Transformando la mirada y la conciencia ecológica
‘La educación artística medioambiental favorece que el niño reconozca, sienta y piense su entorno con los cinco sentidos.’
María José Rodríguez Lázaro. Licenciada en Bellas Artes, profesora de Educación Visual y Plástica en los Grados de Magisterio de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón
Que es necesario educar la conciencia ecológica y la responsabilidad sostenible desde edades tempranas es evidente, ya que los pequeños que ahora empiezan a reconocer el mundo mañana serán protagonistas en su interacción con el entorno.
Los niños aprenden que sus actos tienen consecuencias. Por eso, cuando conocen los problemas medioambientales, comprenden que deben cuidar el planeta. Las escuelas lo saben, y cada vez son más los centros educativos que integran en sus programas la educación ambiental.
Y por qué no hacerlo con arte. Su capacidad simbólica, expresiva y comunicativa hace que las actividades artísticas, inspiradas en el compromiso ambiental, sean un recurso idóneo para educar la conciencia ecológica de forma creativa. Son propuestas que invitan a reflexionar sobre cómo intervenimos negativamente en la naturaleza para promover formas de vida sostenible.
La educación artística medioambiental favorece que el niño reconozca, sienta y piense su entorno con los cinco sentidos. Motiva la curiosidad, la exploración manipulativa, el descubrimiento, el asombro, el juego y la aventura, actitudes que deberíamos mantener en la edad adulta para no dejar de percibir, como ellos, el medio y los seres vivos que lo habitan.
Entrenar la mirada y desarrollar la sensibilidad estética son los primeros pasos para tomar conciencia de cómo vivimos; poniendo atención en los pequeños detalles, observando desde distintos puntos de vista, descubriendo nuevos matices, formas, texturas, sonidos, olores y sabores.
Actividades artísticas medioambientales en familia
Pero educar la responsabilidad y compromiso con el medio al que pertenecemos no es solo cometido de la escuela. Podemos educar la mirada y la conciencia ecológica jugando en familia.
Una excursión al campo, a la huerta, a la playa, al parque o una salida por el barrio, pueden convertirse en experiencias estéticas de las que podemos aprender tanto niños como adultos. Necesitamos el móvil o cámara de fotos, libreta, lápices de colores, lupa y “la caja de los encuentros”. Podemos explorar los insectos que viven en el tronco del árbol, dibujar las formas de las hojas, fotografiar texturas, guardar pequeños hallazgos y recoger los desechos que contaminan.
‘El arte reciclado es la contribución de la creación artística al cuidado del planeta’
Y en casa, potenciemos nuestra imaginación y la de nuestros hijos convirtiendo residuos en objetos artísticos ¡Juguemos! A ver quién hace antes un retrato, un animal, un paisaje o escribe una palabra con tapones, tarros, botellas, cuerdas, botones, restos de cartulinas… Creemos formas e inventemos historias utilizando el pensamiento creativo.
El arte reciclado es la contribución de la creación artística al cuidado del planeta. El artista imagina y propone otras realidades posibles desde una mirada estética, crítica y creativa. Miremos como artistas.