- Isidoro de Antillón (1778-1814) fue un hombre comprometido con sus ideas y su tiempo
“La descripción en la obra geográfica de Isidoro de Antillón y Marzo” es el título de la Exposición que se ha inaugurado en el Palacio de Colomina CEU, una muestra impulsada por los profesores José Mª de Jaime Lorén y Rafael Martín Algarra, que recoge el legado de las obras geográficas de este liberal del siglo XVIII.
La exposición se enmarca en un proyecto de investigación sobre la “descripción” en el arte y en la historia de la ciencia. A través de los diferentes documentos expuestos, la muestra pone de relieve la contribución a la geografía y la ciencia de este experto geógrafo.
Nacido en Santa Eulalia (Teruel), el 15 de mayo de 1778, desde bien joven destacó, tanto por la brillantez de sus exposiciones públicas como por los primeros atisbos de sus ideas avanzadas. En 1800 aprueba la oposición a catedrático de Geografía, Cronología e Historia del Real Seminario de Nobles de Madrid, e inicia la publicación de una serie de atlas y de cartas geográficas para uso de sus alumnos, que culminará con su Geografía astronómica, natural y política de España y Portugal.
Según ha destacado el profesor José Mª De Jaime, la obra geográfica de Antillón se sitúa en sus comienzos en el seno de la concepción clásica de la geografía dominante durante la segunda mitad del siglo XVIII. “Esta ciencia incluía conocimientos generales sobre la Tierra en sus dimensiones astronómica, física y política, en la parte general; y consideraba como una de sus tareas esenciales la descripción de países y regiones, en la particular o regional”.
Antillón se convirtió en un verdadero geógrafo cuando le fue ofrecida la cátedra de Geografía, Cronología e Historia del Seminario de Nobles de Madrid. Aunque la nueva situación profesional fue lo que le convirtió en geógrafo, puede decirse que siempre había tenido alguna inclinación a esta ciencia. A sus 17 años, redactó una memoria sobre Albarracín, “Descripción Geopónico Corográfica, Económica, Política, Orictográfica, Botánica, del Corregimiento y Partido de Santa María de Albarracín en el Reyno de Aragón”, que obtuvo un premio de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País. En 1800 retomaría el estudio corográfico con una Descripción corográfica-histórica del corregimiento de Teruel, que redactó para ser admitido como socio de la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid.
Antillón puso de relieve la situación de la población en la época. Pero no solo hace diagnósticos, sino que propone medidas concretas, por ejemplo, para mejorar las prácticas agrarias y las labores practicadas, con el uso de abonos, el plantío de árboles y la selección de las semillas. Señaló la decadencia de la artesanía y las manufacturas, proponiendo medidas para mejorar la instrucción popular; también creía necesario la creación de hermandades de labradores, la organización de montes de piedad, la supresión de gremios, y el desarrollo combinado de la agricultura, las artes y el comercio como bases de la riqueza.
Instalado en Madrid como catedrático de Geografía, en marzo de 1801 retomaría sus antiguos estudios corográficos, publicando en el Semanario de Zaragoza un trabajo titulado Descripción geográfico-histórica de la villa de Manzanera en el partido de Teruel. “A partir de entonces hasta su muerte en 1814, la obra geográfica de Isidoro de Antillón va a ganar en madurez y hondura, fruto de sus continuos estudios sobre astronomía, cosmología y geometría, además de la consulta de los más modernos textos geográficos de la época”, ha destacado De Jaime.
La exposición “La descripción en la obra geográfica de Isidoro de Antillón y Marzo” puede visitarse en el Palacio de Colomina CEU hasta el próximo 6 de marzo, desde donde se trasladará al Centro Aragonés de Valencia.