El 9% de los jóvenes españoles considera que para tener una buena relación de pareja no se debe llevar la contraria al hombre

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Salvador Lliso, Alejandro Ortega y Carla Serrano / Periodismo 1º

Hoy 28 de diciembre se cumplen 10 años desde la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que se presentó como arma social legal comprometida con la erradicación la violencia de género a nivel estatal. En su exposición de motivos, la ley concibe la causa de dicha violencia como materia global, alegando que “no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad”. De este modo, la actuación directa contra la violencia, entendida como área de incidencia multidisciplinar, así como la creación de medidas de prevención y protección para la misma, se muestran como objeto de la ley.
De acuerdo con la estadística del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en 2004, año de creación de la ley, se registraron 72 víctimas mortales por violencia de género. En 2012, ya se consiguió reducir el número de víctimas a 52, cifra que se ha asentado como media en los últimos tres años. Así, hasta la fecha del pasado 19 de diciembre, los datos oficiales señalan 51 víctimas en 2014. Si atendemos a una clasificación de los casos mencionados por rango de edad y nos fijamos en la población joven, vemos que, en 2004, 4 de los agresores eran menores de edad, 5 tenían entre 18 y 20 años y 13, entre 21 y 30 años.

Una investigación estatal reciente llevada a cabo desde el Grupo de Trabajo de Educación No Universitaria sobre Igualdad y Prevención de la Violencia de Género en la Adolescencia y la Juventud, constituido por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad, realizó una encuesta a 11.022 estudiantes en 335 centros educativos, públicos, privados y concertados, de todas las comunidades autónomas. Entre otras cuestiones relacionadas con la justificación del sexismo y la violencia, la encuesta revela que un 9% de los jóvenes españoles considera que es deseable que la mujer evite llevar la contraria al hombre para tener una buena relación de pareja. Un 2.6% de las chicas declara estar muy de acuerdo con esta afirmación, frente a un 5.2% de los chicos. No es el único caso en que la cifra masculina supera a la femenina en la materia que nos ocupa: un 10.9% de los chicos cree que si una mujer es maltratada por su compañero y no la abandona, será porque no le disgusta del todo esa situación, frente a un 5.3% de las chicas.
Por otra parte, el estudio informa de que un 4.96% de las encuestadas ha sufrido situaciones de maltrato. Este es el caso de nuestra entrevistada, Helena, de 21 años, que fue víctima de numerosas agresiones, físicas y psicológicas, e incluso violaciones, entre los 15 y los 18 años por parte de su pareja de entonces. Helena reconoce haber crecido en un “entorno normal”, educada por una familia funcional y un colegio católico, que la formaron “en valores de igualdad, respeto y libertad” por lo que ahora, reflexionando acerca de su amarga relación, considera que esta educación resulta insuficiente, si no es complementada a otros niveles en el ámbito social global. Afirma que no se sintió “suficientemente apoyada” por el equipo psicopedagógico del centro en el que estudiaba, que “no supo reconocer la gravedad de su situación” y ayudarla. “No obstante, es cierto que, tanto mi familia como la terapia que realicé cuando ya estudiaba en la universidad, sí que me ayudaron a salir de una depresión de más de dos años, aunque tampoco mis profesores me ofrecieron ningún apoyo ni facilidad para recuperar y continuar con mis estudios”, comenta la joven.
Helena cree que la sociedad no ha alcanzado una comprensión completa de las causas y consecuencias de relaciones de maltrato como la suya: “no recibí jamás el entendimiento que esperaba por parte de mis amigos”, alega. Y añade: “en los últimos años, he conocido ya demasiadas chicas de mi edad que han vivido situaciones de maltrato, físico o psicológico, y no deja de sorprenderme la precocidad y falta de sensibilidad de los chicos, aunque también me preocupa la justificación que dan las chicas al trato de sus novios. Creo que aún queda mucho por avanzar”.
El capítulo I del título I sobre medidas de sensibilización, prevención y detección de la Ley Orgánica 1/2004 se dedicaba al ámbito educativo, con el objetivo de actuar desde este contexto en la consolidación de principios y valores que promuevan el respeto de los derechos y libertades y la igualdad entre hombres y mujeres. Al respecto de su éxito, el estudio impulsado por el Ministerio de Igualdad coincide con las manifestaciones de la víctima, concluyendo que “a pesar de los avances, el cambio generacional detectado entre las adolescentes no es suficiente para erradicar la violencia de género, sino que resulta necesario incrementar los esfuerzos para prevenirla, teniendo en cuenta la peculiaridad de la situación actual”.

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