El obispo auxiliar de Valencia, Monseñor Enrique Benavent, preside el acto de presentación de la obra que, durante 2012, será el texto de la “Escuela de comunidad” de los miembros de Comunión y Liberación en todo el mundo
Miembros del movimiento Comunión y Liberación han participado en el acto de presentación del libro “Los orígenes de la pretensión cristiana”, obra de su fundador Monseñor Luigi Giussani. Este libro es el segundo volumen de su Curso Básico de Cristianismo, cuya primera parte, “El hecho religioso”, fue también presentada el año pasado en el Palacio de Colomina.
Monseñor Enrique Benavent, obispo auxiliar de Valencia, y el profesor de Derecho de la Universidad CEU Cardenal Herrera Gabriel Gerez inauguraron el acto. Monseñor Benavent destacó que, con esta obra, Luigi Giussani quiere mostrar que es razonable el hecho religioso. Si con los dos volúmenes sobre Jesús de Nazaret de Benedicto XVI, el Papa hace una cristología espiritual, Giussani, con este libro, desarrolla una cristología fundamental, según Benavent. “El hombre, abierto al hecho religioso, no encuentra por sí mismo respuesta al sentido de su apertura a Dios y ha de buscarla en la historia: la respuesta está en el acontecimiento cristiano”.
La razonabilidad de la fe
La presentación de la obra se realizó mediante la proyección en vídeo de la conferencia de Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación. Para Carrón, este nuevo libro de Monseñor Giussani es un intento de responder a la exigencia de razonabilidad de la fe cristiana: al describir el origen de la fe de los apóstoles, Giussani explica la razón por la que el hombre puede creer en Cristo.
Para Carrón, experto en historicidad de los Evangelios, el cristianismo no puede reducirse a doctrina, discurso o ética, sino que ha de ser entendido como un hecho: el del encuentro con Cristo, vivido, como en el caso de los apóstoles, en toda su excepcionalidad. El cristianismo, dice Carrón, es un acontecimiento, no una ley, doctrina, concepción o proyecto. Con frecuencia, sin embargo, reducimos este acontecimiento al pasado, al momento del encuentro. Si ese encuentro no prevalece en el reconocimiento cotidiano de la presencia de Cristo en nuestras vidas, el riesgo es que crezca la lejanía con Dios. “Cristo, afirma Carrón, ha de ser un acontecimiento que me está sucediendo ahora”.
