Artículo de opinión de Rosa García Vilardell, profesora de Derecho de la Universidad CEU Cardenal Herrera en Elche

El debate sobre el uso de simbología religiosa o ideológica en espacios públicos no es extremadamente novedoso, pero continúa generando una innegable polémica jurídica. En España, esta cuestión ha venido referida principalmente al uso personal de prendas que revelan la identidad religiosa o cultural, denominada “simbología dinámica”, por parte de miembros de la comunidad educativa, como así ha sucedido normalmente en relación con el velo islámico (hiyab). A esta problemática se añade la litigiosidad derivada de la presencia de símbolos religiosos en escuelas, y otros edificios públicos.

No obstante, de modo algo más residual, también se había venido planteando una cierta polémica con relación al uso de prendas o símbolos relacionados con la ideología, como el uso de camisetas por parte del profesorado en defensa de la educación pública, o de símbolos nacionalistas. Aspecto éste en el que queremos centrar esta comunicación debido a la especial relevancia que ha adquirido en los últimos tiempos a raíz de la presencia de simbología política partidista, tanto estática como dinámica, en los centros docentes públicos.

Efectivamente, la singular situación política en la que se encuentra Cataluña y los continuos y serios conflictos sociales y jurídicos que dicha situación está generando, ha reabierto este debate de forma bastante convulsa, generando numerosas denuncias por adoctrinamiento en los centros educativos públicos catalanes, como se ha venido evidenciando por la prensa.

Problemática en las escuelas

La madre de una alumna de una escuela pública infantil del municipio de Vall-Llobrega denunció ante la Alta Inspección del Estado -dependiente del Ministerio de Educación y de la Delegación del Gobierno-, que la maestra les explicó, según el relato de la niña, que «España roba a Cataluña y eso está muy mal». Junto a ello, fabricó urnas de papel en mitad de la clase y enseñó a todos los niños a votar «sí».

En este caso, los pequeños tenían ocho y nueve años. La madre de una niña de tres años que cursa Educación Infantil denunció que en laEscola Jacint Verdaguer, de Tàrrega (Lleida) se propuso a los niños que llevaran una camiseta con la estelada en la fiesta de fin de curso.

Otra madre de una menor de 16 años denunció que en el Instituto de Enseñanza Secundaria Can Vilumara, de Hospitalet de Llobregat (Barcelona), la profesora empezó a hablar de independencia, afirmando que «los que hablan castellano son unos maleducados y barriobajeros». Como señaló la progenitora: su hija estudiaba un Grado Medio de Formación Profesional para personas con situación de dependencia, «no para hablar de política«.

Neutralidad del Estado y Derecho a la Educación

Y en la Escuela Reina Violant de Barcelona, una madre se sumó al grupo de padres que denuncian casos de «adoctrinamiento en la escuela catalana», adjuntando el acta de la reunión del AMPA donde había subrayado en amarillo el párrafo donde se hablaba de «niños castigados por hablar castellano en el aula».

Nuestros Tribunales han tenido ocasión de pronunciarse al respecto al hilo de la exhibición de lazos amarillos y banderas esteladas o estrelladas en espacios tutelados por los poderes públicos, en el ámbito municipal principalmente.

Argumento totalmente aplicable al supuesto objeto de estudio; si bien, al desarrollarnos en el ámbito educativo, a mi juicio, los términos del conflicto sobre el uso de prendas y símbolos de naturaleza política e ideológica en las aulas se encuentran principalmente en la neutralidad del Estado, el derecho a la educación y la libertad de convicciones del discente, que en caso de menores de edad incurre en el derecho de los padres a la formación de los hijos de acuerdo a las propias convicciones.

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