• Tres profesores de Magisterio de la Universidad CEU Cardenal de Castellón han participado en la obra colectiva “Inteligencia y tecnología: retos y propuestas educativas”, de la editorial EUNSA
  • En su artículo, analizan las razones del éxito de las teorías no científicas, en especial en el ámbito sanitario, y reclaman que se combatan a través de la educación de la inteligencia ejecutiva

Castellón, a 26-11-2020.- Las pseudociencias gozan de buena salud en el siglo XXI, tal y como está poniendo de manifiesto la alta difusión de sus contenidos en la actual crisis sanitaria. ¿Cuál es el motivo? Y, sobre todo, ¿cómo atajar este fenómeno? Los profesores de Magisterio de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón Juan Manuel Monfort, Francisco Pardo y Jaime Vilarroig han respondido a estas dos cuestiones en el libro “Inteligencia y tecnología: retos y propuestas educativas”, de la editorial EUNSA.

En su artículo, “Inteligencia ejecutiva, pseudociencia y alfabetización científica”, los tres profesores del CEU alertan de los riesgos de la proliferación de las pseudociencias, especialmente en el ámbito donde más abundan, el de la salud, “pues pueden convertirse en ideologías que sustentan pseudoterapias, y el daño puede ser considerable”.

‘La capacidad de distinguir una ciencia de una pseudociencia es una de las aplicaciones prácticas más notables de la educación intelectual del alumnado’

La educación sería, para los autores, la clave para luchar contra este fenómeno. Un reto educativo que debería enfocarse no solo en la inteligencia teórica de los estudiantes, sino también en la práctica: “No basta con adquirir conocimientos, debemos ser capaces de tomar buenas decisiones a partir de ellos, es decir, mejorar nuestra inteligencia ejecutiva. Precisamente, la capacidad de distinguir una ciencia de una pseudociencia es una de las aplicaciones prácticas más notables de la educación intelectual del alumnado”, afirman.

El ‘ropaje científico’, clave del éxito

Otra de las claves para atajar las pseudociencias pasaría, según los expertos, por entender las razones de su auge. Contra lo que pudiera parecer, “la pseudociencia es un fenómeno propio de las sociedades avanzadas. Es en estas donde la ciencia goza de alta estima, y el ‘ropaje científico’ es el medio más sencillo para hacer pasar una idea como buena o aceptable”, afirman los investigadores. Así, “el factor principal que explicaría el éxito de la pseudociencia es el recurso a la propia ciencia como fuente de autoridad”, añaden.

‘La pseudociencia es un fenómeno propio de las sociedades avanzadas. Y el ropaje científico es el medio más sencillo para hacer pasar una idea como buena o aceptable’

Según los autores del artículo, el resto de factores que sustentarían el éxito de estas teorías y terapias no científicas serían su irrefutabilidad, la simplicidad de las explicaciones, el orgullo de la exclusividad, el victimismo, el efecto placebo, el trato personal y las generalizaciones precipitadas.

Alfabetización científica 

Junto a la educación de la inteligencia ejecutiva, la alfabetización científica en el aula es, en opinión de los profesores del CEU, “la mejor prevención del aumento de las pseudociencias”.

Y es que, aseguran, “la dificultad a la hora de discernir entre el conocimiento científico y pseudocientífico surge por la insuficiencia de una educación científica y un pensamiento crítico. Es decir, de la insuficiencia de un conocimiento científico cotidiano y habitual”.

Una educación científica que es necesaria, en opinión de los expertos, “para ayudar a los ciudadanos a construir los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes científico-tecnológicos válidos para su contexto y la realidad circundante”.

Más investigación: resiliencia y pandemia

Además, los pofesores Monfort y Vilarroig han pubicado sendos artículos de investigación en el libro «Resiliencia y pandemia» de la misma editorial.
«Parece propio de la condición humana vivir en medio de desgracias sin cuento. La filosofía ha abordado el problema de modo teórico, intentando justificar que a pesar del sufrimiento vivimos en el mejor de los mundos posibles (Leibniz). Pero no todos lo ven así (Voltaire). Sin embargo, además de las respuestas teóricas, el ser humano busca orientaciones prácticas en estas situaciones. Ahí es donde podemos volver la vista un poco más atrás y encontrar ejemplos de paciencia y resiliencia como el que nos cuenta la Sagrada Escritura a propósito de Job», asegura Vilarroig.
El artículo de Juan Manuel Monfort, por su parte, aboga por educar en una competencia espiritual o existencial a los alumnos. El autor se basa en varios informes de la UNESCO y de diversos autores que lo vienen proponiendo desde hace algún tiempo. «Una propuesta, señala, que en tiempos de pandemia se ha revelado especialmente importante».
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