Alumnas de Magisterio ponen en valor la importancia de que en las universidades se forme en educación inclusiva

Algunas de las estudiantes de Magisterio que se forman en educación en la diversidad

Blanca García Martínez, Morin Bustos, Lola Ramos López, Marina Sempere Fuentes, Vanessa Aura Abad, Sheyla del Carmen Hurtado Vera y Silvia Aldomar Cazorla se encuentran en el último curso de Educación Infantil. A unos meses de adentrarse en el mercado laboral, todas coinciden en poner en valor la importancia de que en las universidades se forme desde ya en educación a la diversidad, «que una sociedad inclusiva tiene más beneficios. Pese a que todavía la educación no está abierta a todo tipo de diversidad y que aún debe seguir mejorando para conseguirlo» La apuesta es educar en la diversidad.

Durante la formación específica que han recibido sobre esta materia, además de conocer el significado del término inclusión en las aulas, han aprendido «que no todos los niños y niñas que el día de mañana tendremos en el colegio van a necesitar los mismos recursos para adquirir conocimientos. Y, por tanto, nuestro deber como maestros será conocer y facilitar los medios y herramientas necesarias para sacar el máximo potencial adaptándonos a la forma de aprender de cada uno de ellos».

Pero no sólo se puede y se debe trabajar la inclusión en el aula. También fuera de ella. «Puede afectar a gran escala a nuestro entorno, en donde depende de nosotros, como individuos, marcar la diferencia y ayudar al resto a ser un grupo, en donde todos seamos diferentes, pero a la vez respetando y valorándonos los unos a los otros».

La diversidad en el aula fomenta la inclusión educativa y social

Por ese motivo, para todas ellas, esta preparación también las pone frente a la necesidad de saber transmitir a sus futuros alumnos la importancia «de aceptar todo tipo de diversidad desde que son bien pequeños para tener un futuro donde haya esa integración». Y algo más: la normalización de la inclusión como paso para educar en la diversidad. «Viéndolo como algo positivo, e incluso enriquecedor, no sólo para el niño o niña que tenga necesidades sino para toda el aula. Así, de esta forma también interiorizarán lo que es la inclusión, ya que cada uno de ellos aprenderá con su proceso necesario».

En realidad, de lo que se trata, según estas futuras profesoras, es de «aportar a mis alumnos y alumnas seguridad y proporcionarles una educación de calidad e igualdad, y que entre ellos se respeten y se ayuden». Y es que, la diversidad en el aula fomenta la inclusión educativa y social.

«Es importante para que nuestra sociedad pueda ir avanzando y que exista respeto entre todas las personas, sin importar la condición de cada uno, y que no se paralice. Pero para que esto ocurra la atención a la diversidad se debe dar en todos los ámbitos sociales: hogares, centros educativos en todos los niveles y por supuesto, en la sociedad», recalcan.

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