Para Marcos Alcolea, alumni de Magisterio del CEU de Elche y director de un colegio rural en Crevillente, destaca el valor pedagógico y de organización escolar de este modelo, que les permite gestionar los tiempos, los espacios y las actividades con mucha más agilidad

modelo educativo de las escuelas rurales
Alumnos de Magisterio del CEU de Elche durante unas prácticas en la escuela rural de Crevillente

A Marcos Alcolea la pasión por la enseñanza le viene de familia. Su madre, maestra en una pequeña escuela rural, le transmitió lo que significa este tipo de enseñanza. Después de formarse en el grado de Magisterio del CEU de Elche, y tras aprobar la oposición, Marcos apostó por desarrollar su carrera profesional en los colegios rurales. Desde su cargo de director del CEIP Puig Jover en Crevillente, Marcos nos cuenta cómo es el modelo educativo de las escuelas rurales.

Los alumnos de Magisterio del CEU ya han tenido la oportunidad de conocer la realidad de las escuelas rurales. Y ahora habéis firmado un convenio las dos instituciones. ¿Por qué?

Desde el pasado curso hemos recibido en diversas ocasiones a varios grupos de estudiantes del CEU. En ellas, se han organizado talleres de animación lectora, manualidades y pequeñas sesiones para explicar algunos conceptos de gramática y ortografía a los más pequeños. Pensamos que estas experiencias son muy positivas y enriquecedoras tanto para nuestro alumnado como para los futuros docentes. Por ello, este convenio supone la apertura de nuevas vías de colaboración entre la escuela y la universidad. Es importante que conozcan el modelo educativo de las escuelas rurales.

Como sabemos, el grado de Magisterio ofrece el acceso a prácticas en centros docentes a partir del tercer curso. Y nosotros deseamos que también los alumnos de primer y segundo curso de grado puedan vivir pequeñas experiencias reales en un entorno escolar. De esta forma, se les da la oportunidad de preparar sesiones, talleres y actividades específicas para poner en práctica los conocimientos adquiridos en el aula. Pensamos que estas vivencias permitirán a los futuros maestros asentar su vocación por la enseñanza y motivarles a continuar los estudios con ilusión.

Asimismo, deseamos conectar la escuela y la universidad para generar en nuestro alumnado un interés por la vida académica y la actividad intelectual. De esta forma, les hacemos ver que en un futuro ellos también podrán ser estudiantes universitarios. Es por ello que planteamos la posibilidad de visitar el campus con los niños para que conozcan de cerca el funcionamiento de esta institución.

El modelo educativo de las escuelas rurales

Las escuelas rurales prestan una atención educativa mucho más personalizada y familiar que en los colegios urbanos. ¿Qué diferencia a un modelo de otro desde el punto de vista pedagógico?

La escuela rural es un entorno privilegiado que se convierte en un campo de pruebas inigualable. Aquí, el número de alumnos nos permite maniobrar de una forma muy flexible y gestionar la educación de una manera casi individualizada. Mientras que los grandes centros escolares de la ciudad quedan sujetos a protocolos, burocracia y cierto grado de encorsetamiento, nosotros (que también cumplimos con la misma burocracia e idénticas exigencias a nivel curricular, legislativo y administrativo) tenemos la posibilidad de trabajar con grupos flexibles, grupos multinivel, varios docentes dentro de una misma aula, desdobles con dos alumnos y clases de refuerzo y apoyo individual con alumnos que presentan dificultades en su aprendizaje.

De esta forma, desde el punto de vista pedagógico y de organización escolar, gestionamos los tiempos, los espacios y las actividades con mucha más agilidad. Incluso, a veces, tomando decisiones sobre la marcha, detectando las necesidades de nuestro alumnado y tratando de darles una respuesta con todos los medios disponibles en el momento pertinente. Es un modelo de escuela donde prima el contacto con el aire libre, la naturaleza, la atención a las emociones, el compromiso de los niños más mayores con el cuidado de los pequeños, el respeto por la diversidad y la convivencia. Eso no está en los libros y aquí lo trabajamos a diario.

¿Por qué es importante el modelo educativo de las escuelas rurales en una provincia como Alicante?

Nuestra provincia aglutina a buena parte de su población en torno a varios núcleos urbanos importantes, tanto en la costa como en el interior. Pero, al mismo tiempo posee un vasto territorio compuesto por tierras agrícolas y montañosas. En ellas encontramos pequeñas poblaciones donde la escuela se hace imprescindible para llegar a todos sus habitantes. Tanto las escuelas unitarias como los centros rurales agrupados cumplen una función de vertebración del territorio, contribuyendo a asentar población en esas comarcas. Por eso es importante que estos colegios no desaparezcan, pues son una garantía de futuro para la continuidad de muchos pueblos. Sobre todo, ahora que tanto se habla de la España vaciada. Con la flexibilidad que aporta el teletrabajo, muchas familias valoran positivamente volver a los pueblos y las zonas rurales. Educar a sus hijos en un ambiente más relajado, en centros donde la enseñanza sea más personalizada y vinculada al entorno. Un pueblo con escuela es un pueblo con familias, con vida.

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La escuelas rurales son fundamentales para la vertebración del territorio

Demanda de una regulación específica

En su momento, las escuelas rurales en la provincia de Alicante alertaban sobre la falta de medios materiales y humanos de estas instituciones. ¿Cómo se encuentra actualmente la situación?

La situación no es muy diferente a la de hace algunos años. Posiblemente ha mejorado con respecto a la dotación de personal. Por ejemplo, este curso, al cerrarse los SPE, la Consellería ha “repartido” a los especialistas de PT y AL por los centros, dándonos un poco de margen para contar con más personal de apoyo. Hasta el curso pasado el servicio que recibíamos era ridículo. También este año disponemos de auxiliares de conversación en inglés. Aun así, seguimos teniendo docentes que deben hacer itinerancias con otros centros y la mayoría de la plantilla es interina, con lo que no podemos llegar a tener un equipo estable para darle continuidad a nuestro proyecto educativo.

Respecto a la dotación económica, sobre todo los centros que no tenemos comedor escolar, recibimos una insuficiente aportación para los gastos de funcionamiento por parte de Consellería. Debido a ello tampoco podemos hacer grandes inversiones en material didáctico, tecnológico o mobiliario. Hacemos malabarismos con el presupuesto y nuestros centros, en la mayoría de los casos, están muy deteriorados y necesitan de reformas que no llegan.

En estos momentos se hace necesaria una regulación específica para el modelo educativo de las escuelas rurales. No podemos funcionar con las mismas exigencias y patrones que los colegios grandes. No somos iguales y nuestra organización, gestión y financiación deben ser diferentes. Esto parece que la Administración no acaba de entenderlo.

¿Cuáles son los problemas a los que se enfrenta en la actualidad los colegios rurales?

El principal problema es la falta de alumnado. Y sin alumnos, las escuelas están en peligro. Muchas familias prefieren llevar a sus hijos a centros urbanos ante la falta de servicios básicos como transporte o comedor escolar. En la escuela de la ciudad podrán quedarse a comer y participar en actividades extraescolares. Mientras tanto, en muchos centros rurales no disponemos de esos servicios, aunque nos gustaría y los consideramos importantes. La despoblación de algunos municipios y pedanías del campo junto con el descenso de la natalidad también han originado esa pérdida de matrículas en estos centros.

Por otro lado, como se ha comentado anteriormente, muchos colegios del campo presentan un estado de conservación lamentable que hace necesarias reformas integrales debido a la antigüedad de las construcciones. Estas reformas nunca llegan. Y se van parcheando los problemas de infraestructura con pequeñas obras de mantenimiento que corren a cargo de los ayuntamientos, cuya labor es muy importante.

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Marcos Alcolea, director del Puig Jover, y María Pascual, vicedecana de Educación del CEU de Elche

Una salida profesional para futuros maestros

¿Por qué es interesante para un estudiante de Magisterio esta alternativa profesional? ¿Qué les puede ofrecer la docencia en el modelo educativo de las escuelas rurales?

Muchos estudiantes y docentes desconocen este tipo de escuelas. A menudo hay que recorrer kilómetros para llegar a ellas y no siempre se dispone de los medios. Trabajar en una escuela rural es muy gratificante. A diario recogemos el cariño de nuestros niños y de sus familias, a las que podemos llegar a conocer muy bien. Y esto es muy enriquecedor y nos permite responder a sus necesidades de forma más individualizada.

La docencia es mucho más flexible que en un centro grande. Podemos parar una clase cuando observamos que los alumnos necesitan un respiro y salimos al huerto a recoger unas flores o hacemos un poco de mindfulness sobre el césped. Ante conflictos o malentendidos entre niños, nada que no pueda resolverse con un abrazo. Los futuros docentes tienen en estos centros la oportunidad de trabajar con mucha libertad y flexibilidad, en un entorno tranquilo, donde experimentar, poner en práctica lo aprendido en la carrera (y lo no aprendido). Y desarrollar todo tipo de proyectos educativos con un alumnado que se presta y se muestra entusiasmado ante todo lo que se les propone.

Además de tu labor docente y de gestión académica en el colegio, también realizas proyectos de aprendizaje innovadores de la realidad aumentada. Después de haberlo diseñado y aplicado, ¿cuáles son los resultados de esta iniciativa?

Los entornos de realidad virtual y realidad aumentada proporcionan múltiples ventajas en el ámbito escolar y su uso requiere de poco equipamiento. Nos permiten acceder a información valiosa a la que no podríamos llegar de otra manera. Como visualizar los órganos del cuerpo humano, visitar el interior de un volcán, caminar entre dinosaurios o conocer lugares y monumentos del mundo sin salir del aula. Estos aprendizajes son más significativos y los alumnos muestran una gran motivación cuando ponemos en marcha estas actividades. Por consiguiente, se abre un amplio abanico de posibilidades didácticas en los ámbitos de las ciencias sociales y naturales. Así como en el aprendizaje de idiomas. Los niños recuerdan mejor los conceptos trabajados con la realidad aumentada porque los han vivido en primera persona y al mismo tiempo se interesan por esas tecnologías para elaborar nuevos materiales.

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Marcos Alcolea en la sede del CEU de Elche

La pasión por la enseñanza

¿Qué te motivó a dedicarte a la enseñanza en los colegios rurales?

Mi madre era maestra en las escuelas unitarias de Matola, antes de que las cerraran y se construyera el colegio Els Garrofers. Eran unas escuelas diferentes a mi colegio (El Pla), donde los niños de diferentes edades estaban mezclados y se trabajaba de otra manera. Eran muy entrañables. Años después cayó en mis manos el libro Cinco panes de cebada, de Lucía Baquedano, el cual leo una vez al año, sobre la vida de una maestra en una pequeña escuela de un pueblo perdido en la Navarra rural. Es un libro encantador que te hace querer dedicarte a ello. Y que pone en valor el modelo educativo de las escuelas rurales.

Más recientemente, al aprobar la oposición en 2018, el colegio de Pusol fue mi primer destino como funcionario en prácticas. Un colegio rural que alberga un museo escolar impresionante y que imprime un carácter propio a la enseñanza y al desarrollo personal y académico de su alumnado.

¿Por qué te decidiste a estudiar Magisterio y hacerlo en el CEU?

Mientras terminaba mis anteriores estudios siempre pasaba los veranos impartiendo clases de inglés y repaso a niños y a estudiantes de secundaria. Al mismo tiempo, como voluntario en centros juveniles de Elche, organizaba talleres de radio, cine y fotografía digital. De esta forma, fui descubriendo que me gustaba enseñar a otras personas. Años después, un centro concertado me contrató para impartir extraescolares de inglés. Eso terminó por convencerme de que debía formarme como maestro para poder acceder a un trabajo en el sector educativo.

Me decanté por el CEU porque ofrecía un programa de grado en Magisterio que permitía obtener la titulación de Primaria y la mención en lengua inglesa recibiendo una buena parte de la docencia de la mención con profesoras nativas. El currículo del grado estaba muy bien estructurado. Se ofrecían prácticas en colegios y los horarios me permitían compaginar los estudios con el trabajo. Junto con la ventaja de tener el campus en pleno centro de Elche.

Además, pudimos realizar prácticas bajo el programa Erasmus en colegios de Reino Unido. Otra ventaja del CEU siempre han sido los grupos más reducidos que en la universidad pública. Y ese trato tan cercano y familiar, junto con los valores propios de la institución que te acompañan durante toda la formación.

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