboración: “Ella creyó a veces más en mí que yo mismo y me demostró que pensaba que se podía trabajar con los farmacéuticos comunitarios”. Por su parte, la directora de la tesis también asegura que ha sido “un placer” dirigir el trabajo del doctor, a quien define como un “farmacéutico con muchos años de experiencia y buen hacer” y de quien no le sorprende que haya recibido el premio.
Los once trabajos presentados en la primera convocatoria del Premio ‘Francisco Martínez Romero’ fueron analizados a finales de octubre en Barcelona por el jurado de la SEFAC. El título de la tesis ganadora, desarrollada por Otón Bellver en la CEU- UCH, se dio a conocer en la Jornada Nacional que SEFAC celebró en el Auditorio de la Diputación de Alicante y que contó con la asistencia de más de 300 farmacéuticos.

Resultados del estudio
Según apuntan las principales conclusiones de la investigación, un examen regular de la medicación mejora la farmacoterapia en los pacientes, ya que permite detectar y resolver situaciones clínicas. El estudio también averiguó que existe un 52 por ciento de casos de falta de adherencia a los tratamientos en los pacientes crónicos mayores, debido sobre todo a que consideran que toman demasiada medicación, porque creen que no la necesitan o porque olvidan tomarla. Estos datos preocupan al farmacéutico, quien asegura que 20 años atrás los estudios apuntaban en la misma dirección.
“Algo hacemos mal o no hacemos, porque no convencemos a los pacientes de la importancia de tomarse los medicamentos”, señala. De hecho, el experto considera que los ancianos necesitan una mayor dedicación por parte del Sistema Nacional de Salud. Por ello, insta a sus compañeros a considerar que los ancianos necesitan tiempo por parte de los especialistas: “Todos llegaremos a serlo, cada vez la población es más anciana”, recuerda. Además, advierte de que los tratamientos “son mejores” y la gente perdura en el tiempo con una mayor calidad de vida, por lo que los especialistas en el medicamento “también debemos adelantarnos a esta realidad”.
Asimismo, los datos muestran que más de cuatro millones de personas en España mayores de 65 años toman cinco o más medicamentos de forma habitual, lo que aumenta el riesgo de sufrir una reacción adversa, visitas a urgencias o reingresos. “El exceso de medicación continuada en las personas mayores produce efectos no deseados, como interacciones, reacciones adversas o la imposibilidad de alcanzar los objetivos de sanación”, afirma el responsable de la investigación.
En este sentido, el doctor alerta de que una gran parte de las prescripciones potencialmente inapropiadas detectadas en el estudio está representada por duplicidades terapéuticas, fármacos no controlados y medicamentos de utilidad terapéutica baja, así como una excesiva utilización de la benzodiacepina en ancianos para tratar la ansiedad y el insomnio, más allá de las cuatro semanas de administración recomendadas por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AGEMED). Además, el estudio descubrió una utilización de fármacos hipoglucemiantes que pueden producir bajadas de glucosa, falta de hidratación en los ancianos y una prevalencia del estreñimiento. Por otra parte, Bellver y su equipo realizaron una estimación económica en la que concluyeron que si a través de la detección de prescripciones potencialmente inapropiadas se evitaba la visita al médico de cabecera, el ahorro sería de 6,57 por paciente.
Otro de los resultados de la tesis es la “posible omisión” de tratamientos para la hipertensión arterial con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), y para disminuir el colesterol y los triglicéridos, con estatinas. Del mismo modo, los investigadores han averiguado que en los pacientes con ansiedad existe la necesidad de comenzar la prescripción de inhibidores selectivos de la recaptacion de serotonina (ISRS). Además, también se ha considerado para necesidad de tratamientos laxantes, que es “otra de las prescripciones omitidas más detectadas y que más preocupan a la población mayor”.
En otro orden de cosas, la puesta en práctica del estudio está diseñada en principio para realizarse con mayores de 65 años, puesto que son quienes suelen presentar prescripciones potencialmente inapropiadas. Sin embargo, los expertos afirman que también podría ser trasladable a personas jóvenes. “Existen jóvenes que tienen un nivel de polimedicación muy elevado, incluso a veces más que los ancianos”, destaca el doctor.

Coordinación
El siguiente objetivo de Bellver es extender el método al centro de salud, ya que considera que el resultado sería más eficaz si se colaborara entre médicos y farmacéuticos. Según su punto de vista, “la coordinación se puede conseguir, todos estamos interesados en la salud del paciente y no tiene sentido excluirse”. La misma opinión la comparte la directora de la investigación, quien apunta que con el paso del tiempo “cada vez más médicos confían y consultan a los farmacéuticos y muchos trabajan en colaboración”.
De hecho, durante el estudio se realizó una encuesta en la que los pacientes respondieron en su mayoría que este método deberían realizarlo tanto farmacéuticos como médicos. “Nos piden coordinación”, afirma el experto autor de la tesis premiada, para quien la “mayor evidencia” es que los pacientes acuden a la farmacia para comprar e informarse del medicamento, a su médico y a la enfermera.
Una vez que el proyecto funcione en su farmacia y se logre expandir al centro de salud, los investigadores pretenden que otras farmacias lo pongan en marcha y pueda así convertirse en un método de ámbito global, ya que según Bellver se trata de una “metodología muy innovadora a la que el paciente no estaba acostumbrado y que ha valorado de manera muy positiva”. De hecho, la mayor parte de ellos lo considera útil y sencillo y lo recomendaría a otros pacientes. Además, el responsable ha querido animar a sus compañeros a investigar a nivel clínico porque cree que es “impresionante” porque permite ayudar a los pacientes y “estás mucho más cercano a la realidad del día a día”.