El psicólogo ha desterrado la idea de que la violencia esté determinada por el genoma humano y ha declarado que la educación en valores y el sentido de utilidad en la vida son “esenciales para evitar las conductas agresivas”

La ponencia se enmarca dentro del Master en Violencia Social organizado por la Universidad CEU Cardenal Herrera y patrocinado por la Conselleria de Justicia y Administraciones Públicas.

Sábado, 6 de marzo de 2010. Javier Urra, psicólogo forense de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid, ha afirmado que según el último estudio de Instituciones Penitenciarias sobre delincuencia juvenil, “el 87% de los menores que cometen delitos no reinciden”; porcentaje que se mantiene en los últimos años.

El psicólogo forense ha realizado estas declaraciones en el transcurso de una conferencia sobre la delincuencia de menores ante los alumnos del Máster en Violencia Social de la Universidad CEU Cardenal Herrera, cuya presentación ha sido realizada por el profesor CEU-UCH de Derecho Penal, Javier García González.

Para Urra, el perfil de los menores conflictivos responde a jóvenes de cualquier nivel social, con alto absentismo escolar, amistades de rasgos delictivos, con una percepción equivocada de la realidad y del riesgo, inflexibles en sus ideas, mentirosos, no empáticos e incapaces de responsabilizarse de sus actos. En este sentido, el psicólogo ha desterrado la idea de que la violencia esté determinada por el genoma humano y ha declarado que la educación en valores y el sentido de utilidad en la vida son “esenciales para evitar las conductas agresivas”.

El experto, que participó en la elaboración de la Ley del Menor, ha descrito cuatro criterios para trabajar con los menores conflictivos: responsabilizar a los padres de la actitud ante sus hijos, desterrar el sentimiento de impunidad del niño ante el padre, inmediatez en la justicia “porque en la actualidad el proceso se dilata mucho en el tiempo” y, en último lugar, educar a los niños “en la moral y en la ética”.

Asimismo, ha expuesto dos casos de menores violentos conocidos por toda la sociedad: “El Rafita”, quien le confesó que mató a Sandra Palo porque había nacido “malo” y al que le propusieron trabajar de carpintero en Andalucía para reinsertarse “pero prefirió regresar a Madrid con su familia y ha vuelto a delinquir” y “El Pera”,  quien con 9 años robaba coches y con 11 tenía 150 antecedentes policiales, que ha cambiado su vida y está “totalmente” reinsertado en la sociedad.

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