Vicente Olmos, artista fallero: «Perdimos todo por la DANA, pero jamás pensamos en rendirnos»

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Escultura aún sin pintar dañada por la DANA, con barro en la superficie visible del monumento.
Escultura aún sin pintar dañada por la DANA, con barro en la superficie visible del monumento. Fuente: Lucía Costa

Una entrevista de Lucía Costa

Vicente Olmos estuvo ligado desde pequeño al arte de las Fallas, ayudando a su padre en el taller, y cuando lo vio en esas condiciones se le cayó el mundo encima. Pero lo que parecía una tragedia irreparable se transformó en una historia de superación colectiva, solidaridad y amor por la tradición fallera.

¿Cómo recibió la noticia de la pérdida de parte de sus ninots a tan pocos meses de las Fallas?

Nos enteramos dos días después de que ocurriera todo. Mis padres vinieron a ver cómo estaba la nave y, en cuanto lo vieron, me llamaron por teléfono destrozados. Aparte de todas las piezas rotas, todas resultaron dañadas en mayor o menor medida; algunas hubo que tirarlas directamente a la basura. Fue muy duro, sobre todo porque estábamos en noviembre y ya quedaban pocos meses para las Fallas.

¿Qué fue lo primero que pensó al ver que parte de su trabajo se había perdido?

Lo primero que pensamos fue que habíamos trabajado tanto y con tanto tiempo de antelación para no ir apurados… Dejamos de hacer cosas que queríamos hacer, renunciamos a vacaciones, pensando en el futuro y, de pronto, todo se perdió. El taller fallero estaba lleno de barro, las piezas amontonadas… Lo segundo que pensamos fue: “no vamos a poder recuperarlo». Pensamos mucho en el futuro y, realmente, hay que intentar vivir más, día a día, y disfrutar de lo que tenemos.

¿Sabía, desde el primer momento, que aún podía llegar a tiempo para la plantà o se planteó abandonar?

Los artistas falleros no estamos muy bien de la cabeza (risas), así que jamás me planteé abandonar. Te vienes abajo, claro, pero en cuanto te pones manos a la obra y cambias el chip, no sabes en qué condiciones vas a llegar… pero rendirse, nunca.

¿Cómo organizó su calendario de trabajo tras el incidente?

Fuimos día a día. El primer día, levantamos todo lo que estaba tirado; luego vino la limpieza, después analizamos qué se había perdido de cada falla, qué podíamos recuperar, qué había que rehacer… Y una vez hecho todo eso, nos pusimos manos a la obra.

Gran escultura de una cabeza femenina, perteneciente a una falla valenciana en proceso de montaje. Fuente: Lucía Costa.

¿Contó con ayuda extra para rehacer lo perdido?

Sí, tuvimos muchísima ayuda: del gremio de artistas falleros, de amigos, pero sobre todo de las comisiones falleras con las que trabajamos. Vinieron casi 100 personas a ayudarnos a limpiar el taller fallero. Gracias a eso vimos algo de luz: el barro desapareció, las esculturas estaban de pie de nuevo… A nivel institucional también recibimos ayudas del consorcio, aunque a corto plazo tuvimos que comprar mucha maquinaria con inversión nuestra, porque nos habíamos quedado sin nada.

¿Qué parte de los monumentos fue la más difícil de reconstruir, emocional o técnicamente?

Lo más complicado fueron los detalles hechos en cartón, porque al mojarse se deshicieron. La madera también se vio afectada: al absorber agua, se hinchó, y a la hora de la plantà nos costó mucho encajar los monumentos falleros. Tuvimos bastantes problemas.

Escultura aún sin pintar dañada por la DANA, con barro en la superficie visible del monumento.

¿Cambió de alguna manera su diseño original o logró mantener la idea inicial?

Mantuvimos todos los diseños originales. Solo se descartaron algunos ninots pequeños. Los grandes los reconstruimos con mucho esfuerzo.

Y, para finalizar, ¿qué sintió el día de la plantà al ver el monumento en pie?

El día 15, al terminar de plantar, estábamos empapados porque no paró de llover, pero a las diez nos dieron la noticia de que habíamos ganado el primer premio de falla en La Pobla de Vallbona. Estábamos, tan emocionados, que, en lugar de irnos a descansar después de tanto trabajo, nos fuimos a celebrarlo con los falleros.