Esperanza Luque / 1º Periodismo
La Universidad CEU-Cardenal Herrera (UCH-CEU) ha acogido una conferencia sobre J. R. R. Tolkien, autor de El Señor de los Anillos y El Hobbit, su obra y la adaptación de ésta a la Gran Pantalla. La actividad, ‘Tolkien y el Cine. La metáfora entre la palabra y la imagen’, ha estado organizada por Enrique Anrubia, profesor en la UCH-CEU, y el Instituto de Humanidades Ángel Ayala. El ponente ha sido Eduardo Segura, profesor en la Universidad de Granada, especializado en Tolkien y el encargado de asesorar a Peter Jackson, director de la saga El Señor de los Anillos y El Hobbit, sobre la trilogía.
Tras una breve introducción realizada por Enrique Anrubia, Segura comentó los temas a tratar en la conferencia, centrándose en los aciertos de las adaptaciones, la separación entre los libros y las películas, el porqué. Segura señaló que “el problema de Tolkien en la pantalla es un problema de percepción”, idea que apoyó con el argumento de que él y Peter Jackson han crecido en generaciones diferentes y, por tanto, sus “conceptos visuales” son distintos. Tras esto, dijo que “la palabra estética proviene del griego αἰσθητική, que significa percepción”, tratando de mostrar la estrecha relación que existe entre ambos conceptos y que en la Antigua Grecia, “percibir la realidad se veía como percibir algo proporcionado”.
Eduardo Segura contó cómo las vivencias que experimentó Tolkien en su juventud tuvieron una gran influencia para el desarrollo de la trama de El Señor de los Anillos. El autor fue soldado en el Frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial, en la que murieron todos los amigos menos uno. Más tarde, según señaló Segura, esto se vería reflejado en una carta que Tolkien escribió a su amigo en la que le decía que había escrito El Señor de los Anillos “con la sangre de su vida”, confirmando así que era una metáfora de su vida, “preservar la esperanza de la muerte”.
También habló el ponente de la situación de Hollywood en la actualidad, “en Estados Unidos suelen decir mucho ‘Give me action’, mientras que Tolkien diría ‘Give me words’, porque para él lo importante eran las palabras”. Comentó que los “grandes guionistas de Hollywood están escribiendo las series de HBO” y que a directores que cambiaron el mundo del Cine, como Hitchcock o Charles Chaplin, nunca se les reconoció su trabajo con un Óscar. Esta información estuvo ligada al comentario de que el listón está tan bajo que ahora cualquiera “es considerado artista”, cuando algunos de los considerados grandes actores de Hollywood “son mediocres”.
Eduardo Segura recurrió a la cita de C. S. Lewis, autor de la saga Narnia, en la que decía que Tolkien había estado “dentro del lenguaje”, dado que al saber éste último veinte idiomas había sido capaz de “crear un mundo paralelo y coherente”. De hecho, el élfico está basado en el idioma finés, uno de los favoritos de Tolkien junto al galés. También habló de Tolkien como “un escritor apocalíptico”, porque Apocalipsis significa desvelar y él ha conseguido “desvelar la realidad ante nuestros ojos”.
Eduardo Segura afirmó que lo que permite que se pueda entrar en el mundo de la Tierra Media es que la historia esté contada a través de los ojos de un Hobbit, porque si estuviera narrado a través de los ojos de un personaje distinto, “el acceso estaría vedado”.
Para terminar, Segura se centró en las adaptaciones de El Señor de los Anillos y El Hobbit. Para la primera, se escribió un guión que luego se dividió en tres partes, una por cada película. “La adaptación de obras literarias requiere la conservación de puntos clave”, comentó el ponente, añadiendo que en el set de rodaje se llegaron a prohibir los libros por las quejas sobre el parecido o no del guión. “Peter Jackson decía: me doy cuenta que cuanto más me alejo del libro tengo que volver a él”, de hecho, el director se negó a modificar el final de la tercera y última parte de El Señor de los Anillos, El Retorno del Rey, y llegó a amenazar con no terminar de rodarla él si así se hacía. Esta preocupación, según contó Eduardo Segura, no se mantuvo en El Hobbit, adaptación que se “elevó a la máxima categoría” desde el principio.