Reflexiones en torno a los orígenes de la Universidad” es el título de la conferencia que el catedrático de Historia Medieval de la Universidad CEU San Pablo, Alejandro Rodríguez de la Peña, ofreció en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia. En su intervención, defendió un modelo universitario donde “prevalezcan las personas y los vínculos personales” por encima de los espacios, planes educativos y programas pedagógicos.

A lo largo de su conferencia, el catedrático contrapuso la educación superior en la Edad Media con la actual. En este sentido, afirmó que el progreso “no va siempre en la dirección que nos dicen”.

Según el profesor, toda Universidad está compuesta por piedras (espacios) y almas (personas). En la Edad Media las piedras no eran lo importante, eran los profesores y estudiantes lo que “determinaba la Universidad”. “La Universidad inicial eran corporaciones, asociaciones entre profesores y alumnos, y el lugar en el que se reunían. Y de la misma manera que la sede pontificia era donde estaba el Papa, “Ubi Petrus, ibi Ecclesia”, con la Universidad ocurría algo parecido”, señaló.

“Frente a la universidad contemporánea identificada con el espacio físico del campus, nuestra Universidad actual como espacio del saber (aularios y laboratorios) autorizado o creado por el omnipotente Estado-Nación, la Universidad medieval se construye de forma no espacial, como una corporación de almas en torno a dos ejes, uno horizontal, las relaciones corporativas, y otro vertical, legitimación eclesiástica”, agregó.

 “En mi opinión esa es una de las grandes diferencias con las universidades actuales, que se conciben como espacios que prevalecen sobre las personas”, indicó el catedrático, que añadió: “Los espacios son determinantes, pero solo si sirven a las personas”.

El autor de obras de referencia como “La Europa de Dante”, “Iniquidad”, “Compasión: una historia” y los “Reyes sabios”, entre otras, remarcó que entonces “Lo determinante era la comunidad de profesores, los alumnos y el studium generalis con con licentia ubique docendi, válido para toda la cristiandad”.

Rodríguez de la Peña incidió en esa universalidad para mostrar que entonces la Universidad “carecía de fronteras”. “Los alumnos y profesores se movían por Europa. No es un invento moderno. Era normal que residieran en varios países”, indicó el catedrático en clara referencia al modelo educativo del Plan de Bolonia que, en su opinión, “recupera esa tradición medieval, origen de la tradición universitaria”.

Asimismo, el profesor del CEU San Pablo retomó el concepto de “progreso” para indicar cómo la Universidad del Renacimiento supuso un retroceso en algunos aspectos. “Los primeros colegios universitarios eran edificios dedicados a la caridad, para alojar e instruir a los que no tenían posibles. Se regían por una disciplina monástica dedicada al estudio. A las mujeres se les permitía acudir a la Universidad, aunque no podían obtener título”. Todo eso terminó en la Edad Moderna, “cuando se les prohíbe la asistencia y los pobres son expulsados de los colegios para que nobles y ricos puedan hacerse con sus bibliotecas, recurso escaso”, señaló.

Otra de las diferencias entre aquella universidad y la actual era la posición del profesor: “La corporación universitaria es ante todo una corporación eclesiástica que giraba en torno a sus profesores. Las cátedras se representaban como tronos de sabiduría. Con el doctorado se entraba en la jurisdicción eclesiástica”.

“Existía un respeto reverencial por los profesores universitarios, al igual que ocurría con los clérigos”

La Revolución Francesa dio un giro radical a la tradición universitaria europea. “La Convención Nacional revolucionaria francesa suprimió las 22 universidades por ser de origen medieval y eclesiástica. En su lugar se erigen cuatro escuelas centrales, además del sistema de Liceos. En 1806 Napoleón funda la Universidad Imperial de París, primera universidad estatista que será modelo de muchas universidades públicas europeas del siglo XIX”, explicó.

Rodríguez de la Peña terminó su intervención con una alabanza a las universidades como Cambridge, en las que ha trabajado varios años como investigador, y Oxford y Harvard, que conoce por visitas y participaciones en congresos. El catedrático es de la opinión que su éxito y prestigio se deben a que no rompieron con el origen y tradición universitaria medieval como sí hicieron las universidades francesas o españolas.

La conferencia “Reflexiones en torno a los orígenes de la Universidad” del catedrático Rodríguez de la Peña se enmarca en el II ciclo Dies Academicus “Pensar la Universidad hoy”, organizado por el rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Higinio Marín Pedreño. Este II ciclo de conferencias se inauguró este curso con la intervención del Nuncio apostólico en España.

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