En el libro Razón de la Universidad, publicado por CEU Ediciones, han participado siete profesores universitarios, bajo la coordinación de Rafael Fayos, de la CEU-UCH

Portada-libro-ceu-uch-razon-de-la-universidad-rafael-fayos¿Qué pensaría Unamuno de la universidad española actual? ¿Serían aplicables las propuestas de Ortega o Laín al sistema universitario vigente? Una obra colectiva publicada por CEU Ediciones reúne el pensamiento de cuatro grandes nombres de la filosofía española de la primera mitad del siglo XX –Unamuno, Ortega, Laín Entralgo y García Morente- y de tres intelectuales europeos -Guardini, MacIntyre y Derrick- bajo el título Razón de la Universidad. Coordinado por el profesor de la CEU-UCH Rafael Fayos, en este libro siete profesores universitarios reúnen el pensamiento y la experiencia universitaria de estos intelectuales, reflexionando sobre su aplicabilidad a la actual realidad académica. La obra se presenta esta tarde en los Círculos de Estudios de la ACdP de Valencia, a las 20h., en el Palacio de Colomina CEU.

Junto al profesor Rafael Fayos, son coautores del libro, publicado por CEU Ediciones, los profesores del Departamento de Humanidades de la CEU-UCH Jaime Vilarroig, Jesús de la Llave y Juan Manuel Monfort; Antonio Piñas, de la Universidad CEU San Pablo de Madrid; Sergio Sánchez-Migallón, de la Universidad de Navarra; y Antonio Schlatter, capellán del Colegio Mayor Universitario Albalat.

Según destaca Rafael Fayos, profesor adjunto de Antropología de la CEU-UCH coordinador de la obra, “en los escritos de los siete intelectuales recogidos en este libro, la idea de Universidad va más allá de la mera formación profesional”. La importancia de “primar o por lo menos igualar las asignaturas libres de una finalidad meramente práctica y las estrictamente instrumentales” son comunes en estos siete autores. Sin embargo, señala Fayos, “en la universidad se está imponiendo cada vez más y de un modo patente una formación centrada en la adquisición de competencias y habilidades de carácter meramente instrumental”. Cuando se deja un espacio para los conocimientos humanísticos, “estos no adquieren la centralidad que poseían antes en algunas universidades”.

La primera parte del libro Razón de la Universidad recoge la propuesta de Unamuno en torno a una universidad para “formar personas”. Y también el enfoque de la cultura y el plan de reforma universitaria de Ortega y los deberes de la Universidad formulados por Laín Entralgo. “La mayoría de las cosas que escribía Unamuno para la Universidad de su tiempo continúan hoy debatiéndose como si no hubieran pasado cien años. Ya apuntaba entonces que para hacer una verdadera revolución educativa no hacen falta planes, sino personas convencidas: los planes no mejoran a los malos profesores, pero los buenos educan bien con cualquier ley”, destaca.

Humanizar las carreras universitarias

José Ortega y Gasset fue uno de los guías de la gran reforma del sistema universitario que se intentó en la Segunda República, basada en principios como la centralidad del estudiante en el proceso educativo, el fomento de la ciencia y de la investigación y la posibilidad para todos los estudiantes de formarse en humanidades. Para los autores del libro, la necesidad de humanizar las carreras universitarias sigue siendo un reto, que podría llevarse a cabo a través de asignaturas de formación cultural sobre el mundo, el hombre y la moral, a partir de los avances científicos actuales: “Pero esta es una tarea difícil en un contexto educativo como el actual, que no destaca por el prestigio que se brinda, por ejemplo, a la filosofía, que queda un poco más “asfixiada” con cada reforma educativa”.

En el caso de Pedro Laín Entralgo, en sus textos sobre la universidad señalaba que la mera eficacia da lugar al “sabio mercenario” y frente a ello reclamaba la recuperación de la ejemplaridad ética de la Universidad, basada en enseñar la verdad, en la libertad de cátedra, en la realización institucional de la justicia social y en el celo permanente por la calidad de lo que se hace. “Laín abogaba por una renovación de la vida interna universitaria, para que sea modelo de vida para los futuros profesionales”, destaca el profesor de la CEU-UCH Rafael Fayos.

Injerencias del Estado

El análisis de los textos de los intelectuales estudiados en Razón de la Universidad está acompañado de notas biográficas sobre su trayectoria académica, que revelan una Universidad española en la primera mitad del siglo XX que el coordinador de la obra, Rafael Fayos, describe como “un continuo campo de batalla donde el Estado ha querido entrometerse, controlar y dominar. Los casos de Unamuno y Laín Entralgo son claros al respecto, ya que, como rectores, ambos sufrieron las presiones e injerencias del Estado: Unamuno fue destituido de su cargo en 1914; Laín dimitió como rector de la Universidad Central, hoy Complutense, en la década de los cincuenta”.

Universidad, modelo para la sociedad

La segunda parte del libro Razón de la Universidad se centra en el debate entre conocimiento científico y fe religiosa, a través de los planteamientos de Manuel García Morente, que señala a la Universidad como escenario propio para ese diálogo, y del italiano Romano Guardini y su cosmovisión cristiana de la Universidad. “Guardini, por ejemplo, plantea la supeditación de la utilidad técnica de la investigación o la vertiente práctica necesaria en toda formación profesional a la reflexión sobre la verdad, el bien y la belleza”.

La aportación de la Universidad a la sociedad centra la última parte del libro, con dos capítulos sobre el modelo de sociedad que la Universidad puede inspirar, según las aportaciones de Christopher Derrick, y las ideas del trabajo intelectual como oficio, de Alasdair MacIntyre. Según Derrick, el enfoque humanístico de la formación universitaria revierte de forma positiva en la sociedad. Según MacIntyre, algunos elementos presentes en el origen de la Universidad deberían recuperarse no solo en bien de la institución, sino también para superar el individualismo y la autonomía propia del hombre moderno y postmoderno. “Este autor llega a otorgar un “papel arquitectónico” a la filosofía y a la teología en la Universidad, donde ha desaparecido aquello que relaciona a las distintas disciplinas del saber, donde existen muchas cuestiones fundamentales que no son respondidas o que incluso ni siquiera se plantean”, apunta el coordinador de la obra.

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