Empezó siendo su Trabajo Final de Grado, un “trámite”. Acabó convirtiéndose en su gran proyecto profesional y personal. Fernando Ruiz, alumni de Comunicación Audiovisual del CEU, hoy un fotógrafo consolidado, es el artífice de “Un dólar para Berlanga”. Esta muestra histórica, amparada por la Cátedra Berlanga de esta universidad, reúne numerosos retratos -y testimonios- de profesionales, amigos y familia del genial cineasta valenciano.

Una fotografía histórica: equipo de «Patrimonio nacional» en el Palacio de Linares, donde Berlanga rodó esta emblemática cinta

En noviembre pasado, con motivo del congreso internacional que organizó la Catedra Berlanga de la CEU UCH en el Palacio de Colomina, en Valencia, para conmemorar el centenario del nacimiento del cineasta,  tuvimos la oportunidad de disfrutar de tu exposición fotográfica “Un dólar para Berlanga”. Y, hace unas semanas, volvimos a verla en Ontinyent. ¿Qué aporta esta muestra al visitante? 

“Un dólar para Berlanga” permite conocer desde un punto de vista más personal al director de cine y su relación con la familia y con sus amigos, los protagonistas de las fotografías.

La muestra nos da una idea de cómo trasladaba su vida, y sus relaciones, a su obra, porque todas las personas que hemos entrevistado -y retratado- nos han dado pistas de lo que este genio hacía en su vida cotidiana y luego reflejaba en sus películas.  

Por ejemplo, su vecino del chalet de al lado, en Somosaguas, es Fernando Finat, marqués de las almenas. Él era el que le asesoró en cuestiones de marquesado para La escopeta nacional.  

‘Las personas que hemos retratado nos han dado pistas de lo que este genio hacía en su vida cotidiana y luego reflejaba en sus películas’

Un enfoque muy interesante. ¿Qué es lo que más sorprende al público de la muestra?

Lo que más llama la atención son dos tipos de personajes. Por un lado, hay actores de los que todo el mundo quiere saber qué piensan sobre Berlanga y qué tipo de relación tenían con él, como Pepe Sacristán o Concha Velasco.  

Pero también hay otros que llaman mucho la atención porque se desconoce que estaban vinculados al cineasta y por qué motivos. Por ejemplo, Isabel Vigiola (fallecida hace unos días), la viuda de Antonio Mingote que, como su marido, era íntima amiga de Berlanga. Ella, además, había sido secretaria de Edgar Neville… O Paco Clavel, que era muy amigo de Carlos García Berlanga, el fallecido hijo del director, integrante de Alaska y Dinarama.  

Viendo esta muestra, sin duda histórica, se podría pensar que es un proyecto personal de un fotógrafo consolidado, como es tu caso. Pero, en realidad, estamos hablando… de tu Trabajo Final de Grado. ¿Correcto? 

Sí, aunque es verdad que se trata de un proyecto que sigue creciendo y que muchas de las fotografías son posteriores a aquel primer TFG.  

Luego volvemos a eso. Pero cuéntanos por qué elegiste este tema para tu proyecto universitario y cómo llegó a adquirir estas dimensiones… 

En 2013, cuando hice las prácticas que nos ofrecía el CEU, fui como fotógrafo a Hello Valencia (hoy Soul, revista con la que sigo colaborando). Allí me quedé y continué aprendiendo fotografía. Por eso, cuando en 2014 tocaba hacer el TFG, lo quise vincular a esta materia. Junto a mi tutor, Manolo Millán, pensamos en hacer retratos de las personas relacionadas con Luis García Berlanga al amparo de la cátedra homónima del CEU.  

Pero la cosa empezó a irse de madre pronto… 

Sí (risas). Me di cuenta de que estaba consiguiendo quedar, sin problemas, con los actores que habían trabajado con Berlanga, y también con su familia. Y el primer encuentro fue una sesión conjunta en el Palacio de Linares, con ocho personas que habían participado en el rodaje, allí mismo, de Patrimonio nacional… ¡Entonces vi que tenía algo histórico, que estaba reuniendo a gente, ya mayor, que había hecho posible una película emblemática mano a mano con este genio! 

En aquel momento decidí que lo más importante no era la fotografía, sino los testimonios de esas personas sobre cómo se comportaba Berlanga en los rodajes, en sus relaciones. Y precisamente eso es lo que interesa al público, y por lo que te preguntan en las exposiciones, como te comentaba antes. 

‘Un TFG no es un trámite para acabar la carrera, sino lo que la carrera te permite hacer a tus anchas para que crezcas como profesional’

De ahí viene el título de la muestra, ¿no? De la relación de Berlanga con el equipo en los rodajes.

Sí. Era una expresión cómplice que usaba con el equipo cuando los rodajes fluían.

Como decías, tú eras ‘solo’ un estudiante. ¿Cómo lograste que atendieran tus peticiones consagrados profesionales del cine, e incluso la familia cercana de semejante figura? 

La verdad es que me he dado cuenta de que, cuando dices el nombre de Luis García Berlanga, la gente está muy predispuesta a colaborar. Yo creo que no entonces ni en todo este tiempo nadie se ha negado a participar… Algunos no podían en el momento en que se lo dijimos, como Santiago Segura, pero se comprometieron para más adelante. Y otros fallecieron antes de poder organizar la sesión, como ocurrió con Chus Lampreave.

¿Motivos? Pues pueden ser varios: precisamente el hecho de que lo pidiera un estudiante para una investigación universitaria pudo pesar, o que tratara sobre una figura tan relevante y querida como Berlanga o quizá el prestigio de esta universidad y su Cátedra…O una mezcla de todas. 

Un instante de la exposición «Un dólar para Berlanga» en el Palacio de Colomina CEU

Fernando, muchos estudiantes entienden el TFG como un trámite obligatorio. Pero en tu caso se ha convertido en un proyecto clave en tu carrera… 

Sí. Este proyecto me ha hecho crecer muchísimo como fotógrafo y como comunicador. Yo mismo lo vi como una obligación cuando me puse a ello, en diciembre, hasta que me involucré. En mayo estaba crecidísimo… había estado con la viuda de Berlanga en su casa tomando café y hablando de su marido, flipaba… 

Por eso, cuando veo a estudiantes en las exposiciones, les saco del error, porque ellos creen que es un proyecto profesional de un fotógrafo, no que todo parte de un TFG. Y les animo a tomárselo en serio. Tienen que pensar que es un trabajo de investigación y que, si te identificas con él, te dará muchas satisfacciones.  

Un TFG no es un trámite para acabar la carrera, sino lo que la carrera te permite hacer a tus anchas para que crezcas como profesional que se ha formado durante cuatro años. Ese es el momento de disfrutar de tus conocimientos.  

Así que, insisto, cuando lo hagáis, os lo tenéis que creer, ir a saco y aprovecharlo. De hecho, siete años después seguimos hablando de mi TFG, aunque ya no sea mi TFG. 

Este proyecto me ha hecho crecer muchísimo como fotógrafo y como comunicador’

A eso íbamos. Porque ni Concha Velasco ni Pepe Sacristán, que ya forman parte de la muestra, estaban incluidos en aquel trabajo académico… 

Claro. Ni las primeras fotos tienen nada que ver a nivel de calidad con las últimas, por mucho que nos explicaran en la carrera cuestiones sobre fotografía. Y esa evolución se ve muy clara en la muestra. Aunque es verdad que estoy muy contento con esas primeras fotos, a pesar de su nivel, porque ya sabía lo que quería. 

Y lo sigues sabiendo ahora, ya que el retrato es tu género preferido, ¿verdad? 

Sí. En mi vida profesional, he hecho un poco de todo como fotógrafo y con varios medios, pero lo que más me gusta es el retrato, una fotografía mucho más pensada que me permite hacer lo que realmente me gusta. Y con tiempo.

Pero nos estabas contando sobre «Un dólar para Berlanga». ¿Es una muestra inacabada? 

Efectivamente. La mayoría de la gente que trabajó con Berlanga es mayor y está desapareciendo, o ha desaparecido, como Juan Diego, Saza… Por eso hay que aprovechar, y retratar y entrevistar a las personas que aún están con nosotros.

Además, también hay otros candidatos que le conocieron o trabajaron con él siendo jóvenes. Por eso la idea es que siga creciendo. De hecho, tenemos a gente ya apalabrada para sumar testimonios. 

¿Por ejemplo? 

Pues, aparte de Santiago Segura, Luisa Martín, que vino al congreso y a la muestra de la Cátedra de noviembre junto a un grupo de actores. Yo no sabía que ella había participado en un corto de Berlanga. Y sí, “El sueño de la maestra”, precisamente el último que hizo el cineasta para la televisión. Cuando me lo comentó, acordamos un encuentro en cuanto fuera posible. Pasó lo mismo con un matrimonio que acudió a aquella exposición. Habían colaborado con Berlanga en otra de sus películas, y también se mostraron interesados en participar. 

Pues estaremos atentos a esa nueva ampliación de la muestra en cuanto podáis llevarla a cabo. Ese congreso al que aludes, por cierto, fue también otro hito berlanguiano… 

Sin duda. José Sacristán fue el padrino… imagínate. Se lo propuso Begoña Siles, la directora de la Cátedra, cuando le entrevistamos y le retraté para la muestra, y dijo que sí.

Ese congreso reunió a las pocas personas que quedan, de las que participaron en el rodaje de La vaquilla… Cuando vi en la misma mesa con nuestro Rector, a Sacristán, a Guillermo Montesinos y al hijo del cineasta, José Luis García Berlanga, me di cuenta de hasta qué punto estoy colaborando con una iniciativa histórica. 

Gracias por hacerla posible y por compartir sus claves con nosotros, Fernando.

A vosotros.

El alumni es consciente de que está participando en una iniciativa histórica. En la imagen, el Rector de la CEU UCH junto a José Sacristán, José Luis G. Berlanga y Guillermo Montesinos
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