Cuando cruzó en 2010 las puertas del CEU de Elche, “en el antiguo edificio de la sede de Carmelitas, que ahora se está quedando de fábula”, jamás pensó que, tras aquella entrevista de admisión en Fisioterapia con el director y después de unos “intensos, exigentes y extraordinarios años de carrera”, iba a ser compañero de muchos de los que entonces eran sus profesores.
Hoy, Raúl Valdesuso, artífice, junto a Francisco Ortega, de una metodología de trabajo que ha revolucionado el mundo de la fisioterapia invasiva, vuelve a las aulas que le vieron formarse impulsando un posgrado pionero en España: Título de Experto en Neuromodulación Percutánea y Técnicas Invasivas, que ha colgado el cartel de completo en esta primera edición. Además de dar clase en este exitoso posgrado del CEU, el alumni continúa mejorando la salud de las personas en una clínica privada.

 

¿Cómo se ha producido esta ‘vuelta al aula’? 

Nuestra pasión por la fisioterapia y el afán de conocimiento nos llevó, a Francisco Ortega y a mí, a desarrollar juntos una metodología de trabajo conocida como Neuromodulación Percutánea, NMP. Una técnica que ha revolucionado el mundo de la fisioterapia invasiva y que vuelve a traerme al CEU, pero ésta vez como cofundador del primer título de experto universitario en NMP de España. Nunca imaginé que mi camino como profesional me devolvería al sitio que tanto me preparó.

¿Mucha responsabilidad?

Sí. Ahora siento la obligación moral de transmitir mis conocimientos de la mejor manera que pueda. Es una gran responsabilidad y un reto que asumo con muchísima ilusión. Sin duda, haré todo lo posible para seguir manteniendo la esencia del profesorado del CEU.

‘Tras mi encuentro con aquel ATLETA con discapacidad comprendí que estaba donde quería estar: podría ayudar a la gente de una manera que no puede hacer ningún otro profesional de la salud’

¿En qué consiste la NMP?

La hemos desarrollado a partir de la unión de varias técnicas. Se nos ocurrió combinar la ecografía con el uso de una aguja en puntos acupunturales y puntos gatillo miofasciales (pgm). Empezamos a trabajar en este campo y a preguntarnos por qué cuando introducíamos la aguja en el punto acupuntural o pgm daba una respuesta determinada.

Hasta el momento casi todas las técnicas invasivas iban encaminadas al tratamiento de una estructura y algunas de ellas se hacían sin guía ecográfica. Nosotros empezamos a usar la ecografía para abordar pgm y veíamos que al acercarnos a ciertas zonas obteníamos una respuesta mucho mejor. Estas estructuras correspondían a determinados nervios periféricos, que no eran un objetivo terapéutico en su día para el fisioterapeuta.

Todo ello nos llevó a las salas de disección para indagar más en la anatomía del sistema nervioso, que controla todas. De este modo, empezamos a introducir entre nuestros pacientes la neuromodulación a nivel percutáneo, localizando estructuras nerviosas y utilizando la aguja como electrodo, consiguiendo una disminución de la resistencia de los tejidos superficiales al paso de la corriente eléctrica, que es nuestra herramienta terapéutica. Los fisioterapeutas con la ecografía, nos aseguramos de pinchar bien, lo que hace que nuestra intervención sea muy segura.

‘Durante la carrera llegabas a cuestionarte si tanta información era necesaria para completar los estudios. Nunca imaginé que todo me sería de tanta utilidad hoy’

Entonces la técnica favorece mejora ostensiblemente la recuperación de los pacientes…

Es una técnica muy eficaz. Con ella hacemos abordajes ecoguiados en los nervios afectados en una lesión y buscamos una respuesta. Hemos comprobado que cuando trabajábamos en el nervio, se producía un alivio del dolor muy importante en el paciente, de un modo rápido, bueno y seguro.

La estimulación percutánea de un nervio se lleva haciendo mucho tiempo, pero de la manera en la que nosotros lo aplicamos y a las estructuras nerviosas que las aplicamos no.

Existen miles de estudios sobre la aplicación de la corriente eléctrica con fines terapéuticos y en casi todos el problema es la poca duración del efecto analgésico, presumiblemente por la resistencia del cuerpo a la corriente eléctrica, entre otras causas. De manera percutánea esta analgesia parece tener mucha más duración, además de mejorar otras áreas como la propiocepcion o la fuerza en relación al nervio estimulado.

Una técnica que, gracias al título que habéis puesto en marcha, todavía llegará a más pacientes. Pero volvamos a tu etapa de estudiante. ¿Tenías claro que lo tuyo era la fisioterapia?

Llegué a la Universidad CEU Cardenal Herrera hace unos cuantos años, acompañado de mi madre. Fue ella quien insistió en que terminara mis estudios de bachillerato y quiso que entrara en la universidad para tener un buen futuro. Todo lo que estoy contando es gracias a ella; es gracias a ellos, mis padres. No todos los universitarios tienen claro que han escogido bien su carrera. En mi caso solo tenía claro que me gustaban las Ciencias de la Salud, no sabía mucho sobre la fisioterapia y tenía una sensación de inseguridad muy grande.

Durante estas prácticas, el alumni confirmó que estaba donde quería estar: ayudando a la gente con sus manos

¿Como fueron esos inicios en la universidad?

El primer año estuvo repleto de nuevas emociones: las asignaturas, los profesores y mis compañeros, con los cuales sigo teniendo mucho contacto… De hecho, conservo a mi mejor amigo o como a él le gusta autodenominarse, “mi hermano de otra madre”.

Durante ese año y los siguientes recibí una formación de altísimo nivel docente y humano.

Aunque no fue hasta segundo de carrera cuando comprendí que estaba en lugar correcto tras haber conocido a un verdadero atleta en una competición deportiva en la cual la universidad participó de manera activa, asistiendo a los corredores exhaustos. No recuerdo su nombre, ni su edad, tan solo recuerdo que tenía una discapacidad física y acababa de realizar diez kilómetros en su silla de ruedas.

Se acercó a mí y me pidió ayuda. Con muchas dudas me acerqué a él y le pregunté donde le dolía, sabiendo que, desde luego, las piernas no serían un problema. Aquel hombre me sonrió y comenzó a contarme lo mucho que apreciaba la labor de un fisioterapeuta; gracias a su fisio pudo salir adelante tras quedarse en una silla de ruedas. Sus palabras me marcaron, comprendí que mi trabajo iba más allá de estar con una persona en la camilla. Comprendí que estaba donde quería estar, que podría ayudar a la gente de una manera que no puede hacer ningún otro profesional de la salud.

‘Mis profesores me aportaron cosas que no había tenido en otras etapas estudiantiles de mi vida. Su verdadero valor reside en su capacidad para convertir a sus alumnos en auténticos fisioterapeutas’

¿Cómo describirías tu aprendizaje en el CEU?

No se centró en lo meramente académico. Mis profesores, a los cuales aprecio muchísimo, me aportaron cosas que no había tenido antes en otras etapas estudiantiles de mi vida.

Todos ellos son experimentados fisioterapeutas, especializados en diferentes áreas de trabajo; y dicha experiencia les permite aportar algo más que enseñanzas sobre papel. Su verdadero valor como profesionales reside en su capacidad para convertir a sus alumnos en auténticos fisioterapeutas. Encontrar las mejores palabras para sanar desde el minuto uno, empatizar con tus pacientes, ganarte su confianza, ser resolutivos y creativos, trabajar con ganas, ambición, pasión y espíritu de superación… son algunas de las materias no propuestas en el plan de estudio pero que nos fueron dadas de manera gratuita.

En cada práctica recibía una pequeña dosis de todo lo anterior y moldeaba mis manos para convertirlas en las herramientas útiles e imprescindibles que son hoy para mí. Cada gota de información contaba; terapia manual, cinesiterapia, vendaje, osteopatía, terapia invasiva, electroterapia, etc.

Raúl y Francisco Ortega con la vicedecana de Fisioterapia del CEU de Elche

¿No hubo baches? Porque Fisioterapia no es una carrera sencilla…

La carga teórica y práctica de las asignaturas en ocasiones se hacían cuesta arriba, sí. Todos los semestres requerían muchas horas de estudio y dedicación.

A veces llegabas a cuestionarte si tanta información era necesaria para completar los estudios… Pero nunca imaginé que todo lo que me fue dado me sería de tanta utilidad hoy.

Aparte de aquel encuentro con el deportista, ¿tus mejores momentos durante la carrera?

La etapa más excitante de la universidad es el último año, donde “ya no queda más teoría que aprender”. Te han preparado durante tres años y esperas dar lo mejor de ti en las prácticas externas. Aún recuerdo como si fuera ayer mi disgusto al ver como mis compañeros recibían destinos emocionantes como hospitales, centros de salud, colegios de educación especial, equipos de fútbol; y para mí había quedado reservada una plaza en una pequeña clínica privada en Elche.

Subí a la cuarta planta y muy serio le dije a la vicedecana, Yolanda Noguera, lo injusta que me parecía dicha situación; pero su respuesta cambió mi futuro y por ello le estaré eternamente agradecido. En mis prácticas conocí a quien es hoy mi amigo y compañero Fran Ortega. Él terminó de pulir el fisioterapeuta que soy hoy.

Enhorabuena, Raúl. Es un orgullo tenerte hoy como docente para seguir formando a grandes fisioterapeutas.

Muchas gracias.

Los impulsores del novedoso posgrado con la rectora de la CEU UCH
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