La figura de san Juan de Ribera, el Patriarca que da nombre a la localidad donde la CEU UCH culmina su campus universitario, ha centrado la lección magistral en la apertura del curso, a cargo del catedrático Emilio Callado
Coincidiendo con la apertura de un curso en el que la Universidad CEU Cardenal Herrera verá culminado su campus en Alfara del Patriarca, es precisamente la figura del Patriarca San Juan de Ribera la que ha centrado la lección magistral en este acto académico. Un recorrido por su “vida, obra y afanes, cuatrocientos años después, a la luz del siglo XXI”, que ha sintetizado uno de los más destacados especialistas en su figura: el catedrático de Historia Moderna de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Emilio Callado Estela. “Pocas figuras de la Historia valentina continúan suscitando hoy día tanto interés como la de san Juan de Ribera, que llena por sí solo una de las páginas más sublimes de la España del Siglo de Oro”, ha destacado.
Animado por el rey, ensalzado por el Papa
Encargado de aplicar las directrices del Concilio de Trento en su primer pontificado en Badajoz, la designación de san Juan de Ribera como Patriarca de Antioquía y Arzobispo de Valencia en 1568, “le condujo a un compromiso aún mayor con la reforma de la Iglesia, con el respaldo del monarca Felipe II y del Papa san Pío V”. Así se inicia, en palabras de Emilio Callado, la “ímproba labor pastoral” en la sede episcopal valenciana de San Juan de Ribera. Una labor encaminada a “la transformación radical del pueblo, procurando adecuar la vida parroquial al modelo tridentino, recorriendo pastoralmente las más de 500 localidades de la diócesis cada dos años, en un hasta entonces inusitado interés por conocer en vivo los problemas y necesidades de la Iglesia local”.
Transformador del pueblo y del clero
Una transformación que también procuró entre el clero, fundamentalmente a través de la creación del colegio seminario de Corpus Christi, cuyo patronazgo ostentó el propio Felipe II. “Para el Patriarca, una mejor formación, tanto en letras como en doctrina, de los sacerdotes, era piedra angular de la reforma, ya que la renovación del clero contribuiría al fomento de la vida cristiana en la diócesis entera”, destaca Emilio Callado.
Este desvelo por el clero diocesano no le impidió ocuparse también de la reforma de las órdenes religiosas, con el apoyo de la Santa Sede y la aprobación de la corona. “Hasta ochenta y tres monasterios y conventos debieron su fundación al Patriarca durante su episcopado en Valencia”, señala el catedrático de Historia Moderna de la CEU UCH.
Siendo, por tanto, un obispo de la Contrarreforma, tal y como destaca Callado, “no era en el terreno de la espiritualidad, a la luz del siglo XXI, lo que se dice un conservador, como muestran los vínculos estrechos que le unieron a figuras de la talla de Juan de Ávila, Pedro de Alcántara, Teresa de Jesús, Francisco de Borja o Luis Bertrán”.
Virreinato y cuestión morisca
Al igual que había hecho durante el reinado de Felipe II, san Juan de Ribera serviría con absoluta entrega a su hijo Felipe III, quien le confió la lugartenencia y capitanía general del reino de Valencia. Un breve virreinato de catorce meses, a lo largo de los cuales el arzobispo uniría en su persona la dignidad episcopal y la más alta magistratura civil valenciana: “La actualización de la administración de justicia para mejorar su eficacia y las medidas adoptadas contra los reductos del bandidaje marcaron su virreinato”.
Aunque sin duda, el “eterno sambenito” de contársele entre los responsables de uno los episodios más negros de nuestra historia, la expulsión de la población morisca, marcó su figura. Según destaca Callado, “hoy sabemos que la decisión de la expulsión se tomó a sus espaldas, en el seno del Consejo de Estado, sin consultarse con las autoridades locales. De nada sirvió al prelado no compartir el parecer del soberano. Tuvo que hacer de tripas corazón, callar y proporcionar cobertura ideológica al extrañamiento, legitimándolo públicamente”.
El Patriarca de Alfara, un santo en la historia
Posiblemente la polémica política que había envuelto su pontificado retrasó hasta tres siglos y medio la canonización de Juan de Ribera, “uno de los más fieles servidores de la Iglesia y la Monarquía en el reino de Valencia, a cuyo provecho había consagrado su vida entera. El reconocimiento a tanto desvelo se vería finalmente premiado con la gloria de los altares”.
Su beatificación fue reconocida solemnemente por Pío VI en 1796, pero las diligencias para su canonización no se reactivaron hasta finales del siglo XIX. “El estallido de la Guerra Civil española ralentizó de nuevo los trámites, retomados con vigor una vez finalizado el conflicto, para concluir con éxito en 1960, fecha en la que Juan XXIII otorgó al Patriarca el rótulo de santo con el que pasaría a la posteridad”, ha destacado el profesor Callado, durante la lectura de su lección magistral en la apertura del curso en la CEU UCH.
Sobre Emilio Callado
El catedrático de Historia Moderna de la CEU UCH, Emilio Callado Estela, es director del Departamento de Ciencias Políticas, Ética y Sociología de esta Universidad y director en Valencia del Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala. Como investigador principal del grupo “Iglesia y sociedad en la Valencia moderna”, Callado dirige el proyecto de Investigación “La Catedral Barroca. Iglesia, sociedad y cultura en la Valencia del siglo XVII”, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
Coordinador de la colección “Valencianos en la Historia de la Iglesia”, ha dirigido también otras obras colectivas dedicadas a destacadas figuras de la historia de la Iglesia, como San Vicente Ferrer, Santa Teresa de Jesús, el propio patriarca San Juan de Ribera y las figuras eclesiásticas más relevantes del siglo XVII de la Catedral de Valencia, en la serie “La Catedral ilustrada”. En la seo valenciana dirige, junto al archivero Vicente Pons, el Aula Pérez Bayer para el estudio y divulgación del patrimonio documental catedralicio.