- El filósofo y director de la Fundación Juan March ha participado en un coloquio en torno a la libertad en las sociedades modernas, junto al rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Higinio Marín, y el profesor de la Universidad Católica San Vicente Mártir, Eduardo Ortiz
Tres filósofos se han dado cita en el Palacio de Colomina CEU para hablar de la Libertad en las sociedades modernas: Higinio Marín, rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera; Eduardo Ortiz, profesor agregado de la Universidad Católica San Vicente Mártir; y Javier Gomá, director de la Fundación Juan March. El propósito de este encuentro era interpretar el mundo a través de la Filosofía de la Ejemplaridad, que Javier Gomá ha expuesto de manera plena en su última obra: “Universal Concreto. Método, Ontología, Pragmática y poética de la ejemplaridad”.
En el coloquio filosófico, los ponentes rompieron los límites del encuentro y del libro para hablar de la Filosofía como ciencia, como arte. En este sentido, Eduardo Ortiz afirmó que la filosofía de la ejemplaridad de Gomá es “propositiva, valiente y asertiva”, no emana como una crítica a unas respuestas de unas preguntas. Para el profesor de la UCV, Gomá concibe “una filosofía más pegada a la literatura que a la ciencia”.
El rector Higinio Marín resaltó la luminosidad de los textos de Gomá, en los que se reconoce una Fenomenología del espíritu con una visión propia: “Es un autor con visiones propias, con originalidad, sin el amaneramiento o utillaje del método de la filosofía académica”
Según el rector, para Javier Gomá, “la filosofía o es literatura (conceptual) o no es”. Procede de una experiencia biográfica, “de una inspiración del sujeto que se ofrece como autosacrificio en su obra”. Marín aseguró que coincide con el director de la Fundación Juan March en que la mayoría de las obras filosóficas, poéticas, literarias, “proceden de una inspiración, por eso es una vocación literaria”.
Sin embargo, aseguró que no estaba de acuerdo en la dimensión secundaria que Gomá otorga a la Historia de la Filosofía. “Para Javier Gomá, si no existe dimensión creativa, no hay filosofía, hay Historia de la Filosofía”, aseguró. En su opinión, esta disciplina es fundamental porque a los autores solo se les puede conocer pensándolos: “Hasta la escolástica tardía no hay autores, hay maestros, discípulos y comentaristas; la Universidad emerge como lugar de los maestros y los discípulos, de la tradición”.
Marín consideró positiva la distancia que Gomá mantiene con la Universidad, porque le permite huir del rigor academicista, pero remarcó que la Filosofía no es plena «si no tiene una aspiración lógica, a lo científico, por lo universal”. Un “horizonte teológico” que, según el rector, el director de la Fundación Juan March sí cumple y comparó con la obra de René Girad: “Ha tenido el arrojo de escribir un libro sobre Cristo, que identifica con el ideal de ejemplaridad plena”.
Para el rector de la Universidad CEU UCH, Javier Gomá es un autor con “una gran originalidad”.
“Afirmar que la Filosofía es Literatura es que hay un autor. En sus tesis se puede ver a Occidente y la idea de Modernidad”
Higinio Marín
Javier Gomá recogió el testigo para explicar que en su obra no critica el academicismo, “sino los derroteros que no permiten su desarrollo de su faz literaria”. “Mucha de la filosofía que es literatura se ha hecho en la Universidad”, remarcó.
Según su visión, la Filosofía hoy está “enterrada en un prurito científico. Lo que da seriedad es la cita, la referencia, y eso impide que la filosofía sea literatura. No tiene sentido escribir para iniciados, para otros filósofos. La filosofía no es un gremio”.
“La Filosofía no es susceptible de verificación como la ciencia, que es prestigiosa porque es verificable. La Filosofía se ha visto atraída por la verdad científica para que la emancipe del propio yo”, aseveró. Gomá defiende que la “legitimidad” de la Filosofía es la misma que la de la Literatura, la que procede del consenso que el tiempo otorga para hacer una obra clásica “porque es universal, humana”. Para ello hay que cuidar la belleza del texto para “embellecer y dignificar” la interpretación del mundo, al igual que hace la poesía o la novela.
El director de la Cátedra de la Ejemplaridad de CUNEF Universidad calificó su Filosofía como experimental, pero sin entrar en nada propio, confesional. “Lo mío como filósofo no me interesa. Accedo a la objetividad de las cosas a través de lo universal”.
“Todos los hombres y mujeres tienen una faceta literaria, son un dilema, un antagonismo andante; cada vida es un enigma, una tragedia”
Javier Gomá
“El universal antropológico es que no podemos vivir sin interpretar, somos filósofos, pero filósofos incompletos”, añadió.
El mundo a través de la Filosofía de la Ejemplaridad
Los tres filósofos dejaron para el final la interpretación del mundo a través de la Filosofía de la Ejemplaridad. Eduardo Ortiz afirmó que Gomá parte de una tesis interesante: si nos dieran a elegir vivir en nuestro mundo o en otras épocas del pasado, todos preferiríamos vivir en nuestra sociedad, pese a los problemas existentes. El profesor de la Universidad UCV coincide con el autor en que en Occidente se ha generalizado una sensibilidad hacia los débiles; el humanismo se identifica con ello y eso es positivo.
En lo que no coincidió fue en la visión optimista del autor. Según Ortiz, el mundo hoy presenta muchas carencias que el propio Gomá expone en su obra, como el hipercriticismo, vivir bajo el yugo de la sospecha continua, ser acreedores como si los demás nos debieran algo y el victimismo. Y entre todos los problemas de nuestro tiempo destacó la “excentricidad de las masas”.
“Vivimos en sociedad, pero no socializados, donde la vulgaridad, hija de la igualdad y libertad, se extiende en todos los campos”
Eduardo Ortiz
Gomá intervino entonces para revelar que la reforma de la vulgaridad solo es posible “mediante la amistad civil y un corazón educado”. Porque como decían los clásicos, “una república de amigos es más fácil de gobernar”.
El director de la Fundación Juan March subrayó que lo propio del cristiano es “estar a gusto con su tiempo”. Explicó que ser cristiano en una sociedad tan secularizada “genera incomodidad”, sin embargo recordó que la secularización procede de la tradición judeocristiana: “No ampliar el culto a lo que no es divino; Cristo no sacralizó lo que no era sagrado”.
El autor de “Universal Concreto” expuso que a lo largo del siglo XIX y primera mitad del XX se produjo una expansión del yo, que puso en cuestión la “doble especialización” de lo humano: el hogar y el trabajo. A partir de la segunda mitad del siglo XX, comienza una extensión de la vulgaridad, fruto de la libertad e igualdad, “que elimina la minoría selecta”.
Su receta contra esa vulgarización de las masas es una filosofía de la ingenuidad, que no de la candidez, “una filosofía de la ejemplaridad porque lo ejemplar es universal”. “Limitarse es extenderse”, dijo con palabras de Goethe.
“No hay mayor reto que una filosofía que sirva para interpretar el mundo a los demás, porque vivimos a tientas y los filósofos son fruto de una inspiración que ayuda a componer el puzle de los demás”