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La Universidad CEU Cardenal Herrera acogió el pasado 17 de diciembre una jornada sobre cine y antropología de lo monstruoso a cargo del crítico Ramón Monedero.

Según Enrique Anrubia,  profesor del Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala y organizador de la actividad, «los monstruos siempre nos han fascinado, tal vez porque ponen de relieve lo frágiles que somos y la evidencia de que un día vamos a morir. Sin embargo, un monstruo siempre se ha definido esencialmente por la diferencia; la diferencia de lo socialmente admitido, lo moralmente admitido, lo éticamente admitido». «No obstante, añade el docente, la ‘diferencia’ de lo monstruoso no se limita únicamente a lo moral, lo ético o lo social, sino que también suelen ser seres físicamente ‘diferentes’, en tanto una cosa suele ir acompañando a la otra».

En la sesión salieron a relucir las obras y personajes de referencia en el género. En este sentido, Drácula fue calificado como «un ejemplo de libro de monstruosidad física y moral». Su palidez, sus colmillos y su sangre brotando de la comisura de sus labios evidenciarían «su corrosiva y lasciva naturaleza moral», aseguró el ponente, que añadió que la criatura de Frankenstein se erige como el monstruo físicamente arquetípico mientras es el doctor la figura moralmente paradigmática. «Tanto en el caso de Drácula como en el de Frankenstein, aseguró Monedero, probablemente las mejores adaptaciones que ha dado el cine vengan de la misma casa, la legendaria productora Hammer Films, en cuyo seno Terence Fisher dirigió un puñado de obras maestras destinadas a dibujar los contornos más afinados y precisos que han tenido casi todos los monstruos clásicos de la historia».

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Otro de los aspectos que se abordó en la jornada fue el de la naturaleza de estos seres. «Los monstruos, aseguraron los ponentes, no hacen sino «lo que su malsana naturaleza les indica que deben de hacer para sobrevivir». Es decir, ellos no son ‘esencialmente’ malos, aunque su naturaleza sea maligna y en realidad son las víctimas. «Es probable, además, que el papel victimario de los monstruos no resulte más evidente que en los muertos vivientes ahora tan de moda», explicó Monedero, que añadió: «Concebidos tal y como los conocemos hoy día por George A. Romero en 1968, cuando el mundo andaba convulso en medio de revoluciones sociales como mayo del 68, la Primavera de Praga o los movimientos a favor de los derechos sociales de los negros en Estados Unidos, hoy, casi cincuenta años después, el contexto se repite y las consecuencias son muy similares».

«Nuestra sociedad, concluyó el experto, también anda crispada y, como en 1968, la única solución parece ser la de echarse a la calle y ocupar los lugares públicos. Como en una gran película de zombis, ellos, los que claman justicia y democracia en Islandia, Túnez, Grecia o Madrid no se diferencian tanto de los zombis que vemos en las películas. Ambos son las víctimas».

Ramón  Monedero es periodista. Trabajó como encargado de la sección de Cultura en «La Razón» y al frente de información internacional en la 7 Región de Murcia. Ha colaborado como crítico de cine en Onda Cero, la Cope, Onda Regional de Murcia y diversas emisoras locales durante 15 años. Ha escrito críticas de cine en varias publicaciones locales y actualmente es colaborador habitual en «Kane3», «Versión Original» y «Miradas.net». También ha colaborado en los libros «Las miradas de la noche. Cine y vampirismo», «Miradas para un nuevo milenio. Apuntes para una futura historia del cine español» y «José Luis Borau. Un extraño entre nosotros».

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