Nacho Ruipérez: «Debemos hacer un cine que tenga vocación internacional»

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Marta Losar Monfort / 1º Periodismo

En el mes de diciembre de 2017 terminó de rodarse en Valencia la película ‘El Desentierro’, del director valenciano Nacho Ruipérez. Durante las semanas de grabación, el equipo de la cinta, producida por Filmax, TVE, El Desentierro AIE, Culturarts, Abordar SL y la argentina Aleph media SA, convirtieron la capital del Turia y sus alrededores en un plató de cine.

Este thriller mediterráneo que ha convertido los arrozales de L’ Albufera en un personaje más de la película, se estrenará en el mes de septiembre.

Pregunta. ‘El Desentierro’ es su ópera prima y cuenta con un presupuesto de tres millones de euros y el apoyo de TVE.  ¿Cómo afronta un director novel esta situación?

Respuesta. Al principio no sabíamos cuánto dinero íbamos a conseguir, la película era cara porque el guion era complejo, grande, con muchas tramas y personajes, pero el productor apostó por esto. TVE fue la primera ayuda que tuvimos cuando compraron la película y a partir de ahí se ha ido generando una especie de bola de nieve. En nuestro caso formamos coproducción con Cataluña y con Argentina, y ahí la película se hizo grande y salió. Técnicamente no es mi ópera prima, hice ‘Blue Lips’ anteriormente, un largometraje dirigido por seis directores, pero no se conoce demasiado. El apoyo de TVE hizo que la película pasara de nada a ser posible.

P.El thriller va sobre un joven que vuelve al pueblo para el entierro de su tío, y tras su retorno, empieza a reconstruir la figura de su padre, que lo había abandonado hace 20 años. ¿Qué obras le inspiraron a crear esta historia?

R.A nivel argumental siempre hablábamos de Kurosawa en ‘El Efecto Rashomon’. Es una película en la que se ve el relato de varios personajes, que son a la vez un único relato. Nos gusta decir que la verdad no es única en nuestra historia. La suma de los relatos da la verdad, el enfoque de cada personaje, la forma en que cuenta los hechos, como los vivió y los recuerda.

P.Cuenta con actores de la talla de Leonardo Sbaraglia y otros que están emergiendo como Michel Noher, ¿cómo es trabajar con ellos?

R. Necesitábamos un personaje argentino por el tema de la coproducción y nos pusimos a buscar a actores argentinos en Buenos Aires y vi el perfil de Michel. Yo no lo conocía y y me puse a oír entrevistas para ver cómo actuaba, hablaba, que experiencia vital tenía, inteligencia y si tenía puntos en común con el personaje, entonces es cuando observé que él ya era muy el personaje. Yo no aspiro a tener al mejor actor o al más famoso, no es la primera motivación. Conecté muy rápido con él y hubo muy buena amistad desde el primer momento y él conecto enseguida con el personaje y la historia. Leonardo fue el primero en entrar en la película. Es un actor importante de nuestro cine y además argentino, daba muy bien con el perfil del personaje. El tándem es muy bueno. Leo también ha hecho que vinieran otros actores importantes, al tener proyección internacional ha traído a la distribuidora y otros puntos fuertes de la película.

P. El guion está escrito desde hace más de cinco años, ¿ha variado mucho la historia que quiere contar a lo largo de este tiempo?

R. Fuimos reescribiendo el guion a partir de que la productora quisiera hacer la película, e hicimos hasta la versión 30. En la fase de reescritura surgían tramas que requerían otros idiomas y finalmente decidimos rodarla en cuatro idiomas: español, valenciano, inglés y albanés. Hay una escena de mafia albanesa en la que los actores se curraron el acento porque no todos son de allí.  Mi sueño sería que no se doblase la película pero no es algo que puedas decidir totalmente tú. En el guion entró Mario Fernández Alonso como coguionista y a partir de ahí empezó a mejorar mucho. Ha sido un año de reescritura y durante este tiempo mucha gente lo ha leído y ha dado feedback para mejorarlo.

P. ¿Desde cuándo tiene en mente el proyecto?

R. Desde que estaba estudiando el Máster de Guion en Valencia, fue mi Trabajo Fin de Máster. Luego lo aparqué porque no me gustaba mucho y el director del Máster decía que era una historia demasiado compleja, con demasiados personajes y que no iba a gustar. Luego me fui a Barcelona y trabajaba por las noches en la recepción de un hostal y allí podía escribir. Después lo volví a aparcar, me vine a Valencia y un día lo deje encima de la mesa del productor Ximo Pérez, a los días me llamó diciéndome que le había encantado.

P.¿Ha notado mucha diferencia entre la dirección de un corto a la de un largometraje?

R. Para mí no hay mucha diferencia, lo único el tiempo. Preparando la peli estuvimos más de medio año, en cambio para ‘La Ropavejera’ estuvimos grabando 10 días. Yo los cortos me los tomo como un largo, con el mismo nivel de compromiso, es un trabajo igualmente serio. Busco un casting lo más fuerte posible, construyo decorados con un grupo de amigos con el que suelo trabajar la parte de dirección artística y siempre me ha gustado trabajar en grande. Hay cortometrajes que igual te tiras un año o dos trabajando, de hecho entre uno y otro no he rodado demasiado porque estaba muy involucrado en los dos proyectos.

P. La película está rodada íntegramente en Valencia y el equipo técnico también es de la Comunidad Valenciana, ¿cómo cree que afectará al futuro del cine valenciano?

R. Me gustaría pensar que va a ayudar, que sea un empuje ahora que las cosas parece que van a mejor, que empieza a surgir de nuevo la televisión valenciana. No sé muy bien aún qué va a suponer pero creo que será un proyecto importante conforme se han hecho las cosas. Al haberse grabado aquí y siendo gran parte del equipo valenciano, me parece que es bueno. Es importante que no haya fuga de cerebros y hagamos cosas buenas aquí también y no nos conformemos con hacer proyectos que vayan directos al cajón. Debemos hacer un cine que tenga vocación internacional.

P.¿Están teniendo sus compañeros de universidad dificultades para abrirse camino?

R. Hay de todo. Algunos se habían hecho muchas expectativas y no han encontrado su sitio pero han encontrado otro diferente, otros se han ido fuera. En mi entono más cercano quién se lo ha currado está trabajando. Por ejemplo, Mari, la coordinadora de figuración, era mi compañera de clase y ahora tiene su propia agencia. Aunque no a todos nos está yendo bien, más que vivir lo que hacemos es sobrevivir, pero hacemos todo lo posible para ganarnos la vida. Ahora tienes que hacer de todo en vez de especializarte en una tarea concreta. Yo estoy trabajando con mis compañeros de carrera, Abdón, el director de arte de la película, empezamos juntos en la universidad. Mari, Eugeni, Sandra Martorell. He intentado siempre seguir siempre en contacto, el grupo familiar. También con Cristian Guijarro, que estudio en el CEU, y que junto con Lorena Lluc tienen, en mi opinión, la mejor productora de Valencia. Todos los cortos que hecho los ha producido él.

P.  ¿Por qué cree que que el cine español no tiene buena reputación?

R. Primero que hay que preguntarse ¿qué es cine español?. Si cine español es el que se hace con dinero español, es una etiqueta, solo es cine que se produce aquí. Si cine español es cine con rasgos identificativos que huele a cine a español como ‘8 apellidos vascos’ y similares, podría decirte que aún hacemos cine castizo. Yo creo que lo que hay que conseguir es destacar lo bueno que tenemos, decorados, lugares y cultura y que eso interese fuera y no solo dentro. Con eso espero que algún día pronto se nos quite la etiqueta. Las series también, ‘Las Chicas del Cable’ o ‘La Peste’ son grandes series no hechas solo para gustar aquí sino para un mercado internacional. Que sea tan peyorativa esa etiqueta me molesta. Y aún más con el problema de Cataluña. Basta decir que un director haya dicho «Me cago en España» para que afecte a todo el cine.  Finalmente el cine es la visión del que lo hace.

P. ¿Es difícil tener una idea diferente?

R. Me gustaría ser algún día un cineasta autor, expresarme con  libertad y contar las historias que yo quiero y no trabajar por encargo, que eso ya lo he hecho mucho. Lo más difícil es mantenerse como único, fiel a tus propias ideas aunque estés siempre vendiéndote, haciendo que otros quieres que hagas. La audiencia tiene mucho que decir, a veces te hundes, a veces sales. Cada vez hay más públicos, menos star system ya que cualquiera puede acceder, el viaje es muy rápido: puedes entrar, grabar una película, ser el máximo éxito y de repente nadie se acuerda de ti.

P. ¿Tiene en mente algún otro proyecto?

R. La película se estrenará en septiembre y queremos estar en el Festival de San Sebastián. Tengo un proyecto de una película de animación. Luego también hay proyectos en la cabeza, otros en el cajón, otros con medio guion. Siempre hay cosas. Lo que necesito ahora es tiempo para desarrollarlos pero con el montaje de ‘El Desentierro’, no puedo. Me cuesta mucho hacer varias cosas a la vez, cuando estoy con un proyecto me gusta poner toda la energía en él.

P.¿Cómo recueda sus inicios de director?

R. De niño lo tenía muy claro ya, pero empecé queriendo ser actor. Me fui dando cuenta de que realmente no quería ser actor sino que quería dirigir a actores. También dibujaba mucho, hacía comics, que eran storyboards. Con 16 años hice un primer corto, en el que impliqué a toda mi familia y actores de los que me daban clase. Hice un corto de 28 minutos en blanco y negro en el que invertí todos mis ahorros. En los incios no tienes miedo de nada, ahora tienes mucho. Cuando tienes un presupuesto tan grande te pones muy nervioso. A mi eso de niño no me pasaba, era feliz con mi cámara, tenía todo el tiempo del mundo, actuaban mis amigos y si no se rodaba un día se rodaba otro. La realidad es que es muy bonito hacer cine pero es muy difícil y cuesta mucho.

P. ¿Qué consejo daría a los estudiantes de Cine y Comunicación Audiovisual?

R. Que no tengan miedo a nada y adelante con los medios que tengan. Justamente ahora que estamos viviendo una época de democratización de los medios se trata de coger una cámara, amigos y rodar. Rodar sin miedo, sin ataduras, y hacerlo de manera libre y en lo que uno cree profundamente. No se puede estar toda la vida esperando a que llegue una oportunidad porque las oportunidades no llegan, tienes que buscarlas y esforzarte mucho. Esto es una carrera de fondo y hay mucha competitividad. Es un oficio apasionante y para quien realmente lo sienta así solo tiene dos opciones, o hacerlo o hacerlo, sino va a estar toda la vida pensando que hubiese pasado si lo hubiera hecho. Mi consejo es intentarlo hasta las máximas consecuencias y si tienes miedo tener un plan b, poder dedicarte a otra cosa. Mi plan b siempre ha estado dentro del cine, haciendo decorados, la parte de dirección de arte, dedicarme a otras cosas que también formen parte del cine y al mismo tiempo estar aprendiendo de los compañeros.