España envejece sin visión de crecer con nacimientos

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Adrián Martínez / 4º Periodismo

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha dado a conocer las Estadísticas del Movimiento Natural de la Población correspondiente al primer semestre del año del 2016 y los resultados son esclarecedores, en España se producen más defunciones que nacimientos.

Este estudio, todavía provisional, muestra que en el primer semestre del presente año se produjeron 195.555 nacimientos y 208.553 defunciones. Por tanto, el crecimiento vegetativo (la diferencia entre nacimientos y defunciones) es negativo, concretamente se han dado 12.998 fallecimientos más durante los primeros seis meses de 2016. Con los datos en la mano, la realidad es que desde que comenzó la crisis en 2008 y con la excepción de 2014, el número de nacimientos en España ha ido decreciendo considerablemente.

Es evidente que no sería justo comparar la época actual con otras décadas recientes como los años 60, 70 o incluso principios de los 80, donde era común ver familias con cuatro o cinco hijos. Pero hoy en día son cada vez más las parejas que se plantean si tener o no descendencia y si se decantan por la primera opción, lo hacen con una edad ya avanzada. Estas dos posibilidades hacen que la pirámide de población adopte la forma de bulbo. Esta pirámide, también llamada regresiva y característica de los países desarrollados, refleja una base más estrecha en la parte inferior que en las dos superiores y genera un envejecimiento de la población.

Llegados a este punto: ¿Cuáles son las causas de este descenso en el número de nacimientos?

La primera, la más evidente y de la que se abren una serie de ramas es la crisis económica. La recesión y por consiguiente el paro laboral ata de pies y manos a miles de parejas jóvenes en nuestro país. Se hace difícil encontrar una relación en la que ambos miembros tengan un sueldo medianamente digno capaz de soportar el gasto que conlleva tener un hijo, qué decir de tener más de uno. Laura y Guillermo, de 24 y 28 años repectivamente son pareja desde hace más de tres años. Ella estudia y trabaja al mismo tiempo mientras que él trabaja fines de semana con un sueldo que no le llega para independizarse. Al preguntarle a Guillermo por la posibilidad de independizarse y formar una familia, contesta : “Con un sueldo que no llega a los 600 euros es impensable pensar en independizarse y qué decir tener hijos. La crisis ha hecho que mucha gente tenga que dejar aquí a su familia y buscarse la vida en otro país, así que si me saliese un trabajo con un buen sueldo en el extranjero cogería a mi pareja y nos iríamos sin pensarlo”.

Esta dificultad a la hora de encontrar trabajo deriva en la necesidad de un mayor tiempo para independizarse de los padres. La media de edad en la que los españoles abandonan el nido comienza a acercarse a los 30 años. Concretamente es de 28’9 años, la cifra más alta de Europa, cuya media se sitúa en el 26’1 según un estudio de Eurostat publicado en 2015. “Tengo una carrera, idiomas, pero no tengo trabajo fijo, solo temporales y de jornada reducida,  así es imposible independizarse”, sostiene Juan, un joven valenciano que está cerca de cumplir 31 años y todavía vive en casa de sus padres.

Las parejas se independizan más tarde, y aquellos que tienen una mínima solvencia económica prefieren no ‘hipotecarse’ con un bebé por si pierden el empleo, por lo que la imagen que nos queda es bastante nítida. Los tiempos han cambiado y, desafortunadamente se han retrasado, por lo que el tiempo para formar una familia se acorta por cuestiones de edad, las parejas por lo general no pueden permitirse tener más de uno o dos hijos. Por lo tanto, el descenso de nacimientos y con ello el envejecimiento y la disminución de la población se hacen palpables. España vuelve a ver como el número de fallecimientos supera a los nacimientos, y pese a que los números suelen mejorar en el segundo semestre, es un tema que requiere de una profunda reflexión, puesto que como en la vida, toda acción del presente tiene consecuencias en el futuro.