Estar en el lugar y momento oportunos -y con la actitud adecuada- abre caminos. Como el que ha iniciado Carmen Chiva, estudiante de Educación Primaria e Infantil del CEU de Valencia. Durante sus prácticas en Asindown, a la futura maestra se le ocurrió mostrar a los niños uno de sus trabajos de clase: una pandereta. La respuesta de estos y las posibilidades de aprendizaje que vieron las profesoras de la asociación no solo se han traducido en la entrega de todos los instrumentos realizados por los estudiantes del CEU a Asindown, sino que han sentado las bases de un proyecto de innovación conjunto. 

Los niños, en Asindown, disfrutando con los instrumentos elaborados por los estudiantes de Magisterio del CEU

Carmen. Quién te iba a decir que enseñar un trabajo de clase a los niños podría llegar tan lejos… 

Sí. Abrir la puerta a esta colaboración me hace muy feliz, pues en ningún momento pensé que acabaría en algo tan grande. Simplemente se me ocurrió en ese momento y lo vi como una oportunidad para ayudar a los niños de la asociación. La verdad es que me alegra mucho pensar que a partir de ahora el CEU vaya a colaborar con Asindown de manera sistemática, y que todos los instrumentos que se creen en clase serán para ellos. 

¿Qué valor crees que pueden tener estos instrumentos para los niños con Síndrome de Down? 

Mucho. La música está presente en cada una de las etapas del ser humano, convirtiéndose en algo fundamental en el desarrollo de las personas. Tanto ella como el manejo de los instrumentos en concreto puede ayudar al desarrollo y perfeccionamiento auditivo, el desarrollo psicomotriz, fino y grueso, y el incremento de la capacidad de expresión. Del mismo modo, la música es un medio muy útil para trabajar la memoria, la atención y la concentración. 

‘En mi cabeza no cabe ningún tipo de educación que no sea inclusiva’

Cuéntanos cómo ocurrió todo. ¿Estabas un día normal en tus prácticas en Asindown y sacaste la pandereta? 

Sí. Estaba en las prácticas y vino un niño de 5 años al que le gusta mucho la música. Así que recordé que tenía mi pandereta en el bolso, porque venía de clase de Ana (la profesora de la asignatura de Música en la que estábamos elaborando instrumentos) y le ofrecí a Nuria (la profesora de la asociación) utilizarla con él. A ella le pareció muy buena idea, y cuando vino otra niña de 9 años también decidimos sacarla para trabajar con ella.  

Con la niña fue mucho más efectivo a la hora de trabajar, le gustó mucho y le hizo mucha ilusión, incluso quería llevársela a su casa. Con el niño fue algo más complejo porque, al no haber desarrollado el habla le cuesta mucho más poder expresar cómo se siente y lo que necesita en cada momento, por lo que a veces tira las cosas como medio de expresión, aunque también jugó con ella y le dio uso. 

Y entonces se os ocurrió la idea. 

Sí, cuando Nuria y la otra profesora (Merche) vieron mi pandereta y la reacción de los niños, nos preguntaron a mi compañera de prácticas y a mí si podíamos hacer más instrumentos para los niños. Y en ese momento me di cuenta de que todos mis compañeros de clase habían hecho uno y que podíamos entregárselos todos. Cuando se lo pregunté a la profesora del CEU, le pareció una muy buena idea, se lo comentó a mis compañeros y todos accedieron encantados. 

Una decisión que no solo ha culminado en la entrega de todos estos instrumentos para Asindown sino que sienta las bases de un proyecto de innovación en el que ya está trabajando Ana… Carmen, ¿cómo es esa ‘valiosa’ pandereta? 

(risas) Pues en realidad es muy sencilla porque las artes plásticas no son mi punto fuerte. Para confeccionarla, empleé cartón, cascabeles, cuerda, pintura y silicona.  Primero hice dos círculos iguales en el cartón, los recorté e hice una apertura para poder meter la mano sin ningún problema. Después, uní los cascabeles a la cuerda y los pegué en uno de los círculos de cartón. Finalmente, pegué las dos partes y las decoré a mi gusto.

Y todo ello con material reciclado o reutilizado. Carmen, más allá de abrir el camino a un proyecto de innovación, ¿qué te llevas de esta actividad de clase? 

Que de algo tan simple como puede ser la confección de una pandereta se pueden improvisar miles de situaciones de aprendizaje para cualquier tipo de alumnado, trabajando tanto la psicomotricidad fina, como el desarrollo cognitivo e incluso la educación emocional. 

¿Y de las prácticas en Asindown qué has aprendido? 

Ha sido una experiencia increíble y muy enriquecedora. Desde dentro puedes ver todo el trabajo que llevan a cabo todas y cada una de las personas que forman parte de la asociación.  

He aprendido muchísimo, tanto por parte de todo el personal, que es de admirar el esfuerzo y cariño que depositan en su trabajo, como de todos los niños con los que he estado trabajando. Son increíbles, y no había día en que no me fuera con una sonrisa a casa.  

Aunque no son tus primeras prácticas, ¿verdad? 

No. Ya, pero siempre habían sido en un colegio ordinario. Estas otras prácticas estaban vinculadas a la mención de Educación Especial que estoy realizando. Eran obligatorias y nosotros elegíamos el centro.  

Pero me encantaría volver el año que viene de manera voluntaria, porque ha sido una experiencia muy enriquecedora, que he disfrutado muchísimo y que me ha permitido aprender mucho.  

Sin duda. ¿Te parece importante la educación inclusiva? 

En mi cabeza no cabe ningún tipo de educación que no sea inclusiva. Considero que nuestra labor como docentes es brindar a cada uno de nuestros alumnos una educación personalizada, sabiendo que cada persona es única y diferente. Precisamente, debemos aprovechar esa diversidad para generar situaciones de aprendizaje positivas y necesarias, que aproximarán a nuestro alumnado a la realidad que se encuentra en la sociedad. No debemos olvidar que la educación no es un privilegio, sino un derecho que debe permitir que cada niño, independientemente de sus características personales, acceda a una educación de calidad que dé respuesta a todas y cada una de sus necesidades.  

La estudiante de Magisterio de la Universidad CEU Cardenal Herrera es muy consciente de que la educación no es un privilegio, sino un derecho para todos los niños
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