Estudiantes de Magisterio del CEU Elche protagonizan una experiencia educativa y artística en el Colegio Salesianos de Elche con un concierto diseñado para emocionar y enseñar

Cada año, en la asignatura Formación Instrumental y Vocal del Grado en Educación de la Universidad CEU Cardenal Herrera, ocurre algo especial. Lo que empieza como una actividad académica en el aula se convierte en una experiencia transformadora dentro y fuera de la universidad. Esta vez, el escenario ha sido el Colegio Salesianos de Elche, donde los estudiantes de la mención de Música, como hace dos años, ofrecieron un concierto pedagógico diseñado por ellos, para ellos… y sobre todo, para los niños.
Este proyecto, impulsado por la profesora Teresa Hernández, es ya una tradición viva que se reinventa en cada edición. No hay dos iguales, porque no hay dos grupos de estudiantes iguales. En esta ocasión, los futuros maestros no solo interpretaron música: contaron una historia, activaron la participación del público escolar y conectaron, a través del arte, con la esencia de lo que significa educar.
Cuando el aprendizaje se canta
La propuesta consistía en diseñar un concierto pedagógico: una actividad artística pensada no solo para mostrar lo aprendido, sino para enseñar a través de la música. Para lograrlo, el grupo creó una historia que diera unidad al repertorio: la de Makamba, un personaje ficticio que recorre el mundo recolectando canciones, en busca de la esencia cultural de cada lugar.
Durante el concierto, Makamba no solo apareció como narrador invisible, sino como inspiración compartida. Los estudiantes tocaron instrumentos, cantaron en grupo, propusieron dinámicas participativas y transformaron el patio de butacas en una auténtica clase de música vivencial.
Según Teresa Hernández, el objetivo no era solo preparar un espectáculo. “Queríamos despertar en nuestros alumnos el interés por la práctica instrumental y vocal, pero también darles la responsabilidad de implicar a los niños del colegio, de hacerles sentir parte del concierto”, explica.
Música, emociones y competencias para el futuro
El concierto pedagógico es, sobre todo, un espacio de aprendizaje práctico. Los estudiantes no solo ensayan o interpretan; planifican, toman decisiones, prueban y ajustan. Según Hernández: “Es una oportunidad para que trabajen competencias como la organización, la creatividad, la comunicación, la empatía o el trabajo en equipo. Es decir, todo aquello que necesitarán en su día a día como futuros docentes”.
A través del personaje de Makamba, el grupo construyó un puente entre culturas, generaciones y escenarios educativos. Porque cada canción compartida era también una forma de enseñar —y de aprender— que la música es mucho más que una asignatura: es una herramienta de vínculo humano.
Aprender desde dentro: la voz del alumnado
Uno de los estudiantes que participó en la experiencia fue Marcos José Menjivar, alumno de 3º curso. Para él, la actividad fue reveladora. “No sabía realmente qué significaba un concierto pedagógico hasta que empecé a prepararlo”, comenta. “Fue maravilloso compartir con mis compañeros todo el proceso: desde los ensayos hasta el montaje del equipo de sonido o la elección de la ropa. Y sobre todo, ver la respuesta de los niños”.
Marcos destaca lo mucho que aprendió al preparar una de las dinámicas musicales: cantar en canon. “Es una herramienta sencilla, pero muy efectiva para iniciar a los niños en el canto coral. Lo hicimos de forma lúdica, pero con mucha intención educativa”.
También pone en valor el acompañamiento docente: “Nuestra profesora confió en nosotros desde el principio. Nos dio libertad, pero también orientación. Sabemos que aún tenemos mucho por mejorar, pero también que este tipo de experiencias nos preparan para dar lo mejor en nuestras futuras aulas”.
Una educación que se siente, se vive… y se escucha
Desde su trayectoria profesional, Hernández considera que el CEU apuesta por una formación del futuro maestro centrada en la experiencia, en el compromiso con el entorno y en la educación como transformación. “Iniciativas como este concierto pedagógico permiten a los estudiantes vincular lo aprendido en clase con la realidad de los centros escolares. Pero, además, refuerzan algo fundamental: su vocación”.
Y es que para esta músico, formar parte de una actividad así no solo les enseña a enseñar. “Les recuerda por qué quieren hacerlo. Les conecta con la infancia, con sus compañeros, con el poder del arte para transmitir valores, ideas, emociones. Y eso, en una carrera como Magisterio, es tan importante como saber redactar una unidad didáctica”.