Ricardo Pomares Bascuñana es médico. Alumno de la primera promoción de Medicina de la Universidad CEU Cardenal Herrera en Valencia, ha comenzado su andadura profesional en el año más difícil. Un tiempo de incertidumbre, al que ha sabido anteponer ilusión, ganas y compromiso con una profesión donde lo importante son las personas.

“Medicina es una carrera vocacional. Te va a exigir mucho pero te va a dar la oportunidad de ayudar a una persona en un momento de gran dificultad en su vida, y no hay mejor vocación que esa, en mi humilde opinión”

Has comenzado a ejercer la Medicina en el año más complicado, ¿cómo has vivido este periodo? 

Con mucha incertidumbre desde que hice el examen MIR hasta que pude elegir plaza, supongo que como el resto de opositores, ya que debido a la situación que estamos viviendo los plazos se atrasaron y había una ausencia total de transparencia por parte de la Ordenación Profesional de Sanidad. Ahora bien, tras la elección de plaza, con mucha ilusión por empezar una nueva etapa que de momento está siendo fantástica.

En verano y con las actuales circunstancias, ya te incorporaste como Médico de Familia en un Centro de Salud, ¿Dónde estuviste? 

En el Centro de Salud de Onda. Fue una experiencia muy enriquecedora, aprendí mucho de Medicina y de lo que no es medicina, gracias a que los profesionales con los que trabajé, además de ser muy docentes, eran personas muy cercanas, dispuestas a ayudarte en cualquier momento.

¿Cómo fue esta primera experiencia de atención a los pacientes en plena pandemia? 

Los primeros días fueron complicados, ya que tienes que adaptarte a la dinámica laboral, al programa informático, a realizar gestiones administrativas, además de diagnosticar y tratar patologías. Conforme se suceden las semanas te vas adaptando, aprendes a dirigir la anamnesis y la exploración física, a saber qué patología se ve con más frecuencia en urgencias y en consulta, a cómo tratarla. No hay que angustiarse ni tener miedo. Hay que estudiar mucho, trabajar con humildad, preguntar todo lo que no sepas y tratar bien a los pacientes.

“A veces el mejor remedio es escuchar”

Desde septiembre ya ocupas tu plaza de médico interno residente en Pediatría, en Pamplona, ¿cómo es el día a día en el Hospital? 

Llegas a un mundo totalmente nuevo con una mochila llena de incertidumbre pero con mucha ilusión. Al final llevas 7 años luchando por algo y lo has conseguido, así que toca aprender y disfrutar.

La residencia de Pediatría, como cualquier otra especialidad, se organiza en rotatorios de varios meses, cada uno de los cuales tienes unas peculiaridades, una base teórica diferente y un manejo específico del paciente.

Un día normal empieza a las 8:00 horas en el salón de actos, momento en el que se realiza el pase de la guardia de Urgencias, Neonatos y UCI Pediátrica, que consiste en exponer a los compañeros y compañeras del Servicio de Pediatría los pacientes que han ingresado durante la tarde y la noche. Después, dependiendo del día, hay sesiones clínicas presentadas por residentes MIR o adjuntos en el que se actualizan procedimientos diagnósticos y terapéuticos sobre alguna patología de interés. A continuación se inicia la actividad asistencial bien en consulta, en urgencias, en planta de hospitalización, en la UCI neonatal o en la UCI pediátrica.

Parece que el COVID afecta menos a los niños, ¿es así? 

Los niños se infectan de coronavirus pero la gran mayoría son asintomáticos o presentan cuadros clínicos leves, como por ejemplo fiebre. La tasa de hospitalización es muy inferior en comparación con los adultos y no hay apenas mortalidad.

¿Cómo lo viven las familias? 

Es verdad que hay un de perfil de familias que piensan que la causa de cualquier síntoma que tienen sus hijos e hijas es el coronavirus, por lo que están en una situación de desasosiego constante. La mayoría se muestran tranquilas y ven este virus como cualquier otro.

«Es importante explicarles cuál es la incidencia de la COVID en pacientes pediátricos, así como la sintomatología más habitual y el curso normal de la patología»

¿Por qué elegiste la especialidad de Pediatría? 

Es una especialidad muy amplia, lo que permite desarrollar la actividad asistencial en diferentes áreas como urgencias, planta de hospitalización, consultas, cuidados intensivos o en Atención Primaria. La patología es muy variada porque el pediatra es el médico de todo el niño y lo atendemos desde que nace hasta que es un adolescente. La pediatría es una especialidad médica que también tiene una parte de técnicas que se desarrollan fundamentalmente en urgencias y en la UCI, por lo que aprendes a realizar punciones lumbares, a intubar, a coger vías intraóseas, a suturar, a utilizar el ecógrafo, entre otras prácticas. Sin embargo, lo mejor sin duda es el ambiente de trabajo.

De Valencia a Pamplona, mucho cambio, más con las actuales restricciones, ¿Cómo ha sido la adaptación? 

Realmente fácil y rápida. Conoces nuevas personas y estás haciendo lo que siempre has querido, lo que te gusta. El trabajo ocupa mucho tiempo en tu día a día por lo que hay que hacer aquello que realmente quieres.

Empezar a ejercer de médico en este momento y lejos de casa ¿cómo lo lleva tu familia? 

Seguramente peor que yo, pero estamos en contacto prácticamente a diario y vuelvo a Valencia con frecuencia. Al final, ellos están felices porque ven que realmente estoy disfrutando de mi profesión y de la experiencia de vivir en un lugar nuevo.

¿Vuelves a casa por Navidad? 

Tengo unos días libres para volver a casa y disfrutar de los míos, gracias también a mis compañeras de trabajo con las que he cambiado alguna guardia para poder volver a casa.

Ricardo, formas parte de la Primera Promoción de Médicos formados en el Campus del CEU en Valencia, ¿cómo ha sido tu experiencia universitaria? 

«La Universidad me ha formado en el ámbito académico y personal, y me ha permitido conocer a personas magníficas que a día de hoy son buenos amigos y amigas»

Cuando miras atrás te das cuenta de las buenas experiencias que has vivido y de todo lo que te llevas en la mochila. Medicina es una carrera vocacional, que requiere un estudio prácticamente diario pero que no supone, en absoluto, tener que renunciar a hacer planes y a pasártelo bien. Te va a exigir mucho pero te va a dar la oportunidad de ayudar a una persona en un momento de gran dificultad en su vida, y no hay mejor vocación que esa, en mi humilde opinión.

Parece que este virus no da tregua, mientras se debate cuántos debemos juntarnos, las restricciones…. ¿nos dejas un consejo para que, en la medida de lo posible, podamos evitar una tercera ola?

Hemos tropezado dos veces con la misma piedra y vamos camino de una tercera, intentemos evitarlo. Van a ser unas Navidades atípicas pero es preferible vivir esta situación a que sean las últimas Navidades de nuestros abuelos o de nuestros padres. Todos sabemos qué medidas hay que llevar a cabo desde hace meses, así que seamos responsables.

«El único consejo es utilizar el sentido común»

 

Ese es el mejor consejo: Responsabilidad!

Muchas gracias Ricardo y mucha suerte!

 

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