Los paralímpicos valencianos, rumbo a Río

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Casinos y Ricardo Ten retoman sus carreras deportivas después de lograr el metal en Londres

Intregrantes valencianos del equipo paralímpico español que participó en Londres 2012, recibidos por el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra / Foto: GVA.
Intregrantes valencianos del equipo paralímpico español que participó en Londres 2012, recibidos por el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra / Foto: GVA.

Tres meses después de la celebración de los Juegos Paralímpicos de Londres, resuenan todavía los ecos de los aplausos y el destello de las medallas que acreditan el triunfo de los atletas valencianos. David Casinos ha logrado a lo largo de su trayectoria tres oros en la modalidad de lanzamiento de peso y otro en disco, este precisamente en la última cita. Ahora comenta en tono jocoso que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, le dice que lo ve más que a su mujer.
A la efervescencia de la cita le sucede una catarata de felicitaciones y homenajes que los deportistas compaginan con el reimpulso de sus carreras deportivas. Ricardo Ten es nadador y ostenta un récord paralímpico, además de tres medallas de oro y otra de bronce, lograda en las aguas de la piscina de la capital británica. Ha visto retrasada su vuelta a la actividad debido a una “pequeña intervención”, como comenta, que se le ha practicado en la pierna. Respecto al reconocimiento que, al igual que Casinos, ha adquirido con motivo de la cita, asegura: “La gente te empieza a ver como el deportista y no como el discapacitado”, y certifica: “Somos unos afortunados, aunque lo nuestro nos ha costado”.
Ten reconoce que se encuentra inmerso todavía en la “resaca paralímpica”, una bonita fase de relax, como él mismo describe, en la que ha de empezar a coger la forma de nuevo. Por su parte, el lanzador invidente ya lleva un mes entrenando después de sesenta días de parón. Un tiempo que, indica Casinos, le ha ayudado a “desconectar cuerpo y mente; sobre todo mente”, insiste. Estos días se dedica a atender entrevistas -“igual hoy tengo dos y mañana otras dos”, declara- algo que considera “vital” para un deportista. “Mi objetivo es generar una marca para conectar con la gente para otras causas”, expone Casinos.
Algo similar opina Ten, que mientras la recuperación le priva de las sesiones de 30.000 metros semanales de piscina (unas 6 o 7 horas diarias), quiere servir de ejemplo a la sociedad. “Es importante que la gente vea que otros logran cosas gracias al esfuerzo, estamos mal acostumbrados”, afirma el nadador, que espera subirse al podio de medallas en el próximo mundial de Canadá, a finales de agosto.
La afición de Ten por el deporte viene desde la infancia. A pesar de que los médicos le practicaron una múltiple amputación tras sufrir un accidente eléctrico -tocó un cable de alta tensión a los 8 años de edad- reconoce que siempre se sintió un niño más: “En el cole, si había que jugar al fútbol o al baloncesto, yo era el primero”.
Ten explica que a través de un artículo en prensa, a los 16 años de edad, vio la posibilidad de competir con deportistas discapacitados. “Hasta el momento desconocía por completo el mundo de la discapacidad, tenía mis amigos del barrio”, resume, y recuerda un pensamiento ingenuo: “Pensé que si competía en igualdad de condiciones, tendría buenas opciones”.
El camino hacia la gloria ha empezado de nuevo y aunque todavía quedan cuatro años, Casinos y Ten otean la próxima cita de Río de Janeiro en el horizonte, con el metal en la mirilla. Entonces tendrán 44 y 41 años respectivamente, aunque, auguran, no será un problema. Esperan disfrutar de unos hipotéticos Juegos en Madrid el año 2020.

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