La profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón Lucía Gimeno comparte en este artículo las claves para que los mayores incrementen su calidad de vida durante esta etapa

El envejecimiento de la población mundial es una realidad, las personas viven más tiempo que antes. Es más, se espera que en 2030 una de cada seis personas tenga 60 años o más.  

Envejecer no solo conlleva la aparición de arrugas y canas, sino que, desde un punto de vista biológico, es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte.   

Con el paso de los años, los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos, lo que incrementa el riesgo de hipertensión arterial y patologías cardiovasculares. También se produce una pérdida de la masa muscular y ósea, que implica una disminución de las capacidades vitales de coordinación, estabilidad, fuerza y equilibrio. Además, durante la vejez disminuye la utilización de energía y la asimilación de nutrientes por parte del sistema digestivo. De igual forma, provoca efectos en la memoria y/o habilidades de pensamiento, que pueden llevar a olvidar nombres, palabras o a atenuar la capacidad para realizar varias tareas a la vez. 

‘Debemos incorporar la actividad física a nuestra rutina diaria: caminar, nadar u otras actividades que disfrutemos’

Lucía Gimeno Mallench. Dra. en Fisiología, profesora de los Grados de Medicina y Enfermería en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón

Así mismo, en las personas mayores los sentidos (gusto, olfato, tacto, vista y oído) cambian, y con ello disminuye la capacidad de saborear la comida, ver o escuchar y se desencadenan problemas para comunicarse, lo que incluso conlleva, en algunos casos, el aislamiento. Por no hablar del efecto más visible, el de las arrugas, provocado por los cambios que sufre la piel, que se vuelve más fina, menos elástica y más frágil.  

Estos cambios no son lineales ni uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa, aunque está claro que es un proceso insoslayable.  

Sin embargo, existe cierto margen de maniobra para incrementar la calidad de vida de las personas mayores siguiendo las pautas que enumero a continuación. 

Vegetales, claves para una dieta saludable junto a frutas, fibra o pescado

Seguir una dieta saludable. Elegir vegetales, frutas, granos enteros, comidas con mucha fibra y fuentes de proteína sin grasas, como el pescado. Limitar los alimentos ricos en grasas saturadas y sal e ingerir cantidades adecuadas de Calcio y Vitamina D.  

Incorporar la actividad física a la rutina diaria. Tratar de caminar, nadar u otras actividades que disfrutemos. La actividad física moderada y regular puede ayudarnos a mantener un peso saludable y a reducir el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca. También los ejercicios en los que se carga el peso del cuerpo, como caminar, trotar, jugar tenis, subir escaleras y entrenar con pesas, pueden ayudarnos a desarrollar huesos fuertes y a disminuir la pérdida ósea.  

Controlar el estrés. Adoptemos hábitos para reducir el estrés, como la meditación, el ejercicio o la terapia de conversación.  

Mantenerse activos mentalmente y ser sociables. Podemos leer, realizar juegos de palabras, comenzar un nuevo pasatiempo, tomar clases o aprender a tocar un instrumento. Es muy saludable pasar tiempo con familiares y amigos, asistir a eventos sociales o ser voluntario en una escuela local o en una organización sin fines de lucro. Mantenerse mentalmente activo podría ayudar a mantener nuestra memoria y habilidades de pensamiento  

Dormir lo suficiente. Descansar bien es muy importante para la curación y la reparación de nuestros sistemas. Intentemos dormir entre siete y nueve horas por noche.  

Y, por supuesto, evitemos abusar de sustancias, fumar y limitemos el consumo de bebidas alcohólicas.  

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