Información: Jordi del Puente / Imágenes: Manos Unidas
Coincidiendo con la celebración, este domingo 14 de febrero, de la Jornada Nacional de Manos Unidas, la ONG de la Iglesia católica ha presentado la que es la 63ª campaña anual contra el hambre en un acto celebrado en la Asociación de la Prensa de Madrid.
La ONG de la Iglesia católica centrará sus esfuerzos, durante el 2021, en denunciar las consecuencias de la pandemia en las personas más vulnerables del planeta bajo el lema “Comparte solidaridad para acabar con el Hambre”. Según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cerca de 690 millones de personas padecen hambre crónica. Pero la extrema situación sanitaria y económica provocada por el COVID-19 podría sumar entre 83 y 132 millones de personas al contador de personas subalimentadas en el mundo.
Presencia en zona depauperadas y de conflicto
Pese a las dificultades generadas por el coronavirus, Manos Unidas no cesa en su empeño de prestar ayuda en los 57 países de África, América y Asia donde desarrollan sus más de 500 proyectos de desarrollo, llegando así a cerca de 1.600.000 personas en todo el planeta.
Durante la presentación de la campaña, la presidenta de Manos Unidas Clara Pardo ha querido hacer hincapié en la vulnerabilidad de todas las sociedades ante la llegada del coronavirus, con independencia de lo ricas o pobres que sean. Pardo asegura que la pandemia “nos ha hecho conscientes de nuestra propia vulnerabilidad” y lamenta que “nuestra aldea global parezca hoy más dividida que nunca entre el rico Norte y el Sur empobrecido”. Pero Manos Unidas invita a contagiar solidaridad para acabar con el hambre y con el rechazo social hacia colectivos frágiles, como los refugiados que buscan asilo o las mujeres que son discriminadas por el mero hecho de serlo.
Manos Unidas en Oriente Medio
Alicia Vacas, responsable de las Misioneras Combonianas en Oriente Medio y Asia, aportó el testimonio de migrantes en su periplo por el desierto del Sinaí, donde asegura “se encontraron con políticas de rechazo y discriminación” por parte de Israel, negándoles “el reconocimiento como refugiados y condenándolos a la marginación”.
La Asociación Servicios Educativos Rurales trabaja en la promoción de los derechos humanos entre la población indígena, mayoritariamente femenina, en Perú. Su presidenta, Raquel Reynoso considera “clave” el trabajo de Manos Unidas para conseguir “el acceso al agua potable y el saneamiento de poblaciones de zonas rurales”. En este sentido, se han realizado, tal y como apunta, “procesos de formación y capacitación a las mujeres sobre cuáles son sus derechos” en una región donde «las condiciones que provocaron el conflicto armado interno aún no han sido resueltas”.
