Aunque estudió Comunicación Audiovisual, su exitosa carrera internacional está estrechamente vinculada al mundo publicitario. Y es que para él lo importante es «contar una historia», más allá del formato y el producto.
Recomienda a los estudiantes trabajar duro, construir un proyecto personal -y darlo a conocer-, así como salir del entorno. Y, desde luego, emprender, al menos una vez en la vida.
David Navarro está viviendo su propio sueño americano en Nueva York. El alumni del CEU es director creativo ejecutivo de Ueno, en pleno SoHo.
Eres director creativo ejecutivo de Ueno. desde julio de 2017. Y en Nueva York. Casi nada… Cuéntanos algo sobre esta agencia.
Ueno es una agencia digital. Trabajamos para clientes como Reuters, Facebook, Uber, Airbnb, Google, Lonely Planet y muchos otros, creando productos digitales, estrategia, branding y marketing.
Es joven, 4 años recién cumplidos, con oficinas en 4 ciudades: San Francisco, la mayor de las oficinas, Nueva York, que es donde estoy yo, Los Ángeles y Reykjavik, en Islandia; y con un grupo diverso (más de 20 nacionalidades distintas) pero compacto, apenas un poco más de 50 (y creciendo imparable) entre las 4 oficinas. Muy talentoso y con enormes ganas de convertirnos en una referencia del sector interactivo y diseño.
Será todo un reto trabajar allí.
Sí. Me incorporé a la agencia hace 8 meses, con la energía y entusiasmo de liderar el trabajo creativo de la agencia y dar forma a una joven oficina y talentosa oficina con mi visión.
Estoy muy contento con este reto. Es muy gratificante vivir en un entorno muy competitivo y a la vez rico en oportunidades como es Nueva York, y hacerlo en una empresa como Ueno, cuya cultura y portfolio de clientes te obliga a dar la talla y dar lo mejor de ti mismo.
‘Una ciudad fértil como NYC multiplica tus opciones de desarrollo. Una persona talentosa en un contexto como este es inevitable que llegue a buen puerto’
Ya trabajaste antes en Nueva York, ¿no?
Sí. Siempre había soñado con vivir la ‘aventura americana’. En un sector como el digital y el diseño, los Estados Unidos de América son siempre los que marcan el paso. España y Europa son geniales, muchas cosas buenas, pero siempre consideré que si algún día surgía la oportunidad de poder cruzar el charco y poder mejorar profesionalmente no debía dudarlo ni un segundo.
Ya se me había presentado alguna oportunidad anterior de dar ese salto, pero, efectivamente, fue hace 2 años cuando se dieron las condiciones perfectas para unirme a una de las empresas de las que siempre me había declarado absoluto fan, Stink Studios (antes conocido como Stinkdigital).
¿Y cómo es trabajar en la capital del mundo?
Trabajar en Nueva York tras hacerlo en Europa es toda una experiencia. La ciudad respira acción y un dinamismo que contagia y a la vez intimida un poco. Nosotros, los europeos, tenemos una manera de afrontar la vida y el trabajo algo más moderada. Nueva York marca un ritmo muy alto y extremadamente competitivo al que hay que acostumbrarse.
En mi caso no voy a decir que fue fácil la inmersión. Stink es un sitio exigente y tuve que, en cierto modo, hacer un ejercicio de adaptación muy rápido para poder manejar una cultura diferente. Más que reto profesional fue un reto cultural.
Pero todo el esfuerzo merece la pena. Esta dinámica de la ciudad te infecta y te acelera. Es algo que siempre digo y es la diferencia principal entre Europa y España y USA, la importancia del contexto. No es tanto el talento que posees, es el contexto en el que tu talento se desarrolla. Una ciudad fértil como NYC, con cultura por todos lados, con cientos de cosas por hacer, con gente siguiendo ese ritmo, con empresas generando oportunidades, multiplica tus opciones de desarrollo. Una persona talentosa en un contexto como este es inevitable que llegue a buen puerto.
‘El profesional español está sobradamente preparado para poder competir en cualquier parte del mundo, pero ha de vencer una serie de obstáculos que son simplemente fruto de nuestros miedos’
Tu experiencia internacional comenzó en Ámsterdam, de la mano de Tribal DDB. ¿Cómo diste el salto de Valencia a los Países Bajos?
Siempre he sido y seré un enamorado de Valencia. Es mi ciudad, en la que empecé mi carrera profesional junto a Miguel Simón y Víctor Sánchez, compañeros de promoción en el CEU, en la que fue la primera agencia digital de la ciudad, Pixelinglife. Muy buenos momentos y muy buen aprendizaje en un medio que entonces, a finales de los 90 y principios de 2000, estaba por definir.
La aventura terminó en 2009, cuando decidí emprender mi camino en solitario en mi propio estudio para poder seguir aprendiendo. Pero a finales de 2010, recibí el interés de Tribal DDB en Ámsterdam donde necesitaban director de Diseño y, de manera un poco inconsciente (porque estas cosas no debes pensarlas mucho), decidí dejar el calor y todas mis costumbres para lanzarme, junto con mi compañera de vida y aventuras, Elena, a la gris y fría Ámsterdam.
Y no pudo ser mejor el cambio. A Ámsterdam le tengo que agradecer muchísimo, desde el crecimiento personal, con el hito máximo del nacimiento de mi hijo Saúl, hasta un desarrollo profesional definitivo.
¿Qué aprendiste allí?
Es donde descubrí muchas de las limitaciones que nos autoimponemos en España: que si mi inglés no es bueno, que si el mundo es más competitivo fuera, que “¿y si no me salen bien las cosas?”. Todo son miedos estúpidos. Al final estamos más que preparados. Y es algo de lo que me he dado cuenta. El profesional español, por nuestra naturaleza, está sobradamente preparado para poder competir en cualquier parte del mundo, pero se ha de vencer una serie de obstáculos que son simplemente fruto de nuestros miedos.
En Ámsterdam me di cuenta de esa importancia del contexto a la que hacía mención antes. Lo importante que es tener condiciones para poder desarrollar tu trabajo de un modo óptimo.
Tras Tribal DDB, fichaste por J. Walter Thompson, ¿qué tal la experiencia?
Sí, pero antes estuve un año como freelance trabajando para marcas y agencias hasta finales de 2013. Luego me uní a J. Walter Thompson como Head of Design / Digital Creative Director con el objetivo de inyectar una personalidad digital a un entorno de publicidad más clásica.
Fue un reto apasionante, construir un equipo con perfil tecnológico que fuera capaz de elevar el diseño y creatividad de la agencia. Un proyecto que me permitió rodearme de talento como otro antiguo alumno del CEU, Agustín Soriano, y junto con otros fichajes, conseguimos posicionar a la agencia como una referencia. El mayor logro de este proyecto llegó en 2016 con “The Next Rembrandt” que consiguió más de 80 reconocimientos en los principales festivales de creatividad incluyendo 15 leones y 2 Grand Prix en Cannes, del que estoy orgulloso de haber formado parte.
‘Es muy importante tener proyectos propios; construyen tu marca personal, tan necesaria para poder desarrollarte profesionalmente, y te nutren a base de salir constantemente de tu zona de confort’
Una curiosidad. ¿En qué país crees que se vive mejor?
De los tres países en los que he tenido la fortuna de vivir diría que Holanda. En España tenemos la calidad de vida, unas condiciones climáticas, de salud y mentalidad que son fantásticas y, si puedes desarrollarte profesionalmente, es imbatible.
Pero yo valoro muchísimo la diversidad, el abrir la mente a otras culturas y modos de ver las cosas.
Y aunque Nueva York es mágica, el equilibro de Ámsterdam, salvando su clima horrible, en cuanto a calidad profesional, la conciliación vida-trabajo, la magia, la cultura, el contexto creativo… sin duda nutre y te hace mejor persona y profesional.
‘Una de las lecciones de vida es saber darte cuenta de lo que realmente quieres ser. En mi caso, no era tanto dedicarme al cine como utilizar mi capacidad creativa al servicio de contar historias’
A lo largo de 19 años has tocado bastantes palos creativos: diseño digital, dirección de arte, ilustración,… ¿con qué te quedas?
Desde que era niño soñaba con poder emular a Steven Spielberg, y a base de pedir prestadas cámaras a mis amigos, rodé infinidad de cortos y animaciones que ahora me daría bastante vergüenza revisionar, pero me marcaron un camino claro: yo quería formarme para poder hacer películas. Y es como acabé estudiando Comunicación Audiovisual en el CEU.
Y aquí es donde aprendí una de las lecciones de vida, saber darte cuenta de lo que realmente quieres ser. En mi caso, no era tanto dedicarme al cine como utilizar mi capacidad creativa al servicio de contar historias. Esas historias pueden tener forma de película, pero también de diseño, de ilustración, de experiencia interactiva.
No es tanto el fin que persigues, sino cómo caminas disfrutando de aprender cosas nuevas.
Montar tu propio negocio de diseño interactivo nada más acabar la carrera en 1998 cuando Internet no es más que una palabra que empieza a conocerse, con conocimientos muy escasos de programación y de principios de diseño, es cuanto menos una declaración de principios.
Y es en ese entorno cuando te das cuenta que puedes hacer lo mismo que si dirigieras la última superproducción de Hollywood. Y hoy, casi 20 años después, me doy cuenta que sigo aplicando los mismos principios. Tanto si diseño una web, un producto digital, una experiencia interactiva, una ilustración, un film animado o simplemente una sesión de branding o estrategia con un cliente, para mí, es como dirigir una película, como contar una historia. Con lo que, no me quedo con una disciplina, me quedo con el proceso.
Como acabas de mencionar, montaste tu propio negocio de diseño interactivo y ahora realizas proyectos también fuera de tu rol profesional en Ueno ¿Es importante tener un proyecto propio?
Para una persona que se dedica a profesiones creativas, limitarse a tu trabajo es antinatural. Siempre hay cosas por hacer y por aprender.
Considero que es necesario tener este tipo de proyectos. Pueden servir para aprender cosas nuevas (3D, fotografía, ilustración) o simplemente para mejorar otras habilidades. En mi caso, he hecho proyectos paralelos de ilustración y diseño, y escribir, preparado clases y charlas.
‘Emprender es una de las cosas más gratificantes y sacrificadas. Y todos debemos hacerlo de algún modo’
Es muy importante tener este tipo de iniciativas, construyen tu marca personal tan necesaria para poder desarrollarte profesionalmente, como a la vez te nutren a base de salir constantemente de tu zona de confort. A la par que es gratificante ver cómo un proyecto personal, como por ejemplo mi proyecto de ilustración Flatguitars que nació como un experimento mezclando una de mis pasiones, la música y las guitarras, con algo que deseaba aprender (mejorar mi técnica con sencillas ilustraciones) fue reconocido en diferentes festivales y publicaciones. O es también gratificante vencer tus miedos y ponerte a dar una charla en inglés ante 1.500 personas.
¿Qué valor otorgas al emprendimiento?
Emprender, sea en solitario o en grupo, es una de las cosas más gratificantes y, desde luego, sacrificadas, que alguien puede hacer en su vida. Y todos debemos hacerlo de algún modo: desde un pequeño proyecto paralelo escribiendo un libro, o diseñando la equipación de un equipo de baloncesto, o montar un estudio de diseño con amigos. Lo que sea, con tal de hacerle un favor a tu yo creativo que necesita alimentarse constantemente.
Si uno mira las marcas con las que has colaborado, impresiona: ING, Spotify, Samsung, Calvin Klein, Google, Heineken, Philips, BMW, Adidas, Facebook…
Una de las cosas de las que me he dado cuenta trabajando para marcas punteras es que, en realidad, todos somos iguales. Sí, es cierto, tienen el halo de la popularidad y esa percepción que nos condiciona un poco. Pero todos tienen los mismos problemas y retos.
Al final no es tanto la marca para la que trabajas sino cómo afrontas tú el trabajo.
Cada proyecto es una oportunidad, y esa oportunidad viene del mismo modo si trabajas diseñando el futuro de la manera en la que consumimos noticias como hacemos actualmente en Ueno para Reuters o trabajamos diseñando la identidad corporativa de una pequeña startup. Al final es nuestra responsabilidad hacer de esos proyectos algo memorable.
‘De mis años del CEU saqué no tanto una formación para ser algo concreto, sino una preparación para poder aplicar lo aprendido de mil maneras distintas’
Y es algo que intento inculcar en la agencia. Es cierto que, de entrada, cuando surge la oportunidad de trabajar con una marca conocida, tu predisposición es más positiva que si no lo es. Pero es una máxima que siempre he intentado aplicar personalmente y extiendo a mi equipo: no hay proyectos aburridos, es nuestra responsabilidad identificar el reto y convertirlo en una oportunidad excitante.
Personalmente, mis clientes favoritos son los que se embarcan con la misma pasión que tú en el desarrollo de un proyecto dándote confianza para realizar algo único. Me da lo mismo la marca que ande detrás.
Hace casi 20 años que acabaste tus estudios en el CEU. ¿Qué valoras especialmente de tu universidad?
Mis años en el CEU siempre dibujarán en mí una sonrisa. Conocí a muy buena gente entre compañeros y profesores. Como comenté antes, algunos de ellos fueron compañeros de batallas de emprendedor por más de 10 años. A muchos de ellos les sigo contactando regularmente y mantengo una verdadera relación de amistad.
Estoy tremendamente orgulloso de la calidad humana de mis compañeros y profesores durante esos años. Valoro mucho las ganas de hacer cosas, infecciosa y estimulante. Y agradezco el apoyo del profesorado e institución en alimentar esa energía.
Recuerdo con mucho cariño los momentos de prácticas, cuando visualizábamos el profesional en el que acabaríamos convirtiéndonos. Disfruté muchísimo haciendo cortometrajes, aprendiendo a contar historias que, al final, apliqué de muchos modos distintos en mi carrera profesional dentro del diseño y la publicidad.
De mis años del CEU saqué no tanto una formación para ser algo concreto, sino una preparación para poder aplicar lo aprendido de mil maneras distintas. Y al final del día es cómo usas tus habilidades, nada está definido.
‘con un acceso a la tecnología que nos permite poder poner nuestro trabajo al alcance de todos, yo, si volviera a ser estudiante, intentaría volcar mis esfuerzos en proyectos personales que pudieran despertar el interés’
Seguimos en el CEU. ¿Qué consejos darías a los actuales estudiantes de Publicidad y CAV para labrarse una carrera?
En primer lugar destacaría lo obvio, que es trabajar duro, tener un sentido de la curiosidad extremo y ningún miedo a equivocarse.
No me cansaré de recomendar que, si tienen la oportunidad (y si no, que la creen) que pasen un tiempo fuera de su entorno conocido. Les dará dimensiones nuevas y les mejorará en todos los aspectos.
Y luego entender nuestro contexto. En un mundo como el que vivimos, con un acceso a la tecnología que nos permite poder poner nuestro trabajo al alcance de todos, yo, si volviera a ser estudiante, intentaría volcar mis esfuerzos en proyectos personales que pudieran despertar el interés. Si me gusta el film, vídeo arte o animación, rodar muchos experimentos y usar Vimeo para darme a conocer. Si me gusta el diseño, intentar realizar proyectos reales o personales y utilizar plataformas como Behance o Dribbble para poner mi nombre en el mapa.
El gran reto es comenzar a andar y lograr un punto de visibilidad. No soy un creyente ciego de las redes sociales, pero sí soy consciente de su potencial para dar un empujón a nuestras carreras.
¿Y prácticas?
Desde luego. Hay que estar atento a todos esos estudios y agencias que uno admira y ver cuándo abren sus contratos de prácticas. Generalmente suelen hacerlo en verano e invierno. Para entrar en ellas, hace falta un buen portafolio, con trabajos interesantes que muestren ideas y técnica. Y eso viene dado por esa curiosidad y trabajo duro que comentaba al principio.
Opciones hay infinitas, desde The Kennedys de W+K en Amsterdam, internships en Droga5 NYC, incluso internships de diseño donde trabajo, Ueno… ¿Es sencillo entrar? No, al contrario, muy difícil, pero el talento siempre se abre paso, y es ahora, en la universidad, cuando ves todavía eso lejos, cuando hay que empezar a marcar ese paso firme a una carrera exitosa.
‘Es tremendamente difícil predecir lo que va a pasar en unos años. Lo que sí veo es que la creatividad, las ideas, siempre serán las que manden’
¿Por dónde quieres enfocar tu futuro profesional? ¿Cómo te ves en diez años?
Llegado a este punto de mi carrera, sigo teniendo ganas de disfrutar de mi trabajo. Amo mi profesión y, aunque no es siempre un camino de rosas, al final del día es gratificante.
Pero pensar a 10 años vista da un poco de vértigo. No sé si me veo haciendo lo mismo que ahora, pero desde luego sí me veo desarrollando tareas creativas, sea en un proyecto propio, relacionado o no con el diseño o trabajando en un estudio o agencia.
Me veo un poco como una vieja estrella del rock, sigo teniendo cuerda para seguir dándolo todo en el escenario. Y además de eso, sinceramente, me encantaría poder compartir lo aprendido todos estos años a través de charlas y docencia, cosa que ya hago de vez en cuando, pero me gustaría poder realizar más. ¿Por qué no en el CEU? (risas).
Pero bueno, aún hay mucho que aprender, compartir y disfrutar. Ganas no faltan en absoluto.
¿Alguna idea de cómo va a ser la publicidad del futuro?
Hace 10 años comenzábamos a usar smartphones, las redes sociales empezaban a ser algo pero sin mucho ruido, se distinguía entre online y offline, no había conexiones en la nube, no se hablaba de smart things, no pensábamos en un futuro en realidad virtual, coches autónomos, supermercados sin cajeros, drones entregando paquetes, en “data” guiando nuestras decisiones…
De este modo… ¿Cómo puedo pensar en la publicidad del futuro? Es tremendamente difícil predecir lo que va a pasar en unos años. Lo que sí veo es que la creatividad, las ideas siempre serán las que manden, y el contexto decidirá qué es lo más apropiado para darlas a conocer, sea un film o sea una compleja simbiosis con tecnología.
Hoy por hoy me resulta apasionante el mundo de las realidades alternativas, desde la realidad virtual, que tendrá su espacio en el terreno de los videojuegos y experiencias, pasando por la realidad aumentada y mezclada que se integrará en nuestras vidas de forma inevitable.
Ahora me cuesta imaginar más allá sin caer en sueños utópicos (y distópicos) de ciencia ficción. Así que prefiero seguir descubriendo y explorando lo que la tecnología nos brinda.
David, muchísimas gracias.
A vosotros.