- Los alumnos de primero de Magisterio de la Universidad CEU Cardenal Herrera han realizado una simulación de una convención de la ONU para abordar el futuro de la educación mundial
Todos los países aspiran a una educación de calidad, clave para el progreso social y económico. Unos obtienen excelentes calificaciones en los ranking mundiales; otros, en cambio, alcanzan unos resultados manifiestamente mejorables. Pero, sin duda, todos tienen algo que aportar.
Esta es la premisa de una novedosa iniciativa impulsada desde la asignatura «Teoría e Historia de la Educación», de primer curso de los Grados de Educación Infantil y Primaria del CEU, en la que los estudiantes han realizado una simulación de una convención de la ONU para la mejora de la calidad educativa mundial.
‘El proyecto ayuda a desarrollar un pensamiento crítico desde una visión global de la educación, libre de prejuicios y comprometida’
A lo largo de dos horas, los futuros maestros han interpretado el rol de representantes de 5 países (España, Japón, Finlandia, Singapur, Japón y Guinea Ecuatorial) para defender las medidas educativas implementadas por sus respectivos gobiernos en pro de una educación de calidad. Una conversación global en las que los asistentes no solo han tenido la oportunidad de ampliar su perspectiva y conocer modos diferentes de afrontar un reto común, sino que han debatido y negociado hasta acordar siete medidas estratégicas para mejorar la educación a nivel mundial.
Antes de la «convención», que ha concluido, como las de Naciones Unidas, con la firma conjunta de un acta, los alumnos trabajaron durante tres meses documentándose exhaustivamente, en castellano y en inglés, sobre los sistemas educativos de esos cinco países, se reunieron en comisiones de expertos -empleando la metodología del puzle Aronson- para negociar los puntos a abordar en la reunión final y participaron en talleres preparatorios, entre muchas otras actividades.
‘Aparte de practicar la exposición oral, importante para los maestros, esta simulación nos ha hecho investigar los valores educativos’
Éxito de aprendizaje
El objetivo de este innovador proyecto pasaba, según su organizadora, la profesora Rosa García Bellido, por que los futuros profesionales de la educación interiorizaran los contenidos de la asignatura en la que se estudian los diferentes sistemas educativos de un modo motivador, investigador y participativo. «Además, esta iniciativa les implica de forma activa en el intercambio de perspectivas educativas y en el consenso de ideas desde el respeto a las diferencias contextuales, culturales y sociales. Esto permite que se desarrolle un pensamiento crítico desde una visión global de la educación, libre de prejuicios y con un compromiso con la educación a nivel mundial”, subraya la docente.
Y el reto se ha logrado, tal y como asegura Rosa García y corroboran con entusiasmo los propios estudiantes. Así lo cuenta Susana Giménez: “Gracias a este proyecto hemos aprendido sobre diferentes sistemas educativos del mundo que, yo por lo menos, desconocía. Además, al ponerme a investigar y escuchar a mis compañeros, he podido asimilar conceptos que oía en los medios y no entendía”.
‘Al ponerme a investigar y escuchar a mis compañeros, he asimilado conceptos que antes no entendía”
Su compañera Núria Bonet también valora positivamente haber disfrutado de esta iniciativa formativa. “Aparte de practicar la exposición oral, que es importante para los maestros, esta simulación nos ha hecho investigar los valores educativos y, además, hemos tenido que llegar a un acuerdo entre todos». «Hemos aplicado competencias relacionándonos con los demás, y el hecho de exponer la información a los compañeros, nos ha obligado a ser más exigentes para comprenderla de verdad”, continúa la futura maestra.
Las medidas
Los «representantes» de los cinco países reunidos en la convención han consensuado siete indicadores de calidad educativa sobre los que habría que trabajar conjuntamente: la formación del profesorado, la atención a la diversidad e inclusión educativa, los aprendizajes para la vida, los intercambios internacionales del profesorado, la educación en valores, el incentivo del profesorado en materia de innovación e investigación y el establecimiento de evaluaciones más adecuadas para los aprendizajes, así como el descenso de la presión en los exámenes.
Unas medidas que, según los estudiantes, precisan, entre otros, del compromiso de todos los países y la ayuda a los estados con menos recursos.