La II Jornada sobre Inteligencia, Terrorismo y Criminalidad Organizada reúne a juristas, analistas y expertos en seguridad

El crimen organizado y el terrorismo del siglo XXI ya no necesitan fronteras ni ejércitos. Operan con servidores, criptomonedas y algoritmos. Ante este nuevo escenario, la Universidad CEU Cardenal Herrera de Elche ha celebrado la II Jornada sobre Inteligencia, Terrorismo y Criminalidad Organizada, un encuentro que ha reunido a juristas, analistas y profesionales de la seguridad para analizar los cambios que la tecnología y la globalización están introduciendo en la prevención y en la respuesta frente al delito.

La jornada, que tuvo lugar en el Aula Magna del Edificio Carmelitas, fue inaugurada por el vicerrector del CEU en Elche, Álvaro Antón Antón, y coordinada por José Luis Gil Valero, co-delegado en España de la Asociación Europea de Analistas de Inteligencia Criminal (EACA), y por la profesora de Derecho Civil del CEU, María Dolores Cano Hurtado.

Ambos coincidieron en subrayar el objetivo de esta segunda edición: abrir el debate sobre seguridad global desde un enfoque académico y multidisciplinar, acercando la investigación universitaria al trabajo real de los cuerpos de seguridad y la justicia.

La universidad como espacio de análisis frente a la desinformación

En la apertura, Lola Cano insistió en que la universidad debe seguir siendo un espacio donde los temas complejos se aborden con serenidad y rigor. “En un tiempo en el que la información se simplifica o se distorsiona, la universidad tiene la responsabilidad de ofrecer conocimiento contrastado. La seguridad y la justicia necesitan reflexión, no ruido”, afirmó.

La profesora recordó que el CEU lleva años impulsando foros de debate sobre cuestiones de relevancia jurídica y social, y que esta jornada forma parte de ese compromiso. “Estas actividades no solo generan conocimiento, sino que ayudan a nuestros estudiantes a comprender el contexto en el que ejercerán su futura profesión”, añadió.

La inteligencia criminal, clave para anticipar los riesgos

El analista José Luis Gil Valero explicó cómo el crimen organizado ha cambiado su forma de actuar y se ha adaptado a la economía global. “Las redes criminales ya no se organizan como en los años noventa; ahora funcionan como corporaciones transnacionales. Son estructuras que mezclan lo legal con lo ilegal y que se mueven con facilidad entre países”, señaló.

El experto advirtió de que España es un punto de tránsito y de interés para redes internacionales por su posición geográfica y sus infraestructuras logísticas. “Se ha convertido en una puerta de entrada y salida para mercancías y capitales ilícitos, conectando Europa con África y América Latina”, explicó. Gil destacó que las actividades delictivas se han diversificado: “Además del narcotráfico, vemos un auge del fraude económico, la ciberdelincuencia y el blanqueo de capitales a través de empresas pantalla”.

Ante este panorama, subrayó el papel de la inteligencia criminal como instrumento para interpretar datos y anticipar comportamientos delictivos. Señaló que la aplicación de la inteligencia artificial puede resultar útil para identificar patrones, aunque requiere una regulación clara y ética: “La tecnología debe servir al criterio humano, no sustituirlo”, advirtió. Para el co-delegado de la EACA, la cooperación internacional y la profesionalización de los analistas serán esenciales para afrontar amenazas globales que evolucionan más rápido que las normas.

Los drones, una nueva herramienta para el crimen organizado

Entre las ponencias, una de las más seguidas fue la del subdirector del Grupo GEES Spain, Alberto Velasco Polo, centrada en el uso de drones por parte del crimen organizado. El experto explicó que esta tecnología, cada vez más asequible, está siendo utilizada para introducir drogas en cárceles, vigilar movimientos policiales, transportar cargamentos ilegales o interferir en operaciones aéreas.

“Los drones ya no son solo juguetes ni herramientas industriales. En manos equivocadas, son un instrumento táctico. Pueden grabar, transportar y burlar la detección”, advirtió Velasco.

El especialista pidió una actualización legislativa urgente y una mejor dotación técnica para las fuerzas de seguridad locales y nacionales. “Nos enfrentamos a un fenómeno que evoluciona más rápido que las normas. Los cuerpos policiales necesitan medios para detectar, neutralizar y rastrear estos dispositivos”, explicó.

Velasco recordó el caso reciente del aeropuerto de Alicante-Elche, donde la presencia de un dron obligó a detener temporalmente los vuelos. “Ese incidente demuestra que no hablamos de un problema teórico, sino de un riesgo real que afecta a la seguridad pública y al tráfico aéreo”, añadió.

Una visión jurídica y operativa de la criminalidad organizada

La jornada reunió también a ponentes de distintos perfiles jurídicos y policiales que ofrecieron una mirada complementaria sobre el fenómeno. La magistrada Laura Cristina Morell Aldana, del Juzgado de lo Penal n.º 2 de Castellón, intervino de forma telemática para analizar los retos procesales que plantea la delincuencia organizada, especialmente en la cooperación judicial internacional y la protección de testigos. Asimismo, el catedrático de Derecho Penal del CEU, Carlos Pérez del Valle, abordó la evolución de la legislación antiterrorista y la necesidad de adaptar los marcos normativos a las nuevas formas de radicalización en el entorno digital.

Por su parte, un inspector de la Policía Nacional, cuyo nombre no se hizo público por razones operativas, explicó las interconexiones entre terrorismo y crimen organizado, subrayando que ambos fenómenos comparten métodos de financiación, redes logísticas y canales de comunicación.

Completó el programa Aurelio Delicado Vílchez, inspector retirado de la Policía Local de Elche, quien reflexionó sobre la importancia de la inteligencia y contrainteligencia aplicadas a la seguridad urbana, destacando la necesidad de fortalecer la cooperación entre cuerpos locales y nacionales.

España como punto estratégico y desafío preventivo

Los expertos coincidieron en que España es un territorio de paso y, a la vez, de oportunidad para el crimen organizado. Su ubicación, su red de transportes y su actividad económica la convierten en un punto clave para el movimiento de mercancías, personas y capitales.

“La delincuencia organizada no busca ya controlar territorios, sino flujos. Por eso debemos pensar la seguridad en clave global y económica”, explicó José Luis Gil Valero.

El analista insistió en que el objetivo de los encuentros como este es contribuir a esa reflexión: “Cada dato, cada conexión y cada investigación ayudan a construir un conocimiento que puede prevenir futuras amenazas”.

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