La vocación, el compañerismo, la formación… son algunas de las herramientas con las que Sonia Barreda, enfermera en la UCI del Hospital Provincial de Castellón, está afrontando esta extraordinaria crisis sanitaria. Aunque está volcada en la primera línea del cuidado a sus pacientes, a costa de reducir descanso y tiempo para su familia, tiene muy presente su responsabilidad docente con los estudiantes de Enfermería a los que da clase en el CEU de Castellón. Nos lo cuenta.

Sonia Barreda quería ser enfermera desde que tenía tres años

Sonia, habrás pasado unas semanas complicadas…

Sí, han sido muy intensas. Ahora estamos desescalando y se nota, pero las primeras fueron muy difíciles porque era una situación completamente nueva para nosotros, no sabíamos a qué nos enfrentábamos y, hasta que llegó el primer paciente, teníamos mucho estrés y ansiedad.

Cuéntanos cómo ha sido esa evolución en la UCI. Qué cambios supuso la irrupción del coronavirus.

Han sido muchos. Hemos tenido que adaptarnos a nuevas medidas de trabajo y a diferentes maneras de realizarlo, y no ha sido fácil. Por ejemplo, inicialmente lo que hicimos en nuestra UCI, que es pequeña, fue distribuirla en circuitos: uno COVID y otro no COVID las primeras semanas.

Pero, al aumentar la carga de trabajo y los infectados por el coronavirus, finalmente, por seguridad de todos los pacientes, se decidió que la UCI fuera solamente COVID y se habilitó una nueva UCI en la parte de quirófanos donde los pacientes no infectados han sido asistidos por los anestesistas y las enfermeras de quirófano, y nosotros nos quedamos con los COVID.

‘Nuestro día a día ha cambiado drásticamente, en la relación con los compañeros y especialmente con los pacientes’

Tampoco habrá sido sencillo trabajar con los EPI y con tantas medidas de distanciamiento.

Lo primero que tengo que decir es que hemos sido unos privilegiados, porque disponíamos de este material de protección.

Pero sí, ha sido duro enfundarte en estos equipos, que te aprietan, te pesan… Estás embutida en batas que no transpiran, que dificultan trabajar y moverte con agilidad.

Y esto, unido al miedo a trabajar con este tipo de enfermos y al contagio a ti, y sobre todo a tu familia, hace que trabajes con estrés y de un modo diferente a como estás acostumbrada.

Nuestro día a día ha cambiado drásticamente, en la relación con los compañeros y especialmente con los pacientes. Puedes tocarlos, pero el distanciamiento siempre es el máximo, sobre todo con procedimientos en los que te manejas con la vía aérea. Y has de hacerlo del mejor y más rápido modo posible porque el peligro de contagio siempre está ahí, a pesar de los EPI.

«Esto no va a poder con nosotros si trabajamos unidos», asegura la enfermera y profesora del CEU

Hablas de los compañeros. ¿Esta situación obliga, más que nunca, a un buen trabajo en equipo?

Desde luego. Este reto te insufla fuerza y ganas, un sentimiento de superación, de que esto no va a poder con nosotros si trabajamos unidos.

Además, hemos hecho equipos fijos por motivos de seguridad. Siempre trabajamos los mismos auxiliares, enfermeros y médicos en turnos de 12 horas y no podemos hacer cambios; no son rotatorios como antes. Eso ha hecho que nuestra relación y modo de trabajar sean mucho más estrechos y aportan mucha más fuerza. Nos entendemos sin hablar, que es muy difícil con los EPI. Levantando la mano o con una mirada te comunicas.

Cuando nos plantean el abrir o cambiar turnos, nos da incluso miedo, porque sabemos cómo trabajamos nosotros y desconocemos si nos vamos a poder acoplar a nuevos compañeros como antes…

La manera de trabajar ha cambiado y no hay vuelta atrás. Yo creo que a partir de ahora vamos a tener siempre pacientes COVID.

‘Este reto te insufla fuerza y ganas, un sentimiento de superación, de que esto no va a poder con nosotros si trabajamos unidos’

¿Además del equipo, la vocación juega también un papel clave para cuidar de tus pacientes?

Sin duda. Esta situación saca de ti tus ganas de que todo salga bien, que recuerdes que eres enfermera, que, aunque tengas miedo, eso es lo que has decidido hacer y que lo vas a hacer del mejor modo posible.

Yo soy una enfermera vocacional. Desde que tenía tres años quería ser enfermera y esta dificultad no va hacer que abandone mi vocación. Hay que afrontarlo trabajando así, y así lo estamos haciendo.

La vocación y la formación son claves para afrontar con valentía este complicado reto

¿Cómo se vence ese miedo?

Como puedes. Hay momentos, sobre todo al principio, en los que estaba con altibajos, tensión a flor de piel, ansiedad de ver lo que tienes encima porque puedes contagiar a tu familia…

Pero lo vas venciendo a medida que luchas y ves que eres capaz de vencer esa situación, sobre todo por nuestros pacientes, pues, si nosotros tenemos miedo, ellos tienen mucho más.

Piensa que de repente abren los ojos tras semanas con un respirador y ven a una persona vestida de astronauta a la que no conocen y que no pueden identificar.

Eso hace que tengas ganas, que te digas “venga, va, tienes que salir de esta. Yo estoy aquí contigo, esforzándome al máximo para que tú puedas salir de esta”. Y, al final, cuando ves que abren los ojos, que empiezan respirar… se me pone un nudo en la garganta.

Estoy pensando en la primera alta que hemos tenido, que no podíamos dejar de llorar todos. Después del esfuerzo tras treinta y muchos días, que pudiéramos sacar un paciente de la unidad…

No hay palabras.  Hay lloros energía y ganas. El paciente se va llorando y yo también. Porque ha sido duro… Recordar esto, se hace complicado.

Pues cambiamos de tercio. Hablábamos de la vocación, presente en muchos profesionales sanitarios. Pero lo que no puede faltar es la formación.

Desde luego. La formación es la que nos ha permitido afrontar este reto un poco más tranquilos. En nuestro caso, hemos dispuesto de material de protección con tiempo y hemos podido entrenar con antelación antes de tratar a estos pacientes.

Ver que nos manejábamos nos ha ayudado a superar ese miedo a atender a un paciente crítico en pocos segundos, y hacerlo del mejor modo posible.

‘Esta situación saca de ti tus ganas de que todo salga bien, que recuerdes que eres enfermera y, aunque tengas miedo, eso es lo que has decidido hacer’

Antes te has emocionado recordando algunas situaciones. ¿Cómo estáis viviendo vuestro trabajo en el plano afectivo? Será complicado…

Hasta ahora todos los pacientes estaban dormidos y era sencilla la parte emocional.

Ahora se nos está complicando más, porque ya están despiertos o en proceso, y necesitan mucho más apoyo, que estés más con ellos. Pero tú tienes que restringir ese tiempo y no puedes hacerles la compañía que te gustaría, tanto por el peligro de contagio como por la dificultad de tener los EPI puestos, de los que necesitas descansar a ratos para afrontar tu trabajo con la fortaleza que requiere.

Eso está siendo duro, porque tú, en tu trabajo normal, abrirías la puerta de un box y entrarías a preguntar cómo están, a conversar un rato. Y ahora no lo puedes hacer, tienes que aprovechar los momentos que estás dentro de los boxes y exprimirlos al máximo para transmitirles toda la tranquilidad que puedas, explicarles que vas  estar fuera mucho rato y que luego entrará otro compañero, pero que no puedes estar el 100% del tiempo con ellos.

Pero también hay una parte muy positiva en esta fase, la de la comunicación con las familias.

Cuéntanos.

Hemos contactado con los familiares de los pacientes que están despiertos para que nos traigan los móviles e intentamos hacer videollamadas cada vez que entramos a boxes o si la situación lo permite, por lo menos dos veces al día, para que puedan ver a sus familiares ingresados.

Y digo verles porque los pacientes en esta fase prácticamente no pueden hablar. Pero solamente ver las caras de alegría e ilusión tanto de los enfermos como de la familia es una emoción que no se puede transmitir. Aunque el paciente no pueda hablar, el ver cómo le cambia la cara… nos echamos todos a llorar.

Y la tranquilidad de los familiares. Piensa que la información, hasta ahora, solo procedía de los médicos. Y para ellos es muy tranquilizador ver cómo está su padre, su madre, su hermano en tiempo real y con sus ojos, no limitándose a lo que les contaba el equipo médico. Ahora ven que su familiar está despierto, que intenta hablar o levantar la mano, aunque sea con nuestra ayuda, para saludar.

Además los familiares también pueden hablar con los enfermeros, que somos los que estamos haciendo las videollamadas, y les damos información detallada sobre la evolución del paciente.

‘Hemos contactado con los familiares de los pacientes que están despiertos para que nos traigan los móviles e intentamos hacer videollamadas cada vez que entramos a boxes’

¿Cómo compaginas esta enorme responsabilidad asistencial con la docente?

Con muchos estrés (risas), porque el tema de las nuevas tecnologías no se me da especialmente bien y hay que invertir mucho tiempo en preparar tutoriales, clases y exámenes on line, reuniones virtuales con profesores y alumnos…

Para mí está suponiendo mucho esfuerzo porque todo es nuevo y estoy fuera de mi casa muchas horas.

Te intentas adaptar y sacas el tiempo de acostarte tarde, levantarte pronto… En mi  caso, a costa de reducir tiempo también para mi hijo y a mi marido, y eso cuesta y se hace muy duro. Al final te da la sensación de hacerlo todo a medias… Pero, bueno, la verdad es que los alumnos están respondiendo muy bien. Intento estar pendiente de ellos y es cierto que a ellos la situación también les ha pillado por sorpresa y se intentan adaptar.

Lo intentamos todos como buenamente podemos y esa es la tónica hacia la que tendemos, hacia un futuro en el que alternaremos periodos confinados y desconfinados… así que tendremos que adaptarnos y perfeccionar este sistema docente para que sea lo mejor posible para nuestros alumnos.

Sonia agradece el apoyo de sus alumnos y la universidad para afrontar este nuevo periodo docente

¿Pero lo estáis logrando?

Sí. Está siendo un aprendizaje exprés para todos, pero muy productivo. Pensábamos que no era posible, pero hemos visto que en menos de un mes, hemos empezado a trabajar de una manera completamente diferente.

Y he de decir que en el CEU me he sentido muy afortunada, porque desde el primer momento nos han dado instrucciones plataformas, recursos… para la docencia y la comunicación con los alumnos, que sé que compañeros en otros ámbitos docentes no han tenido. Y eso los alumnos lo notan.

‘Mis alumnos me animan y valoran muchísimo que siga esforzándome en la parte docente’

¿Qué te dicen tus alumnos, sientes que ellos están aprendiendo algo de este periodo extraordinario más allá de los contenidos técnicos de la carrera?

Con toda seguridad. Para empezar, están aprendiendo calma, paciencia y la adaptación a una situación difícil y nueva, como te comentaba.

Ellos me dan ánimos, me preguntan cómo estoy… Ven que es un trabajo duro y te animan mucho, y valoran muchísimo que sigas esforzándote en la parte docente.

Sonia. No sabes cómo te agradecemos que también hayas hecho el esfuerzo de sacar un rato de tu escaso tiempo para compartir con nosotros tu experiencia. Un abrazo y hasta pronto.

Muchas gracias.

La enfermera también está volcada en su responsabilidad como profesora

 

Artículo anterior#DíadeEuropa: Premio “9 de mayo” al Programa Erasmus en la Comunidad Valenciana
Artículo siguienteBio-detective, aprendizaje cooperativo internacional y mejora de las habilidades profesionales